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Ben «Helicóptero» Bernanke hace de las suyas

Publicado en Libertad Digital

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En 1969 se publicó un libro de Milton Friedman llamado The Optimum Quantity of Money donde el autor describe mediante un ejemplo cómo escapar a la deflación y a las trampas de liquidez. La suposición de Friedman consiste en tirar dinero desde un helicóptero para dar liquidez inmediata a individuos y empresas. El actual presidente de la FED quedó maravillado con esta suposición afirmando que "el Gobierno tiene una fantástica tecnología llamada imprenta que le permite crear tantos dólares como quiera sin coste alguno. (…) Actuando así, el Gobierno puede reducir el valor de la moneda en términos de bienes y servicios (…) creando mayor gasto, y por lo tanto, inflación positiva."

En el discurso, Bernanke menciona su admiración por el helicóptero de Friedman y a la vista queda cómo lo interpreta él: inyecciones de liquidez y bajadas de tipos, tanto en los fondos federales como en el de descuento. Este último por partida doble, ya que la primera bajada fue en agosto. Estas medidas sólo significan una cosa: más inestabilidad futura, o como diría Bernanke, más "inflación positiva". La misión de las inyecciones de liquidez, o entradas de dinero al sistema, era paliar la crisis, algo que no han conseguido. ¿La bajada de tipos servirá de algo? Pues tampoco, salvo para empeorar la situación.

La manipulación de los tipos de interés no tiene un efecto inmediato en la economía. Las consecuencias de su modificación suelen tardar en aparecer, según el escenario, más de medio año, ya que la alteración de los parámetros ahorro y gasto significa una reestructuración desigual de la estructura productiva, y esto lleva tiempo. ¿Se da cuenta ahora de la barbaridad que han hecho Bernanke & Co.? La FED ha usado una herramienta a largo plazo para poner coto a un problema en el corto plazo. Esto significa que la FED no ha hecho más que echar más leña al fuego, creando una ficción de bienestar que repercutirá negativamente en el futuro con más inflación y una economía que crecerá sin fundamentos en términos de producción real. Corremos el riesgo todos, no sólo Estados Unidos, de enfrentarnos a una crisis mayor de aquí a un año o dos.

Esta situación no es nueva. Viene repitiéndose recurrentemente desde hace décadas y a medida que avanzamos en el tiempo observamos como los ciclos cada vez son más volátiles y las crisis más cercanas entre ellas. Ideas de bombero como tirar dinero de un helicóptero, darle a la imprenta, inyectar dinero al sistema o bajar tipos por presiones políticas y mediáticas no harán que funcione mejor la economía, porque la inflación crediticia no es su motor, sino su cáncer. No se puede buscar el crecimiento continuo, entre otras razones porque es imposible; la economía se ha de adaptar a las preferencias de los actores que la componen. El sistema actual funciona al revés, con funcionarios dictándoles a qué ritmo han de bailar la música. El medio se ha confundido con el fin.

Uno de los primeros pasos para acabar con esta situación que parece no tener solución es aceptar que el sistema monetario fiduciario en el que nos encontramos –creación de dinero sin respaldo de ningún tipo– es un error teórico y práctico que tiende a ser más inestable a medida que pasa el tiempo.

Tal vez sea el momento de pensar alternativas rupturistas y que tengan un auténtico sentido económico, esto es, dinero respaldado con activos reales, ya sea un patrón oro, plata o de otro tipo, que nos prevenga de los males de un papel-dinero inflacionista sin más respaldo que las vanas promesas de un burócrata.

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