La crisis vivida en la central nuclear de Fukushima tras el catastrófico maremoto del pasado 11 de marzo ha puesto de manifiesto la profunda brecha que separa a partidarios y
Esto es especialmente evidente en el espectro radioeléctrico, en el que todos los Gobiernos han ejercido una nacionalización de hecho y no permiten que nadie haga uso de frecuencias disponibles