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Gabriel Calzada: «Nuestra misión es explorar el papel de la libertad en el desarrollo de la persona y de la sociedad»

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La entrevista de Juan Pina a Gabriel Calzada fue publicada originalmente en la revista Avance, de FundaLib.

Juan Pina: Han sido muchos años al frente de la prestigiosa Universidad Francisco Marroquín (UFM), con sede en Guatemala. ¿Por qué el retorno a Canarias y el inicio del nuevo proyecto, la Universidad de las Hespérides de la que eres rector?

Gabriel Calzada: Porque el sueño de crear una universidad española que fuera parte de la tradición liberal viene de muy atrás y Canarias es donde he podido hacerlo realidad. Cuando el Consejo Directivo de la UFM me ofreció ser el rector de esa maravillosa institución, mi primera reacción fue “pero, ¿cómo me ofrecen esa responsabilidad si ustedes saben que yo estoy intentando fundar mi propia universidad?”

La primera persona que me apoyó económicamente fue Manuel Ayau, entregándome un cheque, y la UFM entró como socia en el proyecto universitario. En el Consejo Directivo de la UFM tenían claro que el proceso iba a ser muy largo y su propuesta fue, “vente con nosotros y cuando te autoricen a abrir, regresas”. Y eso fue exactamente lo que sucedió, después de algo más de nueve años en Guatemala, regresé a España cuando por fin logramos sortear las barreras proteccionistas que limitan la creación de universidades.

Experiencia como rector de la Universidad Francisco Marroquín

Juan Pina: ¿Qué destacarías de tu experiencia como rector de la UFM?

Gabriel Calzada: Tuve la suerte de vivir unos años apasionantes en la UFM, en los que la universidad se internacionalizó mucho y la enorme riqueza de las actividades que ya tenía lugar en la universidad había madurado como para aprovecharla en programas de gran impacto dentro y fuera de las fronteras de Guatemala.

Destacaría el sensacional equipo humano con el que trabajé y la magia que se generaba cada día en el campus de la universidad. Contaba con un grupo de intrépidos liberales dispuestos a remangarse la camisa para poner en marcha todo tipo de proyectos que hicieran avanzar la misión de la universidad. La Escuela de Cine, Market Trends, el Centro de Formación Continua para profundizar en metodologías de aprendizaje activo, el Centro de Videojuegos, el Colab, los programas Liberty in Action y Jamming for Liberty, la celebración de los College Freedom Forum con la Human Rights Foundation y de dos reuniones de la Sociedad Mont Pelerin, y la creación de campus satélites en Panamá y Madrid son algunos ejemplos de proyectos desarrollados durante esos años por ese magnífico equipo, valiéndonos de la co-creación como forma de aprovechar el conocimiento disperso en el universo UFM.

Un nuevo reto: la Universidad de las Hespérides

Juan Pina: El nuevo reto, la Universidad de las Hespérides, ¿en qué se diferencia de otras grandes casas de estudios enraizadas en las ideas de la libertad?

Gabriel Calzada: Hespérides es el producto de muchos años de reflexión acerca de cómo debería ser una institución en la que el aprendizaje (y no tanto la educación) sea la prioridad. Hablamos de una universidad virtual y por lo tanto muy flexible, con una vibrante vida universitaria gracias al aprovechamiento de las posibilidades que nos ofrecen nuestras instalaciones en el metaverso. Creo que fuimos la primera universidad en abrir campus en el metaverso, lo que permitió a los miembros de la comunidad Hespérides interactuar casi como en el mundo físico, mediante avatares, desde el minuto cero. Y eso tanto en lo que se refiere a las actividades académicas como a las extracurriculares tipo clubs, conferencias, torneos y retos que lanzan continuamente profesores, alumnos y personal administrativo.

Hespérides no tiene facultades, sino una Escuela de Grado y una Escuela de Posgrados, cuyos decanos son Juan Ramón Rallo y Eduardo Fernández Luiña, respectivamente. De esa forma acabamos de un plumazo con los silos de las facultades, tan dañinos para el desarrollo de la actividad académica y la colaboración entre departamentos. La universidad es muy internacional, tanto en lo que se refiere a los estudiantes como a los profesores.

Explorar el papel de la libertad individual en el desarrollo de la persona y de la sociedad es una misión que enmarca nuestra institución en la tradición liberal estableciendo un rumbo claro sin dictar un destino concreto.

La burocracia contra la libertad educativa

Juan Pina: No ha sido fácil llegar a obtener la licencia oficial para operar. ¿Qué denunciarías del procedimiento español de acreditación de nuevas universidades?

Gabriel Calzada: Establecer una universidad en España es una tortura china. Y no sólo ni principalmente por la acreditación. De hecho, a nosotros no nos fue mal en el proceso de acreditación, especialmente si lo comparo con la penitencia a la que algunas agencias de acreditación han hecho pasar a otras universidades. Obviamente, creo que habría que convertirlas en servicios competitivos y voluntarios, en vez de forzosos y monopólicos.

Y, sin embargo, los problemas principales que tuvimos que sortear —que nos llevaron a tardar en total dieciséis años desde el día en el que visitamos a los primeros políticos para contarles el proyecto hasta que tuvimos el último permiso necesario para abrir— tuvieron más que ver con el hecho de que en España la libertad de establecimiento de centro educativo que reconoce la Constitución está supeditada a un acto político como la aprobación de una ley. Es una aberración y un sinsentido. Si a esto le añades que debe de ser el único sector en el que la competencia vota si consideran tu proyecto y tus programas de suficiente calidad para ser autorizados, hablamos de una realidad kafkiana, orientada a bloquear todo lo nuevo e innovador y a proteger el statu quo.

Década y media de empeño burocrático

En nuestro caso, esa década y media de lidiar con la burocracia y los políticos para sortear trabas de todo tipo se tradujo en ciento cinco mil folios presentados, que contenían cuarenta y dos millones de palabras. Si pusiéramos un folio sobre otro, formarían una columna de más de veinte metros de altura. Toda esta labor se llevó a cabo desde el Centro de Estudios Superiores de Madrid, Manuel Ayau, conocido como OMMA, bajo la dirección del inagotable Gonzalo Melián, quien ahora es el vicerrector de la Universidad de las Hespérides.

Juan Pina: Tras cumplir con las exigencias del Estado, ¿cuáles están siendo las mayores barreras o los retos más difíciles, y cómo los estáis afrontando?

Gabriel Calzada: Dar a conocer una universidad nueva, con tantas características que la diferencian de las universidades existentes, es un reto en sí mismo. Otro reto importante fue encontrar un modelo de aprendizaje propio, a través del cual poder ofrecer rigor académico y estándares educativos muy elevados al tiempo que flexibilidad tanto para estudiantes como para profesores. Afortunadamente creo que dimos con un modelo muy original y en general los alumnos dicen estar muy satisfechos en la retroalimentación que nos han dejado al terminar su primer año académico. Y eso que tenemos estudiantes muy exigentes.

Más allá de estas cuestiones previas, creo que la aceptación e integración de la inteligencia artificial como herramienta clave en el proceso de aprendizaje es uno de los grandes retos del momento. Nosotros hemos apostado por abrazar esta nueva tecnología desde el primer momento y tenemos un grupo de trabajo con profesores, estudiantes y profesionales para tratar de aprovechar las oportunidades del uso de la IA en el mundo académico.

«Libre de aprender a ser libre»

Juan Pina: ¿A qué público se dirige la Universidad de las Hespérides y qué experiencia quiere ofrecer al estudiante?

Gabriel Calzada: La Universidad de las Hespérides está diseñada para personas que sean intelectualmente curiosas. Para ese perfil de estudiante ofrecemos un entorno universitario de personas que desean profundizar en todas las ramas del saber, un servicio cercano y muy adaptable a la vida de cada uno, un proceso centrado en las metodologías activas de aprendizaje que colocan al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, una comunidad internacional y una vibrante vida universitaria.

Uno puede querer estudiar por otras razones igualmente válidas como conseguir un título fácil o simplemente porque hay que tenerlo, por lograr ciertos contactos o por tener cierto tipo de instalaciones físicas. Yo siempre digo a quienes me preguntan si deben considerar a Hespérides entre sus opciones de universidad que, si tu motivo fundamental para estudiar no es la curiosidad intelectual, posiblemente sea mejor que busques en otra institución. En cambio, si eres una persona curiosa, seguramente vayas a encontrar una comunidad y una experiencia académica retadora y emocionante que te sorprenderá positivamente. Nuestro lema es “eres libre de aprender a ser libre”.

Respuestas prefabricadas, cultura de la cancelación…

Juan Pina: Vivimos inmersos en una importante batalla ideológica, en todo el mundo. ¿Cómo ves la contribución intelectual que pueden hacer las universidades al avance de la Libertad individual?

Gabriel Calzada: Creo que la universidad tiene la posibilidad de ayudar a las personas a entender que es más importante hacer buenas preguntas que tener buenas respuestas, que el objetivo de una argumentación no es tener razón sino ser capaces de exponer nuestras ideas de manera clara y concisa para avanzar en la búsqueda de la verdad a través de la conversación con otros, que cada persona debe responsabilizarse de lo que dice y de lo que hace y que de nada sirve la argumentación identitaria. Esa es para mí la verdadera contribución que las universidades pueden hacer al avance de la civilización.

Desafortunadamente hoy en día las universidades están plagadas de lo contrario: respuestas prefabricadas, cultura de la cancelación y análisis identitario en base a la dilución de la libertad y la responsabilidad de la persona en agrupaciones colectivizantes. Tengo la confianza de que esta forma de entender la universidad ha entrado ya en una crisis que dará mucho más espacio al concepto de universidad abierta a la exploración académica sin tabúes y respetuosa con la libertad de cada persona.

Mejor que nunca

Juan Pina: Tras tantos años luchando por la libertad desde posiciones como la presidencia del IJM y de la Sociedad Mont Pèlerin o tus cargos de rector en la UFM y ahora en la Universidad de las Hespérides, ¿cómo ves el futuro de la libertad en esta época, a escala global?

Gabriel Calzada: El mundo nunca estuvo mejor que hoy, nunca hubo tan pocas agresiones contra el individuo como en este primer cuarto de siglo XXI. Nunca hubo tan pocos pobres en términos relativos y nunca tantos pobres salieron de la pobreza en términos absolutos en dos décadas y media. Los parámetros medioambientales no han dejado de mejorar allí donde hay libertad, la lucha contra las enfermedades se ha acelerado, el oligopolio de los medios de comunicación tradicionales ha quedado pulverizado, ha aparecido una forma de dinero criptográfico difícilmente manipulable por parte de los Estados y sus gobernantes. La lucha más grande de la historia, la de los seres libres contra los opresores, ha avanzado de manera fabulosa.

Mucho por hacer

Ese avance de la libertad no nos puede hacer caer en la complacencia. Los estatistas siguen lanzando guerras en nuestro nombre y con nuestros impuestos, sigue habiendo personas que sufren los efectos empobrecedores del intervencionismo económico, sigue habiendo lugares donde los ciudadanos no tienen derecho a defender sus libertades en un marco jurídico justo, el medio ambiente podría beneficiarse de derechos de propiedad mejor definidos y de mercados energéticos más libres, en el mundo de la salud y en general en todos los sectores veríamos mucha más innovación si innovar no requiriera de toda clase de absurdos permisos burocráticos.

Queda mucho por hacer y acechan algunos peligros que conviene no perder de vista. Los gobiernos se han vuelto adictos a las crisis, reales o inventadas y, lo que es peor, los ciudadanos de muchos países demostraron durante la pandemia del COVID-19 que estaban dispuestos a renunciar a sus libertades y a convertirse en carceleros y denunciantes de quienes se atrevieran a ser libres sin agredir a otros. Ya sabemos que el precio de la libertad es su eterna vigilancia, pero la necesidad de estar vigilantes frente a las amenazas no nos debe hacer olvidar que vivimos el que posiblemente sea el momento de mayor libertad en la historia de la humanidad. ¡Sigamos trabajando en hacerla avanzar!

Ver también

Lecciones del intervencionismo en Europa: entrevista a Gabriel Calzada. (Daphne Posadas).

Gabriel Calzada: «Europa está en declive». (Ronnie Grob).

2 Comentarios

  1. Tuve el privilegio de asistir hace un par de años a una universidad de verano en El Escorial organizada por Juan Ángel Soto (Fundación Civismo) y Witold de Chevilly (One Direction, fundada por Margaret Tatcher). La lección inagural la impartió Pedro Schwartz «El liberalismo como ética [de mínimos o] incompleta».

    Señalaba el profesor Schwartz que «to tolerate different ways of life is not enought (even destructive»…. y este es un punto importante a tener en cuenta). Que existen dos tradiciones dentro del liberalismo, una de hecho, racionalista «perfeccionista», falsa, … a view to be criticized, since we are led by many… (drives, principles, unknowns). Y criticaba también al objetivismo porque la razón no nos dice cuál es la manera correcta de vivir para cada uno (aunque la crítica racional y el diálogo sí nos ayuda a buscarla, pues el contraste siempre es un buen maestro).

    El respeto a la propiedad de los otros, las virtudes «procesuales» del mercado, y mantener la palabra dada, induce confianza (y hace la vida más fácil para todos, más predecible). Since human are oportunistic, «to frame and limit»… is the question of Liberalism. Not mere toleration, but to allow different versions/views.

    Pero… we need sometihing more to live a good life (y aquí enlazaba con el libro de Adam Smith sobre The Theory of Moral Sentiments). Y necesitamos también desarrollar las virtudes… at the concrete level (como ser bueno en tu concreta profesión, el principio de excelencia, la vergüenza torera… que no es solo medible por el resultado). Virtudes que son diferentes en cada campo y lugar, incluso a veces contradictorias en unos campos u otros. E incluso en cada campo … the rules ‘change’ constantly quite spontaneously. Prices tell us what societ wants, but… para cultivar esas virtudes específicas de cada campo, ser liberal no basta, las libertades negativas no son suficientes e incluso pueden confundir a la gente (confundir sobre … what is right with «what is good», sobre qué es la virtud –que primero hace falta encontrarlo, cada uno, y después trabajar duro en ello–).

    Y que siempre debe dejarse espacio para la crítica, porque hay que preguntarse quién decide lo que es en verdad «good» or virtue, pues tu idea puede estar equivocada (y resultar invasiva). Por otro lado, en la fase de preguntas se planteó que… you need community to flourish (aunque se señalaba que la opción comunitarista confunde esa distinción, esos dos niveles, y por otra parte debemos defender que ser liberal ni es pecado ni mucho menos va contra ninguna tradición ni contra nuestra comunidad católica, por ejemplo).

    Recomendaría al IJM y a la Universidad de las Hespérides a que animaran a Pedro Schwartz, a reproducir esta lección básica [1] en sus respectivos ámbitos, por su enorme interés, especialmente como orientación (moral, epistémica y económica).

    _________________________________
    [1] Que, por cierto, la tiene bien trabajada por escrito, tanto en castellano como en inglés, y así se evitan las falsas interpretaciones (como seguramente habré deslizado en mi resumen).

    • Esa ética de mínimos o incompleta que señala Pedro Schwartz consiste, básicamente, en el respeto a los derechos de propiedad y al free speech
      (la libertad de expresión y, en el fondo, de creencias) de todas y cada una de las personas.
      Esta ética de mínimos (no basta, se queda en muy poco) necesita ser complementada con virtudes particulares en cada uno de los concretos niveles, ámbitos o actividades (no solo económicos o profesionales sino) también, por ejemplo familiares, y varían, no están dadas estrictamente (y que son conducentes a desarrollar cada uno su propia y característica vida buena, virtuosa).

      Junto con esta lección magistral «El liberalismo como ética incompleta», el artículo recientemente publicado
      «Justicia y Bienestar. Una Crítica de la Teoría del Bienestar de Amartya Sen»:
      https://civismo.org/prensa/justicia-y-bienestar-una-critica-de-la-teoria-del-bienestar-de-amartya-sen-por-pedro-schwartz/
      … ambos trabajos yo creo que suponen el colofón de la vida académica del profesor Pedro Schwartz)

      ———————————–

      Una crítica (constructiva) hacia algunos aspectos de esta cosmovisión liberal viene propuesta por el escritor
      Juan Manuel de Prada, manifestados por ejemplo en esta entrevista de Pablo Iglesias (especialmente entre los minutos 17′-29′):
      https://www.youtube.com/watch?v=Sre4_lxRW-M


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