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Echenique contra el salario mínimo y los impuestos altos

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Echenique parece entender que los impuestos son excesivamente altos, y que en algunos casos hacen que no sea posible hacer frente a los costes salariales del trabajador.

Desde que ser político es una profesión, hay una habilidad que parece fundamental para los que la ejercen: encontrar un culpable externo, es decir, distinto a sí mismo para sus errores y corruptelas.

Pablo Echenique, secretario de organización de Podemos, ha demostrado tener grandes aptitudes para la profesión al no darle demasiada importancia y “culpar al sistema” de incumplir su deber legal de hacer un contrato al asistente y afiliarle a la Seguridad Social. Según Echenique, esto abre «un debate muy interesante respecto de la Ley de Dependencia y de cómo el sistema actual empuja a muchísima gente humilde a participar de la economía sumergida» (sic).

Echenique parece entender perfectamente que los impuestos son excesivamente altos, y que en algunos casos hacen que no sea posible hacer frente a los costes salariales del trabajador. En el caso de los empleados del hogar y cuidadores el coste se hace inasumible para la mayoría de familias españolas. Los impuestos elevan su coste hasta hacerlo inviable. Por lo tanto, hay dos posibilidades: o que la familia se quede sin servicio y el trabajador sin trabajo, o ir a la economía sumergida. Qué duda cabe que esta situación se podría solventar reduciendo las cotizaciones a la seguridad social que deben pagar trabajadores y empresas.

Sin embargo, este no era el caso de Echenique, que ya en su etapa previa a Podemos percibía unos 3.000 euros como investigador del CSIC. Podía hacer frente perfectísimamente a los costes de seguridad social del trabajador, que podían ascender a menos de 75 euros.

De lo que parece deducirse que Echenique lógicamente debe estar muy en contra del salario mínimo interprofesional. Si podía hacer frente a los pagos y no lo hizo significa que pensaba que el servicio que aportaba el trabajador no justificaba su salario. Dicho de otra manera, si al salario neto percibido por el trabajador le añadimos los impuestos como la seguridad social y el IRPF, el coste salarial es muy superior a la productividad del trabajador.

Ciertamente, si no existiera un salario mínimo legal, tanto trabajador como contratante podrían renegociar el contrato dentro de la ley. Pero actualmente, en los casos en los que la productividad del trabajador es inferior al salario mínimo legal se tienen las dos opciones comentadas anteriormente: o la contratante se queda sin servicio y el trabajador sin trabajo, o van a la economía sumergida.

Lo curioso es que Echenique defiende en su programa electoral lo contrario y, a la vez, se extraña del elevado paro coyuntural y estructural español. Y, sin embargo, él es el claro ejemplo de cómo ineficiencias en la regulación estatal del mercado laboral crean desempleo, precariedad laboral y pobreza. Él es el claro ejemplo de cómo los impuestos elevados y las leyes de salarios mínimos expulsan a los trabajadores menos productivos del mercado laboral generando gran cantidad de desempleados, principalmente jóvenes, inmigrantes y personas mayores sin estudios.

Por tanto, estoy de acuerdo con Echenique en que la culpa es del sistema. Y supongo que después de esta desagradable experiencia, no volverá a defender subir todavía más los impuestos, subir todavía más las cotizaciones sociales, ni subir todavía más el salario mínimo interprofesional.

2 Comentarios

  1. No entendemos a Bolchevique y
    No entendemos a Bolchevique y compañia. Por supuesto que volverá a defender más impuestos y la subida de las cotizaciones sociales y el salario mínimo; lo que haga falta. No necesita creer en lo que dice, como la bruja Lola tampoco se toma en serio las paridas que suelta. Ambos saben que sobran tontainas dispuestos a comprarles la mercancía, y como es natural ese filón no va a quedar sin explotar.

  2. Si el Estado rompe las reglas
    Si el Estado rompe las reglas de la equidad, el ciudadano se verá obligado a encontrar formulas que le garanticen la subsistencia y es aquí donde aparece lo que las ofrece, la economía sumergida. El excesivo intervencionismo lo que provoca es el desarrollo de la ingeniería evasiva, en los grandes capitales sobre la fuga y en lo domestico en la ocultación.


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