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Jobs, el libertario

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No en vano, era un admirador de Ayn Rand. Uno de sus discursos más famosos recuerda mucho al magnífico alegato final de Howard Roark en El Manantial, novela de esta brillante autora.

Y es que Jobs era un ferviente defensor de la creatividad humana, la esencia misma de la economía de mercado. "La creatividad es simplemente conectar cosas", básicamente, experiencias vitales. "La innovación no tiene nada que ver con la cantidad dólares que inviertas en I+D […] Se trata de personas". Como es lógico, también era un amante del individuo y crítico del colectivismo. "Soy optimista en el sentido de que creo que los humanos son nobles y honorables, y algunos de ellos son muy inteligentes. Tengo una visión muy optimista de los individuos. Como individuos, las personas son intrínsecamente buenas. Tengo una visión algo más pesimista de la gente en grupos".

Fundador de Apple y padre de la nueva era informática y digital, el gran éxito de Jobs radica en haber facilitado y mejorado la vida a cientos de millones de personas, una tarea que el mercado le ha sabido reconocer y compensar a través de la histórica revalorización bursátil de su compañía.

Sus palabras lo dicen todo. Así pues, que hable el maestro…

Jobs fue adoptado. Su familia de adopción se comprometió con su madre biológica a enviarle a la universidad cuando se hiciera mayor. Sin embargo, Jobs abandonó a los pocos meses de matricularse, ya que no sentía pasión por lo que estudiaba y pensó que no compensaba el coste económico que le estaba suponiendo a sus padres. "No sabía que iba a ser de mí, pero confié en que las cosas saldrían bien. Fue una de las mejores decisiones de mi vida […] Al no estar matriculado no tenía clases obligatorias. Dejé de ir a las clases que no me interesaban y empecé a ir las que me interesaban".

Pero su travesía estudiantil no fue sencilla. Dormía en el suelo de las habitaciones de sus amigos y recogía "botellas de Coca-Cola por 5 céntimos el envase para poder comer". Aún así, se dejó guiar por su innata curiosidad e intuición. Entre las distintas asignaturas que escogió se decantó por la caligrafía. Y aunque pensaba que difícilmente tendría una utilidad práctica para su vida, 10 años después aplicó ese conocimiento en el diseño de su famoso Mac, el primer ordenador que incluía una "bella tipografía", copiada posteriormente por su principal competidor, Microsoft.

"Tuve suerte. Pronto supe qué era lo que más deseaba hacer en mi vida". A la edad de 20 años creó Apple en un garaje. Una década después, la compañía contaba ya con 4.000 empleados y un valor estimado de 2.000 millones de dólares.

Pero, una vez más, la vida le guardaba una ingrata sorpresa. A los 30 años fue despedido de Apple, de su propia empresa, debido a las diferencias de criterio que mantenía con su Junta Directiva. "Fue devastador, pero aún amaba lo que hacía, así que decidí empezar de nuevo […] Fue lo mejor que me podía haber ocurrido. Me liberó para entrar en uno de los periodos mas creativos de mi vida". Efectivamente, en los años posteriores a su despido creó la empresa NeXT y luego Pixar, uno de los estudios de animación más exitosos del mundo… Y cosas que pasan. Apple compró NeXT y Jobs volvió a Apple. La tecnología que desarrolló durante ese periplo se convirtió en el nuevo corazón del gigante informático estadounidense.

"A veces la vida te da con un ladrillo en la cabeza. No perdáis la fe. La única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os conforméis".

Jobs lo tenía muy claro. "Vive cada día como si fuera el último. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder". Y sentenciaba: "Ser el hombre más rico del cementerio no me importa. Irse a la cama por la noche diciendo que hemos hecho algo maravilloso. Eso es lo que me importa". Jobs puede estar satisfecho. Ha muerto un empresario que pasará a la historia de la humanidad. Descanse en paz.

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