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El fraude Karl Marx (II): el secreto de ‘El capital’

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En el primer artículo de esta serie hemos postulado, que El Capital de Karl Marx es una operación fraudulenta. En este articuló vamos a examinar porque solo fue publicado solo el primer libro de El Capital.

Las ideas revolucionarias de la Ilustración y la Revolución francesa y mentalidad milenarista estaban profundamente arraigadas en la constitución psicológica de Marx. Durante sus estudios universitarios en Berlín se unió al grupo de jóvenes filósofos radicales que seguían a Hegel. La dialéctica hegeliana le proporcionó las herramientas «científicas» para crear su teoría, que tenía como fin buscar una solución de carácter milenarista y apocalíptica que acabase con los problemas de la humanidad.

El joven Marx

Al terminar la universidad, el joven Karl Marx, como periodista, profesaba ideas liberales radicales, revolucionarias, y luchaba contra las tendencias conservadoras de Reino Prusiano. La visión prusiana de lo que significaba ser alemán era diametralmente opuesta a la visión liberal alemana, que estaba inspirada por las ideas de Ilustración francesa.

Marx apoyaba dicha visión que estaba fuertemente presente en la parte occidental de Alemania. Más adelante, a principios de los años cuarenta se interesó cada vez más por la cuestión social. En 1843 emigró a París, donde se convirtió en un socialista radical. En 1844 entabló amistad con Friedrich Engels, vástago de una familia de fabricantes de textiles. Engels, dos años más joven, ya estaba versado en la literatura socialista ricardiana y owenista. Karl Marx, por su parte, era un filósofo, que había profundizado en la literatura socialista francesa. Rápidamente se hicieron compañeros.

La explotación del obrero y el conflicto de clases y la idea de que el trabajo es la fuente de toda la riqueza, eran conceptos conocidos en la literatura socialista mucho antes de que Marx se uniera al movimiento.

Plusvalía y explotación, la aportación de Karl Marx

En cambio, la vinculación de la creación de la plusvalía al concepto de la explotación fue la aportación clave e innovadora de Marx. Engels remonta este descubrimiento a finales de los años cuarenta. Probablemente, Karl Marx desarrolló su idea mientras escribía su libro, La miseria de la filosofía, en el que criticaba a Proudhon, quien era uno de los principales socialistas franceses. En este libro, Marx analizaba las aportaciones de los socialistas ricardianos ingleses. Y durante este análisis dio la idea de cómo se produce la explotación en el capitalismo a través de la expropiación de la plusvalía.

Tras las revoluciones de 1848, Karl Marx y Friedrich Engels se trasladaron a Inglaterra. Engels vivió la lujosa e intensa vida de un director de fábrica en Manchester, mientras que Marx se dedicaba a desarrollar el proyecto común de ambos a analizar científicamente el capitalismo. Engels se convirtió en el financiero de la vida de Marx, lo que le permitió a Marx a dedicar sus energías a desarrollar su visión sobre el mecanismo de explotación en el capitalismo y sus consecuencias en un importante tratado a partir de finales de la década de 1850.

Reforma o revolución

Desarrollar su concepto de explotación se convirtió en una necesidad acuciante en los años sesenta, cuando Karl Marx libró una batalla campal por el liderazgo y la dirección del movimiento socialista en la Primera Internacional. Sus principales adversarios eran los sindicalistas británicos reformistas y los proudhonistas franceses, que sostenían que la mejora moral y las reformas podían superar las peores características del capitalismo.

Karl Marx, por su parte, pensaba que las reformas no podían resolver el problema de la explotación y la pobreza de los trabajadores porque el capitalismo es un sistema de carácter explotador de forma inherente. Por esta misma razón opinaba que el colapso del capitalismo y la revolución de la clase obrera eran inevitables. La revolución crearía una nueva sociedad, libre de la explotación y permitiría por fin al ser humano no ser un engranaje en una maquinaria alienada.

El Capital fue escrito para demostrar la validez de su teoría de explotación. La clave conceptual de El Capital es la teoría de la explotación de Marx. La expropiación de la plusvalía. Engels en sus críticas sobre El Capital también argumentó que el logro supremo de Karl Marx fue explicar el origen de la ganancia, utilizando las categorías de plusvalía, plustrabajo y compra de fuerza de trabajo. Engels comparó su importancia científica con la de Darwin. Sin embargo, había un problema.

Con Smith, contra Smith

La idea original de Karl Marx, concebida a finales de la década de 1840, muy probablemente fue vista por él y Engels como un descubrimiento extraordinario. Parecía ser un golpe de genio, que daba solución a un problema que ni Adam Smith ni David Ricardo pudieron resolver, mientras que fundamentaba al socialismo revolucionario.

Tanto Adam Smith como David Ricardo emplearon la teoría del valor-trabajo para analizar el intercambio en una economía precapitalista y simple, en un estado temprano y rudo de la sociedad. Según sus argumentos pseudohistóricos, en aquella época remota, en la que la inversión de capital era casi inexistente, la gente contabilizaba el valor de sus bienes en función del trabajo que tenían que realizar para adquirirlos o producirlos.

Marx, con buen ojo, también detectó varias frases en La Riqueza de las Naciones en las que Smith sugería que el beneficio y el salario de los trabajadores están en relación inversa entre sí.

Al mismo tiempo, Marx rechazó el cambio teórico de Smith, en el que, se descartó la posibilidad de que la teoría del valor del trabajo sea aplicable al sistema económico capitalista, y que los capitalistas desempeñan un papel clave en la organización de la producción y asumen riesgos, por lo que, tienen derecho legítimo a obtener ganancias.

La base es la teoría del valor-trabajo

Marx apostó por desarrollar la teoría del valor-trabajo a través del concepto de plusvalía para poder aplicarla a las condiciones del capitalismo industrial.  De esta manera podría demostrar que la explotación es una característica inherente al capitalismo industrial y que los capitalistas son vampiros que chupan la sangre de los trabajadores.

Su construcción teórica parecía útil para demostrar que existe un choque antagónico de intereses entre el proletariado industrial moderno y los capitalistas. Esta idea tiene como consecuencia en su narrativa, que la explotación sólo podía terminar con el derrocamiento del sistema capitalista, con el establecimiento del socialismo basado en la expropiación de los propietarios y la sustitución de los mercados por la planificación central.

Su idea fue respaldada con dos experiencias históricas muy importantes. Por una parte, las cosas de la naturaleza adquieren valor a través del trabajo de los humanos. Los humanos trabajan porque esperan que su trabajo productivo cree más valor del necesario para la mera recuperación de la energía y el esfuerzo invertidos. Por otra parte, la experiencia histórica era que, desde tiempos inmemoriales, los señores, sean esclavistas o feudales, se enriquecieron explotando por la fuerza bruta a los esclavos y productores.

El problema irresoluble de la transformación

Sin embargo, se encontró con el mismo problema que Adam Smith y David Ricardo. En la era del capitalismo industrial, la teoría de valor-trabajo ya no era útil para explicar el proceso de creación de valor. Smith y Ricardo se dieron cuenta y la descartaron. Marx tuvo que enfrentarse al mismo problema cien años más tarde, cuando el capitalismo industrial se hizo aún más dependiente de los desembolsos de capital para construir grandes fábricas o comprar las costosas máquinas. Al mismo tiempo, el papel de los capitalistas, como organizadores de los procesos de producción era más que evidente.

Marx, por supuesto, se dio cuenta de que se topaba con un problema irresoluble. Probablemente se dio cuenta de esta imposibilidad, cuando empezó a escribir su gran tratado sobre el mecanismo de explotación en el capitalismo industrial en 1857. Después de escribir cientos de páginas, abandonó el manuscrito sin terminar en 1859. Este primera versión de su libro solo fue publicado con el nombre de Grundrisse, mucho después de su muerte, entre 1939 y 1941. 

En 1861 se embarcó de nuevo en la redacción de su gran tratado. Uno de sus problemas clave, que se conoce gracias a una de sus cartas dedicada a Engels en 1862, era, encontrar solución al llamado problema de la transformación. Es decir, cómo aplicar la teoría del valor-trabajo en el capitalismo industrial, teniendo en cuenta, los grandes desembolsos de capital. Por supuesto, no pudo encontrar una solución y en 1863, abandonó de nuevo este manuscrito sin terminar y publicar. Una parte de este largo manuscrito se publicó entre 1905-10 bajo el título de Teorías sobra la plusvalía.

La tortuosa escritura de El Capital

Entre 1864 y 1865 comenzó a escribir la tercera versión de su tratado. Su proyecto consistía en escribir una serie de libros en tres volúmenes.

Al mismo tiempo, Engels le presionaba cada vez más para terminar el trabajo y publicar los tres volúmenes. Marx, sin embargo, en varias cartas se quejaba de que, todavía no era capaz de resolver algunos de los problemas, y por lo tanto el manuscrito aún no estaba listo para publicar. Por supuesto, su trabajo, estaba lleno de contradicciones internas, causadas por el hecho de que quería emplear una teoría no adecuada para explicar el capitalismo industrial. 

Engels, sin embargo, estaba cada vez más impaciente e insistía a Marx para que acabase su gran obra de tres tomos.

Finalmente, Engels consiguió que Marx se pusiese a escribir por lo menos el primero libro de la planeada serie de tres libros. El libro primero era crucial, ya que este tomo iba a revelar el origen de la ganancia y el mecanismo de explotación en el capitalismo, que era el mensaje clave de Marx. Este libro estaba basado en los manuscritos que ya había escrito.

Marx no se podía permitir dar marcha atrás, pero tampoco podía retrasar más la publicación de su obra prometida debido a las presiones de Engels.

El Capital como bomba de relojería

Karl Marx se embarcó en una tarea imposible. Escribir un libro de forma científica sobre la naturaleza explotadora inherente al capitalismo, a pesar de que no podía demostrar su visión utilizando una metodología científicamente correcta y sólida. Muy posiblemente, también creía firmemente que era el guardián de una verdad más profunda, aunque no pudiera demostrarla. Al fin y al cabo, era un ardiente revolucionario, que odiaba de todo corazón el mundo existente y creía en la posibilidad de una redención milenaria. El odio y la visión, dos sentimientos humanos extremadamente fuertes, impulsaron su pluma al escribir el primer libro de El Capital, y relegaron a un segundo plano todas las demás consideraciones.

Así pues, el primer libro, publicado en 1867, trataba a dar la impresión de ser una propuesta científicamente sólida a sus lectores, mientras que trataba de ocultar la imposibilidad de su argumento.

Para tener éxito a convencer sus lectores, Marx tuvo que manipular las condiciones del capitalismo para justificar tu teoría, porque sólo a través de manipulación de la realidad pudo llegar a la conclusión de que la ganancia de los capitalistas es solo consecuencia del explotación de los trabajadores, y que no existe ninguna otra fuente de ganancia.

Esto explica por qué abandonó la terminación y publicación de los libros II y III de El Capital, a pesar del hecho de que los manuscritos de estos libros estaban ya, casi listos, escritos entre 1864-65, dos años antes de publicar el libro I.

Kark Marx, el socialista, prometió la solución de los problemas, que nunca llegó

Marx tuvo que suprimir su publicación, para evitar el colapso de su marco teórico presentado en el primer libro. La ocultación de los manuscritos fue esencial para Marx, porque en el libro I prometió varias veces que las contradicciones de su teoría se resolverían en el libro III. Pero él, que ya había escrito el libro III, sabía que no había solución alguna en el mismo.No es de extrañar, que la publicación del manuscrito del libro III, después de la muerte de Marx, provocara el ataque de Böhm-Bawerk. La publicación por Engels de lo que Marx suprimió dejó claro que Marx era consciente del hecho de que su teoría clave era inaplicable a las condiciones del capitalismo industrial.  

Karl Marx llegó a la misma conclusión que Smith y Ricardo; Se pasó a la teoría del valor del coste de producción y no pudo evitar otorgarle cierto papel a los capitalistas. Las contradicciones son tan obvias, que incluso los marxistas más devotos, como David Harvey admitió que los tres volúmenes de Da Kapital se contradicen entre sí.

Los manuscritos abandonados e inéditos son las pruebas de que Marx sabía que había creado un retrato artificial e inexistente del capitalismo en el tomo I.

En el próximo artículo, se analizará cómo Karl Marx manipuló, distorsionó y suprimió rasgos del capitalismo para crear un mundo artificial, en el que pudo argumentar de forma creíble y convincente que la explotación es una característica inherente del capitalismo y que la fuente de la ganancia es el plustrabajo de los trabajadores.

Serie ‘El fraude Karl Marx’

(I) Un revolucionario revestido de científico

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