Hasta hace un siglo, gran parte de los pueblos de Occidente estaban organizados en Estados liberales. Se trataba de sociedades en las que, por lo general, el Estado intervenía poco.
Como liberal, sostengo que cualquier persona tiene derecho a gestionar su propiedad del modo que considere más adecuado, sin que ningún agente externo pueda sustraérsela para alcanzar fines supuestamente superiores.