A finales del siglo XVI William Shakespeare escribió El Mercader de Venecia, una comedia agridulce en torno al juego del amor, el engaño y la severidad de los contratos de
Protesté porque los enlaces internos empleaban un formato muy intrincado que impedía que los contenidos fueran indexados por los buscadores, lo que básicamente aislaba el proyecto de sus potenciales usuarios.