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Incertidumbre de régimen en España

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El mero hecho de no poder formar gobierno no es necesariamente una tragedia. Bélgica, por ejemplo, estuvo año y medio con un gobierno en funciones.

Las recientes elecciones generales en España han supuesto la definitiva materialización del gran cambio político que desde hace años se venía fraguando: el fin del bipartidismo y la transición hacia un escenario político mucho más fragmentado. A partir de ahora ya no basta con ganarse el voto de los ciudadanos para gobernar, sino que además se vuelve fundamental el tacticismo y navajeo político en la negociación posterior.

El resultado de las urnas arroja una aritmética parlamentaria endiablada. Todos los potenciales pactos de gobierno requieren que al menos uno de los partidos ceda en sus pretensiones o vaya contra sus teóricos intereses particulares. Y, como decía Juan Ramón Rallo, nadie parece dispuesto a tener altura de miras. Siempre es bueno recordar que la prioridad de los políticos no es otra cosa que el poder a cualquier precio.

España se encuentra actualmente sumida en una gran incertidumbre política. Aún con los resultados electorales en la mano, se ha vuelto muy difícil predecir quién va a ser el próximo inquilino de la Moncloa. Ante la imposibilidad de formar gobierno, parece que la opción más probable es la repetición de las elecciones. Esta opción suele plantearse como solución al bloqueo actual. Pero, ¿y si, como sería de esperar, el resultado vuelve a ser un parlamento ingobernable? Ese potencial escenario, ese día de la marmota electoral, se traduciría en una incertidumbre política aún mayor.

Sin embargo, el mero hecho de no poder formar gobierno no es necesariamente una tragedia. Bélgica, por ejemplo, estuvo año y medio con un gobierno en funciones, y fue un periodo con unos resultados económicos envidiables. Entre 2010 y 2011 el país creció y el desempleo y el déficit se redujeron sustancialmente. En cuanto los belgas lograron formar gobierno la economía se estancó y el paro volvió a aumentar. Ya lo advirtió el filósofo Antonio Escohotado: el mundo progresa cuando los políticos duermen.

Pero España se enfrenta a otro tipo de incertidumbre que sí puede resultar demoledora para la economía: la incertidumbre de régimen. El economista e historiador Robert Higgs, galardonado con el premio Juan de Mariana 2015, acuñó el término incertidumbre de régimen para referirse a “la falta generalizada de confianza entre los inversores en su capacidad para prever el grado en que acciones futuras del gobierno pueden alterar sus derechos de propiedad privada”.

Una de las grandes aportaciones de Higgs fue explicar cómo la incertidumbre de régimen en EE.UU. provocó una insuficiencia de inversión privada que prolongó la Gran Depresión: “la insuficiencia de inversión privada entre 1935 y 1940 reflejó una incertidumbre generalizada entre los inversores sobre la seguridad de los derechos de propiedad sobre su capital y sus retornos esperados”. Y es que una de las consecuencias de la incertidumbre de régimen es la caída de la inversión privada, puesto que “dados tales temores, muchos inversores consideran los nuevos proyectos de inversión demasiado arriesgados para justificar sus costes actuales”.

El actual problema de España no es que los partidos no sean capaces de formar un gobierno, sino la deriva populista y el profundo deterioro institucional provocado por la clase política. Partidos con opciones de formar gobiernos barajan, entre otras medidas, impuestos confiscatorios, expropiaciones de empresas, cambios regulatorios con efectos retroactivos e, incluso, reformas constitucionales para blindar aumentos del poder político. Las cifras ya revelan una apreciable caída en la inversión extranjera en España. Hoy por hoy, es lógico que un inversor o un empresario muestre serias dudas sobre la viabilidad de sus proyectos de inversión a largo plazo en nuestro país y opte por retrasar sus planes. Esto no quiere decir que la seguridad jurídica vaya a desaparecer o que los derechos de propiedad se vayan a dejar de respetar por completo. Pero sí se percibe un aumento apreciable de la desconfianza sobre la estabilidad del marco jurídico y económico a largo plazo. Pura incertidumbre de régimen.

1 Comentario

  1. La incertidumbre sobre cuáles
    La incertidumbre sobre cuáles serán las decisiones equivocadas y empobrecedoras que tomará el próximo gobierno en las cuestiones de impuestos, gasto y soberanía, es total. La incertidumbre acerca de que se tomarán, es ninguna.


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