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Franco, Moa, libertad

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Desde luego. ¡Qué cosa más paradójica ser liberal y apoyar a un dictador! Sólo que… ¿Qué quiere decir eso de apoyar? ¿Quiere decir que hay liberales que le ponen como modelo? ¿O es sólo que hay quien lo considera un mal menor frente a la otra opción histórica?

Porque parece, más bien, que el planteamiento es este último. De hecho, la crítica del bloguero es contra el “insigne liberal” Pío Moa. Los amigos de Moa no sabíamos de él que fuera un liberal de estricta observancia; parece que él tampoco. Pero desde luego de sus escritos se desprende una defensa de los derechos básicos de la persona, de las libertades, y de la verdad. Quizás, sin necesidad de ser un trasunto de Mises y Popper, comparte lo básico con los liberales. Pero lo relevante, en este asunto, es que Pío Moa es historiador y el juicio que le merece Francisco Franco proviene de su mirada de historiador. Lo juzga a la luz de las circunstancias de nuestra historia. Y en la Guerra Civil esas circunstancias fueron devastadoras para el liberalismo, porque se libró entre dos bandos en que los defensores de la libertad no se pueden sentir identificados.

Me parece legítimo, en consecuencia, no mostrar favoritismo por ninguno de los bandos. Tampoco es necesario. Pero también veo legítima la opción de considerar a uno “menos malo” que el otro, o menos gravoso para la libertad de los españoles. Al fin, no podemos decir que hubiéramos preferido a Thomas Jefferson porque Jefferson… no estaba ahí. Allí estaba la República, secuestrada por las fuerzas más a la izquierda y menos republicanas, y estaba la reacción derechista que, victoriosa en el campo de batalla, Franco convirtió en un régimen autoritario.

Qué duda cabe de que Franco, instalado ya en el poder, tenía otras opciones mucho mejores que las que eligió para España. Pero, más allá del juicio que merezca a cada uno Franco y su régimen, el juicio sobre el menos malo de los bandos nos fuerza a construir ucronías. En la historia está todavía la pregunta ¿Era la República del Frente Popular todavía un régimen democrático y de libertades? Pero más allá nos quedan las ucronías: ¿Se habría mantenido como una democracia occidental asimilable a las de Francia o Inglaterra? De haber ganado la guerra, ¿habría sido España un satélite soviético? De ser así, ¿habrían sufrido más nuestras libertades que lo que lo hicieron con Franco? Como de todo ello sólo caben elucubraciones y no respuestas en la Historia, las respuestas válidas son muchas.

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