Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Física, protesta porque "gente sin la suficiente preparación" realiza comentarios críticos contra la histeria catastrofista del cambio climático. Resulta risible que alguien que no para de decir y escribir estupideces (que no lloriquee, que él mismo usa estos términos para los demás) se queje de lo malos que son los que no están de acuerdo con él. Naturalmente no todo lo que produce son tonterías, y cuando se limita al ámbito de las ciencias naturales sus aportaciones son a menudo interesantes. Es cuando intenta argumentar en los ámbitos de la economía, la ética y la política cuando hace el ridículo combinando profunda ignorancia y fatal arrogancia.
Según él, entre los críticos a la visión oficial del cambio climático "hay dos tipos de personas: unas, aquellas evidentemente pagadas por las empresas petrolíferas y de otro tipo, empresas que no quieren cambiar de energía, aunque pueden hacerlo sin el menor problema ni la menor pérdida de beneficio". Pero no cita a nadie en particular, ni muestra ninguna prueba: ¿en la ciencia no es necesaria la evidencia? Resulta raro que empresas para las cuales un cambio no supondría ningún problema se opongan al mismo. ¿No será más razonable pensar que tienen intereses que pueden verse perjudicados y por eso se defienden? Pero no puede ser esto: Ruiz de Elvira ha decretado que les garantiza los beneficios. Él no es empresario sino funcionario, y seguramente no sabe gran cosa de gestión empresarial, así que queda pendiente averiguar de dónde viene su certeza.
Los otros críticos son "los fundamentalistas liberales, aquellos que escriben en Libertad Digital (LD) o en el Instituto Juan de Mariana (IJM). Estas personas piensan que preocuparse por el futuro va en contra de las ideas correctas u ortodoxas de la economía tradicional, que se basa exclusivamente en el equilibrio, es decir, en la no evolución del sistema económico-social. El credo de este fundamentalismo es muy sencillo: ‘Solo nos debemos interesar por comprar y vender hoy, sin aceptar que nuestras acciones de hoy pueden destrozar nuestros beneficios de mañana’. Es un error de bulto, propio de ignorantes absolutos, basado en una interpretación errónea de lo que son las ‘leyes de mercado’ y la ‘mano oculta de Adam Smith’."
Uno de los errores más comunes que cometen quienes no saben pensar bien es atribuir incorrectamente ideas a los contrincantes intelectuales (o quizás no es un error sino una muestra de deshonestidad). Igual cree que sus lectores son tan tontos que no son capaces de detectar esta falacia del hombre de paja: atacar a otros inventándose que dicen algo absurdo fácil de criticar. Una persona con un mínimo nivel de inteligencia no comete un error tan burdo: intentar explicar lo que piensan personas a quienes ni conoce ni comprende en absoluto. Se nota que desconoce por completo los fundamentos de la Escuela Austriaca de economía (estrechamente vinculada a LD y al IJM), que critica sistemáticamente los modelos de equilibrio, es fundamentalmente evolucionista y dinámica e insiste en la importancia de la coordinación intertemporal (preocuparse por el futuro). Y no se molesta en profundizar acerca de la interpretación correcta de las "leyes de mercado" y la "mano oculta de Adam Smith", porque obviamente no tiene competencia para ello.
Sigue haciendo el ridículo: "En vez de vivir como seres humanos, creadores, miembros de una especie que viene de lejos y quiere ir aún mas lejos, que quiere crear obras de arte y ciencia, es decir, estudiar y crear belleza, son como gallinas que picotean, que solo quieren vivir el minuto, que viven para la ganancia diaria que muere con la luz del día". Qué bonito lo de ser una especie que quiere cosas tan estupendas: lástima que en realidad sólo los individuos tienen voluntad (no los colectivos), y que las preferencias de las personas reales a veces no son tan grandilocuentes y entran en conflicto unas con otras (posibilidades de conflicto, costes de oportunidad). Él nos ve como gallinas tontorronas: ¿ha oído hablar del fenómeno psicológico de la proyección?
Además somos "inmensamente contradictorios consigo mismos" porque uno de nuestros héroes es Bush (contengan las risas, por favor) y nuestra doctrina favorita es "la desaparición de las subvenciones estatales" (por fin acierta en algo, pero tiene que ser casualidad) pero defendemos la energía nuclear, que ha sido y sigue siendo fuertemente subvencionada. Si se molestara en leernos con algo de cuidado tal vez vería que criticamos las trabas absurdas que se imponen contra la energía nuclear, pero defendemos la eliminación de subsidios y la internalización de costes en todos los sectores (como somos fundamentalistas tenemos fundamentos o principios éticos); él sin embardo insiste en subvencionar lo que haga falta las hoy muy caras y económicamente ineficientes energías renovables eólica y solar (si algún día son rentables tendrá el morro de ponerse medallas de que fue gracias a él, o que él ya lo predijo). También parece que "la economía americana" es "el paradigma del libre mercado" pero está muy intervenida y repleta de subvenciones a los amigos de los políticos: ¿esto lo ha descubierto él solito?; ¿cree que no nos habíamos dado cuenta?
Insiste en mostrar que es una nulidad como economista: "Respecto a los mecanismos de mercado, estarían muy bien si la información fuese completa. Pero puesto que sabemos que ésto es, hoy, y posiblemente en el futuro, un sueño, la idea del mercado cae por su propio peso". Aunque hay modelos neoclásicos anticuados y demasiado simples que caen en el error del conocimiento perfecto, los economistas del IJM estamos muy lejos de esa postura: como defendía Hayek, los mercados libres son imprescindibles precisamente porque el conocimiento es siempre parcial, local, imperfecto, limitado, disperso, tácito, no articulado.
Aún hay más: "Las ideas de Libertad Digital y del Instituto Juan de Mariana se basan en los axiomas de la teoría económica más rancia, esa teoría que propusieron Walras, Jevons y Pareto, basada en la estática física de finales del siglo XIX, en vez de en la dinámica. Se basan en la frase de Keynes: "No pensemos en el mañana", y en los siguiente axiomas: 1) La existencia de un equilibrio económico. 2) La racionalidad de los agentes económicos, es decir, de los seres humanos. 3) La idea de ganador/perdedor o de los juegos de suma cero. 4) La falacia del mercado libre. 5) Una economía lineal (1+1)=2."
Cuando se comienza una lista con Walras y Jevons, el siguiente suele ser… Menger, el que le falta de los marginalistas y el padre de la escuela austriaca (los que destrozan los modelos basados en la estática física, qué curioso). Pero claro, no se puede esperar ningún rigor de alguien que nos relaciona con… ¡Keynes! Insiste en la memez de que nos basamos en equilibrios; menciona la racionalidad como si fuera el primero en descubrir su problemática; no se da cuenta de que el mercado libre, el capitalismo, donde los intercambios son voluntarios, es un juego de suma positiva y no una falacia como las que él perpetra con asiduidad; y los problemas de la no linealidad son conocidos, pero él obviamente desconoce la naturaleza de los ciclos económicos (la teoría del dinero y el crédito y su manipulación estatal seguramente no son su fuerte). Según él "el dinero, como medida de la energía, ni se crea ni se destruye", y "el concepto de caro y barato es irreal y difícil de especificar".
"Tenemos la riqueza que tenemos porque disponemos de energía". Como decía un anuncio de neumáticos, la potencia sin control no sirve de mucho. "¿Cual era la riqueza mundial antes de 1800? ¿Qué fue lo único que cambió con el cambio de siglo? La puesta en marcha de la extracción masiva de carbón. La revolución industrial, fue, si bien se mira, una revolución energética. ¿Que le ocurrió al sistema económico cuando se puso en marcha la explotación masiva de petróleo?" Si tu única herramienta es un martillo, todo lo que veas te parecerán clavos. Para un físico que no domine lo que hay más allá de su ámbito, sólo cuenta la energía. La falacia marxista del valor trabajo va por allí. Ni una palabra acerca de la acumulación de tecnología (inteligencia), de capital (herramientas alimentadas por esa energía), y sobre todo del marco institucional adecuado (que evoluciona). "Es indiferente que se pague más o menos por la energía primaria, pues es la energía la única medida de la riqueza humana." ¿Mande? ¿Da igual lo que paguemos por la energía? ¿En serio? ¿Y medimos nuestra riqueza únicamente en términos de energía? ¿En julios o en ergios?
"Sería conveniente que las personas que escriben hubiesen reflexionado a fondo sobre lo que escriben. Que hubiesen profundizado en las ideas, no se hubiesen limitado a aprenderse los manuales de los cursos universitarios." ¿Se aplica el cuento? Está tan ciego que jamás verá su pedazo de viga y seguirá cubriéndose de gloria con sus despropósitos.
"Adam Smith introdujo ideas muy valiosas, lo mismo que Ricardo, que Jevons, Walras, Pareto, Marshall, y más cerca, que Georgescu-Roegen, Schumpeter, Hayek, que todos los premios Nobel de Economía." ¡Si le suena Hayek! Lástima que lo mezcle con otros (en especial Georgescu-Roegen) y que crea que todos los premios Nobel de Economía hayan aportado ideas valiosas: muchos son lamentables.
Todas estas sandeces las ha perpetrado en un par de artículos: hay muchas más. Recientemente comenzó su intervención en un debate sobre cambio climático comentando que si le dejaban hablar convencería a todo el mundo: ¡qué gran psicólogo y argumentador! Y en una charla hace pocos años le preguntaron si llovería en otoño: contestó simplemente que no, sin un solo matiz, ni detalle, ni explicación; fue el otoño más lluvioso en varias décadas.
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