Cada vez que a alguien se le ocurre siquiera mencionar la necesidad de flexibilizar el mercado laboral español, le caen palos de todos lados, a izquierda y derecha. Y eso
El caso es que la mandamás ha puesto el dedo en una llaga bien dolorosa para los de mi gremio, el informático: el escaso porcentaje de féminas entre nuestras filas.