Skip to content

Oligopolio taxista, perjuicio social

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

En una sociedad libre la gente tiene derecho a dedicarse a la actividad económica que considere oportuno.

La semana pasada presenciamos la huelga convocada por los sindicatos del sector del taxi pidiendo, entre otras cosas, que los ayuntamientos como el de Barcelona tengan competencias para regular el sector VTC y, de esta forma, hacer cumplir la ratio de una licencia VTC por cada 30 de taxi.

Como se pudo comprobar, los taxistas recurrieron a la violencia (ver I, ver II, ver III, ver IV, ver V) para defender su posición. Los conductores bloquearon infraestructuras clave, y agredieron a conductores de VTC y pasajeros. Además, amenazan con más paros en un mes si el Gobierno no cumple.

El trasfondo del problema no deja de ser que el aumento del uso y la popularidad de otros servicios de transporte de pasajeros como Uber y Cabify, que amenazan la continuidad del sector del taxi. Pareciera que el servicio de taxi está en declive.

Todos los sectores, modelos de negocio, productos y servicios pasan por un ciclo de vida similar al de los seres humanos compuesto de cuatro fases: introducción, crecimiento, madurez y declive. Todos ellos pasarán por cada una de estas etapas, incluida la de declive. ¿Por qué un modelo de negocio entra en declive? Intuitivamente tendemos a pensar que el declive se debe a un deterioro en el ofrecimiento del servicio, pero esa no es la principal razón. Las televisiones planas actuales son mucho mejores que las primeras que salieron, las librerías offline de barrio dan mucho mejor servicio que las librerías de hace 100 años, y los últimos móviles (no smartphones) eran mejores que los primeros. ¿Por qué entonces están en declive? Simplemente porque hay nuevos productos sustitutivos que satisfacen mejor la demanda añadiendo más valor que la propuesta actual. Y este declive se acelera y se pone de manifiesto cuando los nuevos modelos de negocios entran en su fase de crecimiento debido a la gran aceptación de los consumidores.

El caso del taxi no es diferente en este sentido. La entrada de nuevas formas de satisfacer la demanda de transporte de pasajeros ha hecho perder pasajeros a los taxistas. Cabe concluir que estas nuevas empresas añaden más valor que la opción del taxi a muchas personas. Según usuarios, empresas como Cabify o Uber destacan y son preferidas por el impecable aspecto interior de sus vehículos, la buena conducción y la gestión automática de la factura. Estas empresas detectaron una necesidad no resuelta y la han intentado ofrecer con éxito. Prueba de ello es que han entrado en etapa de crecimiento y están atrayendo a consumidores que antes sólo contemplaban la opción del taxi.

Ante esto el servicio del taxi tiene varias opciones. La primera es adaptar el negocio introduciendo mejoras que acerquen más su ofrecimiento a las nuevas necesidades de los consumidores. La segunda es moverse hacia el nuevo sector en auge y crecimiento ya que la rentabilidad es mayor que en el actual. La tercera es “dejar morir” el negocio retirando recursos (o no invirtiendo más) e intentar recoger beneficios mientras se pueda.

Muchos taxistas han optado por la primera opción de forma acertada, normalizando el uso de TPV, mejorando servicio, mejorando conducción, entre otras. Sin embargo, parece que la inmensa mayoría ha optado por hacer algo que no pueden: ir en contra de la evolución de las personas y la sociedad. Los taxistas deberían adaptar el servicio de taxi a la sociedad, y no intentar adaptar la sociedad al servicio actual del taxi intentando eliminar posibles servicios competidores.

Es la misma situación que en los casos de Netlix con las taquillas y televisiones, Apple con la discográficas, Amazon con el comercio minorista o Airbnb con los hospedajes. Son nuevas formas de satisfacer una necesidad que añaden más valor que las opciones tradicionales. Y qué duda cabe, que aumentan el bienestar y el progreso de la sociedad. A nadie en su sano juicio se le ocurriría pensar que estaríamos mejor con alumbrado con velas en vez de bombillas, con máquinas de escribir en vez de ordenador, con carros en vez de coches. El proceso de mercado es dinámico y evoluciona, intentando mejorar las opciones existentes. Y este proceso está protagonizados por emprendedores y consumidores, y es imparable.

¿Verdaderamente piensa el sector del taxi ir en contra de todas las formas de transporte de pasajeros? ¿También del carsharing como Car2go, Emov, Zity y Wible? Los coches compartidos ya son una realidad como alternativa al transporte urbano y ya hay taxistas que reconocen que sustituye a muchas de sus carreras. ¿Y asimismo de nuevos métodos de transporte en ciudades como bicis eléctricas, patinetes, Blablacar, nuevas startups de coche compartido?

Hay gente que argumenta que los taxistas van en contra de la tecnología. Quizás sea cierto en el sentido que la adaptación es difícil para ellos, pero en realidad están yendo en contra de posibles competidores. No es una cuestión de tecnología, es una cuestión de limitar la competencia venga de donde venga. Y para ello cuentan con la ayuda del Estado con su aparato de coacción que les ha otorgado un oligopolio arbitrario.

Y es que todo se resume en limitar la competencia efectiva. Ciertamente, los competidores amenazan nuestro negocio porque luchan por nuestros clientes. Pero eso no implica que se combata la competencia limitando o coaccionando derechos legítimos. En una sociedad libre la gente tiene derecho a dedicarse a la actividad económica que considere oportuno. Si alguien quiere transportar personas debería poderlo hacer sin problemas siempre que cumpla las mínimas reglas de convivencia. Y de la misma manera, el consumidor tiene derecho a elegir a su proveedor. Nadie tiene derecho a limitarle su elección.

La única manera de imponerse a la competencia en una sociedad libre es ofreciendo un valor añadido superior, es decir, proporcionando más beneficios y soluciones a los consumidores.

Y es que la aparición de nuevos sistemas de transportes de pasajeros es una excelente noticia para los ciudadanos y la sociedad en su conjunto. Es precisamente la competencia (más opciones para el consumidor) lo que genera incentivos para la creación de valor en la sociedad. Es la competencia lo que hace que todas las empresas deban centrarse en sus clientes para aportarles algo más constantemente. Así, la entrada de Cabify y Uber ha supuesto mejoras en el servicio ofrecido por los taxistas como ellos mismos admiten. Es la competencia lo que mejora la calidad del servicio y ajusta los precios. De hecho, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) estimó hace varios años que las tarifas de los taxis son un 13,1% más altas de lo que serían si se liberalizara el sector. Es la competencia la que “inspira” a los emprendedores a buscar nuevas oportunidades que acabarán mejorando y ampliando los productos y servicios disponibles en la sociedad.

Es una cuestión de libertades individuales, tanto de las personas que desean dedicarse al transporte de pasajeros como de los consumidores. Todos los ataques sufridos por vehículos VTC son ilegítimos e injustificados, y los agresores deberían pagar por su delito y compensar a las víctimas. Existe la libertad de emprendimiento, pero no existe la libertad de impedir que la gente se dedique a lo que desea.

1 Comentario

  1. Señor Morillo Me encantan las VTC. Los conductores Están explotados De 12 a 14 horas. Que se fastidien. La pasta que gana Uber y Cabify Se la llevan a Paraísos fiscales, holanda y Delaware. Las licencias de VTC Se la repartieron en su día Cuatro listillos que tenían información Privilegiada Las licencias de los taxistas El 90% están repartidas Entre autónomos . La sensación que tiene uno Al subirse En un coche negro Es extrordinaria, porque puedes exigir y humillar al esclavo que te lleva, Esto te hace pensar que eres importante. En un taxi ésa sensación no la tienes Porque el taxista tiene dignidad Y te saca a hostias del coche. Lo único malo que veo de las VTC Cuándo están petados de trabajo Es que Te suben un 300% las tarifas, Pero bueno no importa Porque para eso el servicio público del taxi está para rescatarme. El día que el taxi no exista Sabremos lo que es Entregar la movilidad a empresas privadas . Un consejo Quítate los prejuicios en contra del sector del taxi aaaa Y te dan una botellita de agua son la hostia, De buenas Jaja jaja


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

Trump 2.0: la incertidumbre contraataca

A Trump lo han encumbrado a la presidencia una colación de intereses contrapuestos que oscilan entre cripto Bros, ultraconservadores, magnates multimillonarios y aislacionistas globales. Pero, este es su juego, es su mundo, él es el protagonista.