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El mito del ladrillo

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…los restos de la querencia por la propiedad de la tierra, la base de un proyecto de vida y los cálculos económicos. Estos últimos estaban contaminados por mitos. Se decía que la vivienda podía subir, pero no bajar, como si la fortaleza del ladrillo se trasladase a los valores. Ni siquiera la subida de precios desde mediados de los 90 produjo vértigo a los españoles, que se lanzaban a comprar en cuanto podían presentar dos nóminas.

No es que no hubiese buenas razones. El mercado de alquiler no funcionaba porque a base de perjudicar a los propietarios se logró perjudicar a los inquilinos. Y los tipos de interés abarataron tanto el coste financiero de comprar una casa que, digámoslo claro, era la opción más racional. Además de disfrutar de la casa, la compra daba la oportunidad de crear, mes a mes, un patrimonio. Y todo parecía indicar que era un negocio seguro y redondo.

No era ninguna de las dos cosas. Los tipos de interés están más manipulados que los informativos de La Sexta y los bancos centrales los colocaron como si tuviésemos motivos de sobra para no preocuparnos por el futuro. No lo hicimos. Pero el futuro llegó en forma de crisis económica… e inmobiliaria. La hora de la verdad era la hora de reconocer que los pisos no subían sin freno; que incluso se habían apreciado demasiado y que ahora tenían que caer. El Instituto Juan de Mariana calculó hace dos años que tenían que bajar un 40 por ciento, que ahora es todavía un 20. Y aún tendremos que esperar varios años antes de que se pueda decir que el mercado se ha estabilizado.

Esa campaña, partidista y totalitaria, que dice "esto sólo lo arreglamos entre todos", no tiene en cuenta que los españoles ya lo están arreglando a base de ahorrar, hasta casi el 25 por ciento de su renta disponible. Estamos desapalancándonos y preparándonos para un futuro plagado de riesgos e incertidumbres.

Purgaremos los pufos del pasado, aunque tendremos que hacerlo durante muchos años. Y volveremos a crecer a buen ritmo y a crear empleo, aunque para ello tengamos que esperar a la segunda mitad de la década. Y seguiremos intentando crear un patrimonio. Yo espero que para entonces haya servido de lección la crisis actual y se tenga en cuenta que la compra de una casa es una buena opción, pero no siempre. Y que hay otras opciones, como la de invertir en las empresas y participar de sus rendimientos, gracias a la Bolsa. Que los trabajadores sean también capitalistas y participen de la feracidad de este sistema económico. Una sociedad de propietarios plural es también una sociedad de personas independientes.

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