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¿Qué ha hecho el Banco Central Europeo?

Publicado en El Confidencial

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Se trata de presionar e incentivar a los bancos a que otorguen más crédito y más barato.

El pasado jueves, el Banco Central Europeo buscó dar un volantazo a su política monetaria para, presuntamente, estimular el languideciente crecimiento económico dentro de la Eurozona. Varias fueron las medidas adoptadas por la institución, pero todas ellas fueron encaminadas a empujar a los bancos a otorgar más crédito y más barato. Repasemos brevemente las principales políticas adoptadas:

  • Reanudación del programa de compra de activos: Pese a que apenas han pasado nueve meses desde que el BCE dio por terminado su programa de flexibilización cuantitativa, ya volvemos a las andadas. Así, la institución adquirirá 20.000 millones de euros mensuales en títulos de deuda pública (y de ciertos bonos corporativos) durante un tiempo indeterminado: no en vano, por primera vez se tratará de un programa ‘open-ended’, es decir, sin una fecha de conclusión prefijada, de modo que el BCE seguirá monetizando activos financieros hasta que la inflación remonte lo suficiente. En realidad, sin embargo, este programa deberá renegociarse dentro de pocos meses dentro del Consejo de Gobierno del BCE (donde los “halcones” contarán con una nueva oportunidad para frenarlo), dado que el banco central no ha modificado los denominados “límites por emisor” (el BCE no puede poseer más del 33% de todo el stock de deuda pública de ningún Estado miembro) y tales límites están a punto de ser sobrepasados en el caso de los pasivos de varios países (por ejemplo, en cinco meses se alcanzará el tope de la deuda holandesa y en diez, de la alemana).
  • Tipos de interés al 0% ‘sine die’: El banco central también ha anunciado que los tipos de interés por sus operaciones principales de refinanciación a corto plazo (su tipo de interés base) se mantendrán al 0% de manera indefinida hasta que la inflación aumente de manera apreciable. El BCE, pues, dejará de dar orientaciones periódicas sobre su previsión de movimientos futuros en los tipos de interés: mientras la inflación continúe por debajo del 2%, ni siquiera se cuestionarán cambiar las tasas.
  • Subida de los tipos de interés negativos sobre las reservas: El tipo de interés que cobra el BCE a los bancos por sus reservas no obligatorias (el tipo de interés de la llamada “facilidad marginal de depósito”) se incrementó desde el -0,4% al -0,5%. En la medida en que la monetización de activos financieros ha inundado de reservas los balances de los bancos (cuando el BCE le compra un bono a una entidad financiera, se lo paga con reservas de nueva creación), los tipos de interés negativos están actuando como un impuesto que el BCE cobra a los bancos. Al nuevo tipo del -0,5%, los bancos europeos deberían transferirle 9.000 millones de euros anuales al BCE (y ello sin contar con el venidero incremento de reservas debido a la reanudación del QE). Pero la medida tiene truco.
  • Doble escala de tipos de interés negativos: Consciente de la enorme mordida sobre la banca que puede suponer a medio plazo la combinación de mayores reservas (por el QE) junto a mayores tipos negativos (-0,5%), el BCE ha aprobado un jugoso regalo para las entidades de crédito. Si bien hasta el momento el tipo de interés negativo de la facilidad marginal de depósito se cobraba sobre todas las reservas superiores al nivel mínimo obligatorio, a partir de ahora sólo se cobrará por las reservas que excedan la suma de seis veces el mínimo obligatorio. De este modo, el coste para la banca bajaría desde 9.000 millones de euros anuales a 5.600 millones. Pero, ¿por qué motivo el BCE sube sus tipos de interés negativos sobre la banca al tiempo que la exime de pagarlo en gran medida? Pues porque los tipos de interés negativos también sirven a otros propósitos.
  • Nuevo ronda TLTRO: Las líneas de crédito que el BCE extiende típicamente a la banca son líneas a corto plazo (si bien en reiterada renovación). En cambio, los TLTRO (operaciones de refinanciación a largo plazo con objetivos específicos) son préstamos a largo plazo (tres años de duración) que el banco central otorga sobre el 30% de la nueva financiación que los bancos privados otorguen a familias y empresas. Es decir, que el BCE aporta casi un tercio de los fondos requeridos por la banca para financiar a la economía productiva. El tipo de interés base de esta nueva ronda de TLTRO es el de las operaciones principales de refinanciación (esto es, el 0%), pero si los bancos superan ciertos umbrales de crédito, el tipo de interés que se les cargará será el de la facilidad marginal de depósito… es decir, el -0,5%. O expresado de otra forma: el BCE pretende pagarles intereses a los bancos para que presten más al sector privado.

Como decíamos, no hace falta ser un lince para descubrir que el propósito general de todas estas medidas es facilitar, presionar e incentivar a los bancos a que otorguen más crédito y más barato. Por un lado, la reanudación del programa de compras de activos financieros garantiza que los tipos de interés de la deuda pública y de cierta deuda corporativa se mantendrán bajos durante los próximos años, con lo no serán receptáculos atractivos del ahorro gestionado por el sector financiero. Por otro, la perpetuación de la barra gratuita de crédito del BCE a los bancos pretende persuadirles de que otorguen más préstamos a tipos de interés muy bajos (pues sus costes de financiación a medio plazo serán del 0%… o incluso negativos).

El problema de tal laxitud crediticia, claro está, es que impulsa una esclerotización, o ‘zombificación’, de la economía de la Eurozona. Por un lado, las empresas menos rentables y que deberían modificar radicalmente sus planes de negocio sobreviven gracias a la respiración asistida de una refinanciación excesivamente asequible. Por otro, pasarán a desarrollarse nuevos proyectos productivos de bajo rendimientos al calor de esta financiación ultralaxa. Sacrificar el largo plazo para intentar fomentar un rebote a corto plazo.

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