A estas alturas de la película ya es notorio el lamentable suceso del asalto al supermercado de Mercadona protagonizado por un grupo de unos 30 miembros del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), liderado por el ya célebre Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y parlamentario de la Junta de Andalucía.
El acontecimiento ha tenido una repercusión absoluta tanto en la sociedad como en los medios españoles. Lo cual ha servido para mostrarnos las numerosas justificaciones del robo perpetrado por los secuaces de este aprendiz de bandolero, así como la espeluznante cantidad de personas que apoyan las acciones de este personaje. Así nos va…
El robo es un hecho que ha repugnado a todos los seres humanos de todas las civilizaciones y de todos los tiempos. Todo el mundo sabe y tiene claro lo que es un robo. Tanto es así que estos sindicalistas delincuentes han tenido que ser de lo más creativos para intentar convencernos de que no ha sido así. Evidentemente sin éxito, al menos en mi caso. Me propongo comentar alguna de estas justificaciones.
"Esto no es un robo, es una expropiación forzosa"
Muy bien, empecemos por definir robo: sustracción de bienes de una persona sin el consentimiento de ésta. Es un concepto sencillito, una definición muy fácil de entender, incluso para un sindicalista. Sigamos con un razonamiento trivial: ¿De quién eran los alimentos? De Mercadona. ¿Quería Mercadona que estas personas se llevasen sus bienes sin pagarlos? De ninguna manera. Ergo, es un robo claro y fragrante. Fácil, ¿verdad?
Es tan bochornosamente evidente, que ha sido necesario revestirlo lingüísticamente para ver si de esta manera acaba pareciendo algo que no es. Lo han llamado "expropiación forzosa". Bonito eufemismo.
Veamos. Expropiación es el término que utiliza el Estado cuando roba….por el bien común. Es decir, expropiar también es robar… aunque legalmente, eso sí. Lo que han intentado los del SAT es darle una justificación social y legal a su robo.
Hay, sin embargo, una gran diferencia: una expropiación se lleva a cabo por la Administración, que al menos ha sido elegida democrática y mayoritariamente. Por definición, un sindicalista bandolero no puede expropiar nada. Ni es representante de nadie ni ha sido elegido por nadie para llevar a cabo estas funciones. No puede tomarse la justicia por su cuenta, cual asaltador de caminos.
Y es que un robo es un robo, y no puede ser otra cosa por mucho que se intente estrangular el lenguaje.
"no es un asalto porque no iban encapuchados"
En fin, lo que hay que oír. ¿Desde cuándo hay que ir encapuchado para efectuar un robo o un asalto? ¿Acaso la sustracción de bienes sin capucha no se considera un robo? Creo que estos señores han visto muchas películas norteamericanas de terroristas y atracadores de bancos del siglo pasado.
De hecho, en la actualidad la mayoría de robos se efectúan a cara descubierta, porque los delincuentes intentan que la víctima no esté presente (o que no se dé cuenta) para evitar episodios de violencia.
Uno tiene la tentación de preguntarle a los lumbreras del SAT: ¿Los carteristas roban? ¿Los saqueadores de casas de veraneo roban?
Lo que está meridianamente claro es que estos sindicalistas llevaron un asalto en toda regla: acometieron repentinamente por sorpresa y con premeditación un supermercado con la intención de robar bienes. Y además con violencia.
"no es delito porque lo hacemos para llevar comida al pueblo".
Toma ya. Son los elegidos, poco menos. La verdad es que los elegidos cada vez tienen menos nivel intelectual… Fuera bromas, esta justificación es verdaderamente bochornosa si se asegura respetar la democracia y el Estado de Derecho.
Afortunadamente, no hay ninguna necesidad social de que estos señores roben y cometan delitos para llevar comida a nadie. No cabe esgrimir la figura del hurto famélico para vulnerar un derecho ajeno. La sociedad tiene suficientes mecanismos públicos y privados para abastecer de comida a quienes realmente lo necesitan. Mecanismos muchos más eficaces, pacíficos y de infinitamente mayor alcance que los de un bandolero cualquiera acompañado de secuaces que rozan el analfabetismo más profundo.
Sin ir más lejos, las grandes superficies como Mercadona donan una cantidad enorme de comida a los bancos de alimentos y a numerosas ONGs. Y lo hacen de forma regular y sin presumir vulgar y chabacanamente de ello. Afortunadamente el Banco de Alimentos de Andalucía rechazó el botín de estos aprendices de piratas, explicando que solamente acepta donaciones legales. Es lo correcto en un país serio, democrático y civilizado.
Y es que, desde el punto de visto utilitarista (o social si se prefiere) ninguna sociedad puede sobrevivir o prosperar si cada uno de sus integrantes puede tomarse la justicia por su cuenta.
Si la ley no rige a todos por igual, si no existe el llamado Imperio de la Ley, entonces el progreso económico y social es imposible. Esto es debido a la incertidumbre social que generaría la consecuente inseguridad jurídica. Efectivamente, si todos pudiéramos sacar las cosas de los negocios "de manera simbólica" y quedar impunes, sería difícil ver un negocio abierto.
Lo sorprendente es que a este bandolero tempranillo, (que parece que en cualquier momento vaya a arrancarse a bailar el Chiquilicuatre) se le llena la boca de democracia y justicia cada vez que la abre, pero en la práctica no las respeta en absoluto. Algo que tampoco debiera extrañarnos si somos conscientes de la ideología que profesa: el comunismo.
Dicho lo anterior, hay que dejar claro desde una perspectiva iusnaturalista, que nada puede justificar la violación/abolición/robo de la vida y las propiedades de los individuos. NADA. La propiedad privada es (o debiera ser) un derecho inalienable. Es el principal derecho humano a partir de cual pueden emanar otros. Sencillamente, o existe la propiedad privada o existe la barbarie.
"Mercadona también roba y tiene mucho dinero"
La vieja cantinela comunista de que quien tiene dinero es porque se lo quita al pobre. La falacia de que la economía es un juego de suma cero, es decir, la riqueza no se puede crear, está dada, y esto hace que la ganancia de un jugador sea necesariamente la pérdida de otro jugador.
Pero, queridos sindicalistas, la economía no es el póker. En una economía capitalista se aprovechan mejor los recursos para producir más y mejor. Estos incrementos de productividad constantes hacen que el pastel se va haciendo más grande. Al contrario de lo que sucede en una economía intervenida/comunista, en donde lo constante es la destrucción de riqueza, y el pastel es cada vez más pequeño.
Para sorpresa de nuestros bandoleros, hay personas y empresas que crean valor en la sociedad. Una de las que más valor y riqueza crean es precisamente Mercadona, aportando entre otras cosas, productos con una calidad-precio prácticamente insuperable (por el momento, claro está, porque el mercado es dinámico).
Nadie obliga a los consumidores a comprar en Mercadona. Si lo hacen, es porque esta empresa pone a su disposición productos y servicios que realmente satisfacen sus necesidades. Los beneficios que las empresas obtienen a final de año son proporcionales a las necesidades que consiguen cubrir en la sociedad. En el caso de Mercadona sus beneficios son merecidamente altísimos. Consiguen hacer llegar a los ciudadanos comida cada vez más barata y de más calidad. ¡Eso sí que es llevar comida al pueblo!
En este sentido, no hay nada más democrático que los beneficios de empresas como Mercadona o Zara (o Microsoft o Apple).
¿Aceptarían nuestros sindicalistas renunciar a todas sus subvenciones y pasar a financiarse mediante las cuotas de sus afiliados y donaciones privadas? De esta manera observaríamos el apoyo REAL que tienen… Supongo que el mero hecho de plantear esta cuestión me convierte en un facha-cerdo-capitalista-explotador ante sus ojos…
"los banqueros y los políticos también roban, y más que nosotros"
Una justificación de verdaderos caraduras totalitarios. ¿Que haya delincuentes justifica que yo también robe y delinca? Desde luego, que gran profundidad de pensamiento social que nos obsequian estos sindicalistas.
Creo que no soy sospechoso de no denunciar el trato desigual y de favor que recibe la banca. En otra ocasión he defendido que los bancos no deberían ser rescatados ni recibir ninguna ayuda estatal. Pero eso no justifica que yo asalte sucursales bancarias con unos cuantos amiguetes y robe todo el dinero disponible para dárselo a los afectados por las preferentes. O que asalte el Banco Central Europeo para destruir todas las imprentas que tienen para crear nuevo dinero de curso legal.
Personalmente me indigna que en muchos lugares de África no haya suficientes escuelas para los niños por falta de medios económicos y materiales. ¿Debo entonces irrumpir en oficinas de CCOO, de UGT o del SAT y empezar a robar ordenadores, mesas y sillas para llevárselas a los niños de África para que puedan disponer de ese inmobiliario en sus colegios?
Seguro que no. Sería una burda justificación de un delito. De igual manera, saquear un supermercado para "llevarlo al pueblo" no es más que tratar de encubrir delincuencia con la demagogia más barata, analfabeta y rancia.
"es un acto de desobediencia civil"
Otra floritura lingüística para justificar el robo. Muy utilizada, por cierto. Aunque creo que no saben qué significa el término.
Desobediencia civil es el acto de no cumplir una norma (jurídica) que se tiene la obligación de cumplir. ¿A qué ley o norma se están oponiendo estos salvapatrias? A ninguna. Simplemente se están tomando la justicia por su cuenta. Y eso, desde luego no es desobediencia civil.
La realidad es que estos señores sólo defienden la desobediencia civil siempre que no sea contra leyes que ellos apoyan.
Gaspar Llamazares, que está cortado por el mismo patrón que nuestro alegre bandolero, afirmó: "yo niego que lo del SAT sea un robo, porque se ha hecho a cara descubierta. Es un acto de desobediencia civil y yo defiendo eso en un Estado democrático". Sin embargo, no opinaba lo mismo cuando afirmó que la Iglesia española se situaba "fuera de la democracia, en la desobediencia y desacato a leyes aprobadas" por no apoyar el matrimonio homosexual.
Eso, señor mío, se llama totalitarismo.
Para terminar, el verdadero problema de España no es el económico, sino el de valores. Por ejemplo, mientras haya una enorme cantidad de personas que no condene delitos como el perpetrado por los integrantes del SAT, España no tiene remedio ni futuro. Una sociedad que no defiende la propiedad privada no puede prosperar.
Y es que si se admiten estas justificaciones que hemos comentado, se puede llegar a cometer cualquier atrocidad, como han llevado a cabo los totalitarismos en el siglo XX. Tampoco es de extrañar que la ideología de Sánchez Gordillo sea una de ellas: la comunista.
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