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Se vende trabajo

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¿Por qué no se venden casas? Porque son caras, es decir los posibles compradores creen que son un activo sobrevalorado y que su precio actual no refleja su valor real.

¿Por qué hay paro? Mejor dicho, cambiemos la pregunta: ¿por qué no se vende trabajo? Porque es caro, es decir los posibles compradores creen que es un activo sobrevalorado y que su precio actual no refleja su valor real.

No hay más. Si los posibles compradores de cualquier bien o servicio lo juzgan como caro, es decir, que su adquisición no va a compensarles el desembolso que han de hacer, simplemente no lo van a comprar. Esto es aplicable a casas, coches, trabajadores del metal o futbolistas.

Es difícil de entender para una mentalidad española que lleva años oyendo la cantinela socialista de los pobres trabajadores, de que los empresarios son malísimos, pero el trabajo proporcionado por un mileurista despedido era caro, por eso le han despedido, y, en cambio, el trabajo proporcionado por Cristiano Ronaldo no lo era para el Real Madrid y por eso le ficharon

Todas las teorías sobre las causas del paro, todos los estudios de sesudos sociólogos, economistas y funcionarios de la OIT, se reducen a esto. Cuando no se vende trabajo es porque está caro.

¿Y qué se puede hacer cuando algo no se vende? Es evidente, bajar el precio, hacer rebajas… y finalmente, si no se vende ni a la de tres, liquidarlo a precio de saldo e incluso regalarlo. Y dedicarte a otra cosa.

Esto es lo que hay.

Porque finalmente, los que han decidido que el trabajo es caro no son, como tratan de hacernos creer los subvencionados sindicatos, uno empresarios malísimos y sin corazón que quieren bajar lo sueldos de los pobres trabajadores. Los que hemos decidido que el trabajo es caro somos el conjunto de consumidores que hemos dejado de comprar muchos de los productos y servicios generados por dicho trabajo, pues su alto coste repercute y encarece el precio final.

Así, mientras no baje de precio y no se ajuste a la demanda, el trabajo seguirá sin venderse. Y el Gobierno parece decidido a impedir, con la ayuda de los sindicatos, que dicho trabajo pueda finalmente venderse.

Y para acabar de rematar la faena, el suyo, el trabajo del Gobierno, de los sindicatos y del enorme sector público ineficaz y deficitario que soportamos, ese si que estamos obligados a comprarlo; no es raro que no nos quede pasta para comprar del otro.

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