Soy bastante reacio, por lo general, a los "días oficiales de" puesto que no suelen servir de gran cosa excepto para que unas cuantas organizaciones de distinto tipo consigan subvenciones para organizar actos vistosos pero inútiles y los políticos de turno logren arañar unos segundos de informativos televisivos y alguna foto en prensa.
Algunas de estas jornadas, de hecho, me resultan especialmente irritantes. Una de ellas es el llamado Día Mundial de Internet, que año tras año se sigue celebrando pese a que no hay razón para hacerlo. Setenta nombres son la prueba:
Cincuenta chinos: Kunchok Tsephel Gopey, Du Daobin, Huang Qi, Hu Jia (Premio Sajarov 2008), Zhu Yufu, Ablikim Abdiriyim, Chen Shuqing, Zhang Jianhong (Li Hong), Yang Maodong (Guo Feixiong), Guo Qizhen, Yang Tianshui, Li Jianping , Ren Zhiyuan, Zhang Lin, Zheng Yichun , Liao Yunhua, Kong Youping, Huang Jinqiu (Qing Shuijun), Li Zhi, Tao Haidong, Luo Yongzhong, Zheng ("Sini"), Lu Zengqi, Chen Shumin, Yin Yan, Li Jian, Yan Qiuyan, Jiang Lijun, He Depu, Liang Changying, Wang Xiaoning, Li Dawei, Tan Qiu, Fang Guokun, Li Hongmin, Wang Sen, Zhang Honghai, Xu Wei, Jin Haike, Yang Zili, Zhang Yuhui, Li Yanfang, Jiang Yuxia, Li Chunyan, Huang Kui, Ma Yan, Lin Yang, Zhang Haitao, Wu Yilong, y Mao Qingxiang.
Dos birmanos: Zarganar y Nay Phone Latt.
Un egipcio: Abdel Kareem Nabil Suleiman (Kareem Amer).
Cuatro iraníes: Omidreza Mirsayafi, Esmail Jafari, Rah Mardom, Mojtaba Lotfi y Hossein Derakhshan.
Cinco sirios: Habib Saleh, Firas Saad, Tariq Omar Biasi, Kareem Arabji y Muhened Abdulrahman.
Siete vietnamitas: Dieu Cay, Nguyen Van Dai, Le Thi Cong Nhan, Tran Quoc Hien, Truong Quoc Huy, Le Nguyen Sang ("Nguyen Hoang Long") y Nguyen Bac Truyen.
Todos ellos son personas que sufren prisión en estos momentos por haber utilizado internet para criticar a sus gobiernos o hablar de temas prohibidos en sus países. La lista sería mucho más larga si incluyéramos otros que ya salieron de la cárcel, como el tunecino Zouhair Yahayaoui (Premio Ciberlibertad 2003, concedido por Reporteros Sin Fronteras), el cubano Mario Enrique Mayo (en la actualidad con "licencia extrapenal", por lo que puede ser encarcelado en cualquier momento, y condenado a 20 años de prisión bajo la única acusación de conectarse a internet) y muchas docenas más de diversos países. Aunque son las principales víctimas de la falta de libertad en la red, no son las únicas. Millones de seres humanos tienen prohibido el acceso a internet o sólo pueden conectarse a una red muy censurada.
Por ello no apoyo el Día Mundial de Internet, pero sí otra jornada que se celebra el 12 de marzo: el Día Mundial contra la Cibercensura (iniciativa creada el año pasado por RSF con el nombre de Día Internacional por la Libertad de Expresión en Internet). Además me sumo al llamamiento que Reporteros Sin Fronteras y Amnistía Internacional hacen a Google, Yahoo y Microsoft para que al menos durante esa fecha no colaboren con la censura online que existe en veinte países. Cumplir la normativa legal de un país no es excusa para violar la libertad de expresión. Cuando la legislación atenta con los más elementales derechos de los seres humanos, acatarla y dañar a terceros es algo ilegítimo y criminal. Puesto que estos tres gigantes de internet han decido seguir esa vía, conminémosles a que al menos por un día se comporten de otra manera.
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