La blogosfera estadounidense ha vuelto a ser la protagonista del espectáculo informativo de ese país. El hasta ahora prestigioso espacio de la CBS 60 minutos, que algunos recordarán por la película El dilema, emitió un programa denunciando que los superiores de Bush recibieron presiones para otorgarle valoraciones positivas. El problema es que, para demostrarlo, publicaron documentos que la blogosfera ha denunciado como falsos.
En diciembre de 2002, el senador Trent Lott, en un discurso durante una fiesta por el centésimo cumpleaños de Strom Thurmond, se lamentó de que si éste hubiera sido elegido presidente cuando se presentó en 1948, "muchas de las cosas que han sucedido desde entonces no habrían pasado". El problema es que Thurmond se presentó por los dixiecrats, una candidatura racista enclavada en el Sur de Estados Unidos, aunque después haya suavizado sus posiciones durante sus años como senador. Esa frase, ignorada por los medios, fue denunciada con vigor por la blogosfera, y finalmente terminó provocando la dimisión de Lott como jefe de la mayoría republicana en el Senado.
Más recientemente, el mes pasado, un grupo denominado Swift Veterans for Truth ha denunciado el pasado militar de Kerry, asegurando que muchas de las afirmaciones de éste eran falsas. Los medios tradicionales ignoraron el asunto, pero la blogosfera le dio la importancia que merecía, dado que el candidato demócrata se ha basado en su historial como forma de presentarse como un líder fuerte frente al terrorismo.
Los documentos que la CBS ha dado por buenos han llevado a Frank Abagnale, el timador interpretado por DiCaprio en la película de Steven Spielberg, a asegurar que si él hubiese sido tan chapucero, su historia tendría que haberse llamado Atrápame en dos días. La reacción de la cadena y su responsable de informativos Dan Rather ha consistido en quejarse de las denuncias realizadas desde Internet por "activistas políticos" que "escriben en pijama".
El problema para la CBS es que esos cómodos escritores empiezan a tener más credibilidad que muchos medios tradicionales. La razón, paradójica, es que Internet como medio resulta muy poco confiable. Cualquiera puede, efectivamente, escribir cualquier cosa sin dinero, sin pruebas y sin temor a las consecuencias. Eso lleva a muchos de quienes escriben en ellas a ser extremadamente cuidadosos y, sobre todo, a asumir y corregir inmediatamente sus errores y las informaciones falsas que puedan dar. Además, Internet permite, gracias de los enlaces, dar un contexto que, por su propia naturaleza, ni la radio ni la televisión ni los periódicos pueden ofrecer. Pero nadie en la red ofrece su propia credibilidad personal o institucional como garantía de veracidad. Alguien podrá preguntarse: ¿cómo va a ser mentira si lo dice la CBS? Pero a nadie se le ocurriría pensar lo mismo de Instapundit, pese a ser el autor más respetado en Internet.
La red se está ofreciendo como un modo de llenar el hueco que dejan los grandes medios nacionales, casi invariablemente de izquierdas, por lo que la mayor parte de quienes informan en ella son liberales y conservadores. Pero un hueco aún más importante es el de la corrección de errores de los medios, una labor que debieran realizar los editores de los mismos. Aunque en España no se llegue a ese nivel, el reciente caso del insultante anuncio de elpais.es parece indicar que algún día estaremos también allí.