Skip to content

Educación y evolución social

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

¿Son los padres o el Estado quien debe determinar los contenidos educativos que llegan hasta los niños?

La controversia alrededor de si corresponde a los padres o al Estado la determinación de los contenidos de la educación que los niños reciben, admite, como la mayoría de los debates donde el concepto de libertad queda envuelto, un abordaje tanto pragmático o consecuencialista, como doctrinario o principista. En el campo académico, los enfoques principistas suelen ser los que prevalecen, pero en el terreno político, es más habitual que predominen los criterios consecuencialistas. En este último espacio es donde nos situaremos en este artículo.

En términos prácticos ¿qué es mejor para la sociedad? ¿Que sean los padres o el Estado quien determine los contenidos educativos que llegan hasta los niños? La elaboración de respuestas ante estos interrogantes requiere, ante todo, la consideración de un aspecto central de la concepción liberal del orden social.

El supuesto desde el cual el liberalismo parte es que la evolución futura de la sociedad nos es desconocida. Solo la experiencia histórica, en la medida en que los hechos se vayan desarrollando, irá develando hacia dónde el proceso social se orienta. Esa evolución es el resultado de las acciones de los individuos, quienes, en la búsqueda de mejorar, cada uno de ellos, su situación personal, elaboran planes cuya ejecución incide sobre el devenir colectivo, el cual se va moldeando de manera gradual por medio de los aportes que los respectivos ciudadanos realizan a lo largo de sus vidas.

La educación es un factor que tiene una incidencia importante en este proceso porque, según cuál sea la influencia que cada individuo reciba en la etapa formativa de su vida, quedarán condicionadas las decisiones que sucesivamente vaya adoptando cuando llegue a la adultez y, dada la incidencia de tales elecciones sobre el devenir social, la marcha futura del proceso colectivo.

Esto explica por qué los socialistas son partidarios de que sea el Estado y no los padres quienes determinen los contenidos de la educación de los niños. Una diferencia sustancial entre liberalismo y socialismo es que, para los socialistas, la evolución histórica debe estar predeterminada y por ende las acciones de los individuos no pueden constituir un obstáculo para la realización del plan preconcebido. El liberalismo considera virtuoso al hecho de que no haya plan colectivo y que sean las decisiones de los individuos las que vayan determinando el rumbo de la dinámica social.

Sucede que las decisiones de los individuos se interrelacionan, se influencian mutuamente y, de ese modo, se van puliendo, porque cada sujeto, en la búsqueda de su propia satisfacción, va eligiendo, por medio de un proceso de ensayo y error, aquellas conductas que mejores beneficios le permiten extraer de la interacción con sus semejantes, lo cual implica adaptarse a las demandas de terceros. Por ende, la existencia de multiplicidad de criterios para adoptar decisiones es un hecho socialmente positivo porque trae aparejado un enriquecimiento de los aportes que las diferentes personas le hacen al proceso colectivo.

Si es el Estado quien organiza el sistema educativo desde una agencia centralizada, el sistema educativo se empobrece porque los contenidos se uniformizan. En consecuencia, las interacciones que los individuos establecen también se tornan mucho menos dinámicas y creativas. Por el contrario, si los padres son quienes definen la orientación de la educación de sus hijos, las directrices que adopten serán multifacéticas, los diferentes niños recibirán influencias muy variadas y, cuando lleguen a adultos, los aportes que hagan al proceso social serán disímiles e interactuarán a su vez con enfoques distintos a los propios, con el consecuente incremento de la amplitud de opciones que la sociedad en su conjunto obtendrá de las contribuciones de cada uno de sus miembros.

En términos políticos, la esencia de la opción entre educación establecida unilateralmente por el Estado y educación descentralizada elegida por los propios consumidores de servicios educativos, pasa por la determinación de si es más conveniente un sistema uniformado de educación o un sistema pluralista. Quienes reivindican un orden social vertical, donde las directivas emanan de la autoridad y la obligación de los ciudadanos es someterse a ese régimen, defienden la educación estatalmente planificada porque es funcional a esa concepción del sistema de vida que promueven. Quienes vemos en la libertad individual el fundamento del ordenamiento social nos inclinamos por un sistema educativo abierto, no simplemente por la razón principista de que cada cual tiene derecho a tener la educación que desee, sino también, porque la existencia de múltiples perfiles educativos es beneficioso para que la sociedad se enriquezca con los aportes que personas con formaciones diferentes pueden ofrecer, cuando se integran a la dinámica general, a los efectos de satisfacer expectativas muy variadas de los diferentes miembros de la comunidad.

No debería haber dudas de que un sistema educativo pluralista, donde sean los padres los que determinen, por sí mismos, cuál será la formación que sus hijos recibirán, derivará, finalmente, en individuos mucho más satisfechos con su vida y, al mismo tiempo, en una sociedad más próspera, más libre y con más alternativas para que cada cual elija el rumbo que lo lleve a la realización personal. En la actualidad, estas ideas están muy desacreditadas, pero la superación del estancamiento en el que toda la civilización occidental está inmersa no será posible en la medida en que el concepto de libertad no sea revalorizado globalmente y, en ese contexto, los sistemas descentralizados desplacen a la regimentación estatal de la educación.

1 Comentario

  1. En tiempos de la Dictadura,se
    En tiempos de la Dictadura,se permitía a los padres enseñar a sus hijos sin asistir a la escuela oficial,. Los alumnos podian acogerse a exámenes libres ,eso sí el temario lo imponía el entonces Ministerio de Educación Si leemos los libros escolares de entonces es fácil observar ,en general cómo se han deteriorado los programas, por ejemplo las matemáticas de un chico de 16 años hoy le servirían para pasar primero de carrera de alguna carrera.. . Hemos retrocedido en la libertad de los abuelos,ya no existe la enseñanza libre como una opción , lógica normal en nuestras vidas.


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

Cómo el mundo se hizo rico

La obra de Acemoglu, Robinson y Johnson, por sus trampas y errores, seguramente no merezcan un Premio Nobel.