Lo hizo, en lo que muchos defensores de los derechos humanos consideraron una bofetada en la cara de todos los tibetanos y el resto de víctimas de cualquier dictadura, para
Los chiquillos (financieramente) malcriados que no han tenido empacho en delegar sus libertades y su prosperidad al Estado niñera se dan de bruces con la realidad. Qué plácidamente se vivía