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Bitcoin: respuesta a Félix Moreno

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Aunque es cierto que el incentivo a mejorar la seguridad es enorme, la comunidad bitcoin ha demostrado cierta parálisis frente a los cambios que podría resultar fatal.

Me gustaría realizar algunas puntualizaciones a la charla de Félix Moreno titulada Bitcoin y la economía descentralizada.

La primera está relacionada con el anonimato. Es cierto que el sistema se basa en seudónimos (direcciones de bitcoin), pero esto no quiere decir que siempre sea posible asociar las direcciones a identidades físicas. Félix menciona dos nombres, Ross Ulbritch y Charlie Shrem, pero ninguno fue capturado por descubrirse su anonimato a través del sistema bitcoin. El anonimato de Ulbritch fue descubierto a través de su servidor web (y de forma probablemente ilegal) y Shrem fue condenado por blanquear dinero de los pagos en efectivo que gestionaba a través del sistema bancario.

Es evidente que hay que tomar ciertas precauciones para mantener el anonimato a la hora de manejar bitcoins (tener una única dirección y publicada en tu web no es la mejor de las prácticas), pero que romper el anonimato de las transacciones puede ser imposible lo demuestra el hecho de que los bitcoins perdidos por el Exchange MtGox, buscados hasta la saciedad, siguen en paradero desconocido.

También creo que Felix infravalora la amenaza que los distintos gobiernos suponen para bitcoin. Es cierto que el poder de cómputo de la red actual es monstruoso, pero también es cierto que la mayoría de la capacidad está ubicada en China. El gobierno chino no tendría ninguna necesidad de intentar competir con la red existente, simplemente podría emplear cualquier excusa para tomar control de la infraestructura actual causando un daño descomunal a la seguridad del sistema. También hay otros eslabones débiles en la cadena que podrían ser fácilmente atacables por los gobiernos, como los exchanges o las páginas de descarga de software. Si no hubiese sitios de confianza disponibles para comprar y vender, o para descargar el software que implementa el sistema, difícilmente se podría confiar en su uso. Sobre la criptografía, Félix comete el error de confundir el algoritmo de hashing empleado para la prueba de trabajo (SHA) con el algoritmo de cifrado empleado para proporcionar seguridad al sistema (ECDSA). Es conveniente resaltar que si bien el uso de ECDSA está muy extendido y la versión secp256k1 empleada por bitcoin se considera segura, hay algunas dudas sobre su futuro (la NSA, que inventó el algoritmo, ya no confía plenamente en él). Y aunque es cierto que el incentivo a mejorar la seguridad es enorme, la comunidad bitcoin ha demostrado cierta resistencia o parálisis frente a los cambios que en este caso podría resultar fatal.

Por último, una cuestión meramente cosmética. Entendamos bitcoin como el protocolo que da origen al sistema de pagos o como unidad de cuenta dentro del sistema, en ningún caso parece que tenga sentido considerarlo software. Básicamente el sistema está formado por un protocolo y una base de datos distribuida denominada cadena de bloques cuyo punto de origen (génesis) se remonta a enero de 2009. Alrededor del protocolo surgen distintas aplicaciones, más o menos completas, que nos permiten trabajar con la cadena de bloques, esto incluiría software (libre o no) para implementar nodos, carteras, realizar minería de nuevos bloques etc. Y si bien hay un software libre original del que derivan los nodos actuales, no es el software lo que conforma bitcoin sino el protocolo y la cadena de bloques.

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