Skip to content

30 curiosas etimologías económicas que deberías conocer

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

Conocer el origen de las palabras nos ayuda a comprender mejor su auténtica esencia.

Conocer el origen de las palabras, además de permitirnos apreciar la belleza que estas encierran, nos ayuda a comprender mejor su auténtica esencia. Con tal fin didáctico pero también lúdico y estético hacemos este breve recorrido histórico.

Creso (560 a.c.), útimo rey de Lidia, es considerado uno de los precursores de la acuñación. Debido al creciente número de falsificaciones y de adulteración metálica se procedió a acuñar[1], es decir imprimir sobre ella algún tipo de marca con una cuña (de aquí también la palabra inglesa coin), de tal forma que tuviesen un distintivo que las hiciese diferenciables. Se da la circunstancia de que más adelante, año 344, y en Roma, la casa  en donde se acuñaba el dinero estaba anexa al templo de Juno Moneta, diosa de la memoria, encontrándose esta actividad bajo su protección, razón por la cual las monedas adquieren su nombre.

A partir del año 268[2] a.c., la moneda oficial era el as. Se usaban piezas de quinarios (5 ases) y denarios (10 ases) hasta que este último fue convirtiéndose paulatinamente en moneda oficial y permitiendo a su vez la adopción del vocablo dineropara designar el «conjunto de monedas y billetes que se usan como medio legal de pago», y que permitía no tener que recurrir al trueque, logrando así una mucho mayor eficiencia en el comercio. El «comercio», literalmente co-mercio o mutuo intercambio mercantil se llevaba a cabo al comprar, comparare, textualmente “comparar” entre distintos productos, esto es adquirir después de cotejar entre distintos bienes para elegir el deseado. Este proceso también incluye un cierto grado de lo que se ha venido en llamar “especulación”, palabra que no proviene speculum[3], espejo, sino de specula[4], observatorio o atalaya, que a través de speculari, observar desde lo alto, nos proporcionó las palabras  espiar y luego especular en el sentido económico.  También el dinero facilitaba “el ahorro, del árabe hurr, libre, porque aquel que ahorraba podía quedar libre de ser siervo y ganaba una mayor independencia .

Los primeros bancossurgen en la plaza pública, literalmente en los bancos:

Los primeros bancos italianos eran precisamente eso, bancos o mesas que se instalaban en las plazas de las ciudades, muchas veces frente a la catedral”[5]. “Los primeros banqueros eran avispados burgueses que se instalaban en sus bancos para captar dinero de la gente, a cambio de un boleto o billete en el cual el banquero reconocía su deuda. Estos fueron los primeros «billetes de banco», y debido a que eran «al portador», podían transferirse de mano en mano, por lo que se transformaron en una forma de dinero”[6]

Otra forma de pago que se extendió posteriormente y que permitía liberarse de la incomodidad, y del peligro, de llevar dinero encima fue el cheque mediante el cual, previo “chequeo” del titular de la cuenta con su firma, se reembolsaba el dinero al portador. El que expedía un cheque pasaba a ser un obligado y por lo tanto a estar “ligado”, ob-ligado, contractualmente a la persona que lo recibía.

Llama especialmente la atención el origen de los términos usados en contabilidad para la doble partida «debe« y «haber«  dado que frecuentemente llevan a confusión. “La situación induce a los recién ingresados de la carrera contable a pensar que el creador del método de la partida doble, Fray Luca Da Borgo Pacioli, se había equivocado, ya que en el Debe debería contabilizarse el pasivo (deudas) y en el Haber contabilizarse los activos (bienes y derechos)”[7]. En primer lugar cabe decir que la misma palabra “deber” tiene su origen en el verbo haber, dehibere, de-habere, de modo que aquel que debe algo es aquel que tiene algo de otro. Pero es que además el origen de las dos cuentas obedece a que, desde sus inicios, «para registrar las cantidades dejadas en depósito, el banquero abría una cuenta en su libro Mayor a nombre de cada cliente» de forma que la lectura se hacía desde el punto de vista del cliente y no del banquero. De tal manera cuando un cliente hacía un ingreso se anotaba en latín debet dare, aludiendo a que se le debía dar (devolver) a partir de ese momento esa cantidad. Cuando por contra se le entregaba un dinero se anotaba que, debet habere”[8], esto es, que el cliente «debía tener (habere)» esa cantidad.

En el ámbito tributario encontramos también interesantes étimos. contribuir, con-tribuere, era el deber que tenían las tribus romanas de aportar una cantidad determinada de dinero. Tribus porque eran tres (tri-) las agrupaciones de linajes que la conformaban. Estaban representadas por tribunos y pagaban el “tributo” como impuesto. Tributo que actualmente iría a la Agencia Tributariao aHacienda. “Hacienda” sin embargo, hasta muy avanzados los años, era aquella finca en la que se hacían (facían) cosas, la “facienda”. El antiguo hacer (facer) también nos trae otras palabras interesantes como “factoría” que es el lugar en el que también se hacen (facen) o fabrican cosas. Posteriormente al trabajo realizado se emite la factura como una demostración de lo hecho (facto) en un determinado día, por lo que se consignaba la «fecha« (de fecha, hecha) correspondiente. También “Confiscar” es relativo al “fisco” es decir, al Estado, por lo que aquello que se confisca es aquello que irá destinado a financiar el Estado. O el “impuesto, de positum, entregar,  en este caso dentro (in-). Diferente de depósito, entregado pero de arriba abajo (de-) y de presupuesto, lo que supuestamente será entregado.

Hay que recordar finalmente que los negocios los realiza aquel que carece de tiempo libre o tiempo para el ocio, nec-otium, mientras que el que por fin se jubila, puede disfrutar del júbilo, alegría, del tiempo libre.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


[1] “Las primeras monedas acuñadas con carácter oficial fueron hechas en Lidia, (hoy Turquía), un pueblo de Asia Menor, aproximadamente entre los años 680 y 560 a. C.”. “Las monedas más primitivas se acuñaban por medio de un golpe en un troquel se grababa una marca en el anverso de una pieza de metal o cospel. El resultado eran monedas de impronta irregular y variable que reciben el nombre de «incusas» y se caracterizan porque presentan la misma imagen por los dos lados: en una en relieve y en la otra en hueco. Este procedimiento permaneció sin mayores cambios hasta el siglo XVI”. “Durante la Edad Media la acuñación de moneda era facultad especial del monarca, pero era frecuente que por concesión o privilegio distintas ciudades, nobles o monasterios hicieran sus propias acuñaciones”. Wikipedia

[2] Según Tito Livio

[3] Speculum, espejo, da lugar a la palabra especular en el sentido de simétrico. “La imagen especular”

[4] http://etimologias.dechile.net/?especular

[6] http://www.erroreshistoricos.com/curiosidades-historicas/origen/1427-origen-de-la-palabra-banco.htm

[7] «Explicación de la palabra Debe y Haber». José Luis Elizondo López Cantú. http://contabilidad-utu1.blogspot.com.es/2014/04/explicacion-de-la-palabra-debe-y-haber.html

[8]  «Origen del [debe] y el [haber]». Carlos Rodríguez-Flores. http://emprendedoresminimalistas.com/origen-del-debe-y-el-haber/
 

 

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

Trump 2.0: la incertidumbre contraataca

A Trump lo han encumbrado a la presidencia una colación de intereses contrapuestos que oscilan entre cripto Bros, ultraconservadores, magnates multimillonarios y aislacionistas globales. Pero, este es su juego, es su mundo, él es el protagonista.