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Orden en el caos, pero orden espontáneo (parte I)

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¿Qué país, qué ciudades, qué economía, qué sociedad queremos que resulte de esta crisis?

Contra las políticas regulatorias del suelo y a favor de mayor orden espontáneo en el proceso urbanizador

En medio de la incertidumbre y a las puertas de nuevos rebrotes, con mentalidad de arquitecta, resulta inevitable hacer varias preguntas asumiendo de inicio la carencia de repuestas inmediatas. ¿Agudizará la crisis de la covid-19 la deriva estatista fiscalizadora y burocratizada? ¿O se estrellará frente a la solidez de la realidad económica y social que necesita de un ámbito urbanizador y edificatorio más flexible y libre? ¿Cederá la intervención del mercado a la necesidad de liberalizar y de construcción espontánea de ciudad y de suelo?

Partiendo de la incapacidad de dar respuesta momentánea, aceptamos la responsabilidad sobre el trazado de nuestro futuro siendo capital cuestionarse: ¿Qué país, qué ciudades, qué economía, qué sociedad queremos que resulte de esta crisis? ¿Y si estamos dispuestos a poner toda la carne en el asador para que el resultado sea lo más parecido a nuestro deseo?

Para bien o para mal, estoy de acuerdo con Antoine Gallimard, cuando dice: “No creo que el mundo vaya a cambiar, sería demasiado bello” y añado: pero, al menos, deberíamos intentarlo.

Hace un mes y medio, tomó relevancia la noticia del nombramiento de un íntimo amigo de Sánchez, Ignacio Carnicero(1), para encabezar la nueva Dirección General de Agenda Urbana y Arquitectura que provenía de la división en dos de la antigua Dirección General de Arquitectura, Vivienda y Suelo del Ministerio de Transportes, y creada tras la reestructuración ministerial que se aprobó a finales de enero. Sorprende que nadie hubiera ocupado desde enero hasta principios de junio esta Dirección General lo que da a entender, por un lado, que el organismo es tan artificial que ni ha necesitado director en cuatro meses y, por otro, que el puesto parece diseñado para el amiguito del presidente, habiéndose hecho incluso una reserva funcionarial del puesto.

Como director general, Carnicero sólo podrá elaborar algunas directrices orientativas para guiar la política urbana y a nivel de arquitectura su labor es puramente administrativa de gestión del 1,5% que se destina a Patrimonio Histórico Español de cada obra pública. El poco protagonismo que siempre tuvo la antigua Dirección General se pone aún más de manifiesto con el troceo que se ha hecho de la misma, quedando mermada y más ineficaz aún, si cabe, su ya irrelevante actividad con competencias que son mayoritariamente limitadas al tratarse de áreas transferidas a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos.

Esto último, las competencias totalmente trasferidas, siempre me ha resultado una tara verdaderamente frustrante en nuestro marco legislativo, pues desde la sentencia del Tribunal Constitucional de marzo de 1997(2) que declaró inconstitucional la Ley sobre el Régimen del Suelo y Ordenación Urbana del año 1990, con Texto Refundido del 1992(3), la que ha sido la ley más liberal en cuanto al suelo se refiere de la Historia reciente de España, resultaron divididas y repartidas las competencias de dos materias conexas del urbanismo, por un lado, la organización y clases del suelo de concesión a las comunidades autónomas y ayuntamientos, y, por otro, el concepto de propiedad que quedaría en el ámbito estatal. Con esto, en primer término, se perdió la capacidad de generar marco de concepción territorial común para todo el país abortando la vocación de ordenación nacional y de un desarrollo interregional coordinado, eficaz e inteligente, y en segundo, se guillotinaron los contrapoderes quedando el urbanismo como la mayor y más obscena herramienta para hacer política, principalmente, en el ámbito municipal. A todas luces, un mercado trabado, con su orden espontáneo constreñido y tremendamente corrupto.

Volviendo al principio, esta Dirección General ya de por sí mermada sin apenas funciones ni atribuciones y encorsetada por un marco legislativo casi sin competencias nacionales, como se ha explicado, no será una enseña ilusionante en la aportación de soluciones para combatir la crisis sanitaria ni dotará de medidas desde el ámbito urbano, arquitectónico ni legislativo que actúen como freno sanitario ante el virus ni como amortiguador frente a la recesión económica.

La estructura estatal para la gestión urbano-arquitectónica es tan pesada, mastodóntica e impostada, con tantas duplicidades innecesarias que sería idílico pensar en su eficacia. Pero si fantaseáramos con un sistema eficiente, podríamos coquetear con la idea de que la nombrada Dirección General podría ser muy pertinente para dar respuestas, a través de las reformas liberales y la flexibilización que necesitamos en materia de urbanismo y edificación, a los grandes desafíos que sobrevienen. Hablamos de los retos en salud, higiene y sostenimiento de la economía durante esta crisis y, que a mi modo de ver y para mayor éxito, se deben afrontar desde una idea dual sostenida en dos pilares base, a la vez, interrelacionados:

Uno, afianzar la seguridad y la certidumbre. Y dos, ampliar el abanico de libertad. Sé que casar seguridad con libertad suena contradictorio porque siempre los hemos análizado como términos enfrentados, pues me temo que tenemos que empezar a romper antiguos juicios al igual que otros nuevos instalados durante la pandemia como el de contraponer la salud a la economía, “ningún negocio vale una vida” dijo un dirigente socialista (4), y cabría replicarle que muchas vidas dependen de los negocios. Cálculos de riesgo entre la prudencia y el sustento. Y no habrá mayores interesados en la preservación de la salud que los negocios que con escrúpulo toman medidas para que no vayamos a rebrotes severos que reanudarían la reclusión, hecho que ni la salud ni la economía se pueden de nuevo permitir. De igual modo, la seguridad y la libertad, en estos días, están obligadas a entenderse y a cuidarse.

Así, estamos ante un momento único para equilibrar correctamente la libertad y la seguridad. La clave está en la flexibilidad de los diseños y en las experiencias seguras. Un gran reto que puede convertirse en algo recurrente en el medio y largo plazo y que tiene que ver con la gestión de la incertidumbre y del miedo que va a afectar a nuestra libertad de movimiento y nuestra libertad, en general, ponderando las conductas cívicas maduras de mayor asunción de responsabilidades individuales.

Habrá cambios, puesto que la pandemia y los efectos del confinamiento han sacado a flote problemas exclusivamente arquitectónicos derivados de la relación entre el espacio privado y el espacio público. Podríamos aseverar incluso que gran parte de las medidas tomadas de protección y lucha contra la covid-19 han sido relativas al modo de ocupar el espacio, ya sea, en colegios, oficinas, locales de hostelería y ocio, hospitales, residencias de ancianos, viviendas particulares. Por tanto, todas ellas, cuestiones arquitectónicas.

A veces los desastres de la naturaleza o las tragedias que causan los hombres suceden para darnos la oportunidad de reparar y reconducir el rumbo. A lo largo de la Historia, los grandes avances del urbanismo han venido como resultado de grandes crisis epidémicas y sanitarias, la peste, la viruela, etc., y siempre ha sido el urbanismo higienista, de salubridad y de progreso el que ha generado soluciones. Es inevitable que las nuevas formas de trabajo, vida y relación social que se incorporarán a nuestras costumbres, muchas de ellas ya antiguas demandas del hombre contemporáneo, deben tener reflejo en las nuevas propuestas arquitectónicas. Y es por todo esto, que el urbanismo, la edificación y la arquitectura son disciplinas esenciales a la hora de dar respuesta a la crisis sanitaria adaptando el modelo de ciudad y de espacio público-privado e impulsando un desarrollo económico-productivo que sepa conjugar con éxito los dos ejes, ya nombrados, sobre los que debemos apuntalarnos: seguridad y libertad. Porque necesitamos seguridad y certidumbres pero también, mucha más libertad.

Necesitamos más seguridad para dar protocolos certeros y eficaces para el cumplimiento del distanciamiento social que ha venido para quedarse, y son el urbanismo y la arquitectura quienes tienen que dar respuesta a ello. Debemos caminar hacia un ámbito urbano y edificatorio más flexible y versátil capaz de adaptarse a los sucesivos rebrotes o repuntes sin necesidad de romper el tránsito natural de estar en lo público y lo privado con viviendas más amigables para el estar, el descanso y el teletrabajo y sin tener que paralizar nuestra economía, tanto para trabajar como para nuestro ocio, no nos podemos permitirnos jamás volver a una restricción tal de nuestros derechos individuales. Más seguridad para contar con métodos técnicos que eviten el colapso del sistema sanitario el cual debe dirigirse hacia la concepción de hospitales más flexibles y adaptables, como fue el ejemplo de IFEMA. El urbanismo debe dar respuesta y soluciones a esto, con mejor y mayor relación de la cooperación público-privada entre la Administración y las empresas, repensar nuevas barreras arquitectónicas que nos protejan pero que a la par sean maleables, modificar todo tipo de reglamentos como el CTE y diseñar reglamentos eficaces para dar certidumbre. No me cabe la menor duda de que de esto se hablará mucho en las escuelas de arquitectura el próximo curso y que surgirán asignaturas específicas para ello en los planes docentes, así como seminarios de ideas repartidos por todo el mundo.

Y necesitamos más libertad para soltar lastre burocrático y administrativo, quitar exceso de regulación, armonizar nuestra normativa urbanística, eliminar duplicidades impositivas y bajar impuestos a la par que contener el gasto público, suprimir la multitud de absurdas trabas medioambientales y las restricciones constructivas de todo tipo a cual más peregrina, flexibilizar los planes de ordenación urbana excluyendo de una vez la ordenación por zoning y, no hacer todo esto, trae como consecuencia la desmoralización de la función empresarial que ya carece de incentivos y así no pueden desarrollarse y, sin ellos, no saldremos de la crisis ni de la recesión del país. Sólo con una clase empresarial motivada, dejando libertad al talento empresarial, podremos mejorar, innovar y crear riqueza para recuperarnos del impacto de la covid-19.

Este mes hemos visto ejemplos de decisiones administrativas que dan mayor libertad para dejar que el ladrillo vuelva a ser un sector de referencia que nos ayude a reactivar la economía con medidas como las ya planteadas en Madrid para la construcción de viviendas low cost en suelo municipal y pinchar así el alto precio del alquiler. También la agilización de trámites administrativos que ya están haciendo algunas Administraciones autonómicas como el cambio de licencias por declaraciones responsables, los silencios positivos o la flexibilización y/o limitación de restricciones medioambientales en otras. Hay que seguir por ahí.

Tenemos que entender que el núcleo para dar respuesta a esta crisis pasa por tener el valor de analizar críticamente y redefinir la relación que debe existir entre el individuo, la sociedad y el Estado procurando la seguridad y la libertad, sin excepción.

[En la siguiente entrega del artículo se desarrollarán pormenorizadamente los puntos clave necesarios de ambos ejes: seguridad y libertad].

Referencias

Soriano, J. E. (1995). Hacia la tercera desamortización (por la reforma de la Ley del Suelo). Madrid: Marcial Pons.

Barnes, J. (2007). El reparto de competencias en materia de urbanismo. El vicio de incompetencia. Madrid: Fundación Democracia y Gobierno Local.

Curtis, W. (1999). El Croquis N. 95. Álvaro Siza. 1995-1999. Madrid: El Croquis Editorial.

DIRECTIVA 2003/4/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 28 de enero de 2003 relativa al acceso del público a la información medioambiental y por la que se deroga la Directiva 90/313/CEE del Consejo. Publicado en DOUEL núm. 41 el 14 de Febrero de 2003. (2003).

INTERREG III. Iniciativa Comunitaria relativa a la cooperación transeuropea y destinada a fomentar un desarrollo armonioso y equilibrado del territorio europeo. Publicado en DOUE C 143, 23 de Mayo de 2000, DOCE C 143/6 § (2000).

Hallaq, M. (2014). Constitución de los Estados Unidos, carta de derechos, las enmiendas, federalistas y más: Versión Anotada, Edición en Español. Gobierno de los Estados Unidos.

Real Decreto Legislativo 1/1992, de 26 de junio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre el Régimen del Suelo y Ordenación Urbana.

Ley 11/2008, de 3 de julio de 2008, de la Generalitat, de Participación Ciudadana de la Comunitat Valenciana (Vigente hasta el 09 de Abril de 2015). Publicado en DOCV núm. 5803 de 10 de Julio de 2008 y BOE núm. 200 de 19 de Agosto de 2008. (2008).

Ley 11/2018, de 21 de diciembre, de ordenación territorial y urbanística sostenible de Extremadura.

Sentencia 61/1997, de 20 de marzo de 1997. Recursos de inconstitucionalidad 2.477/1990, 2.479/1990, 2.481/1990, 2.486/1990, 2.487/1990 y 2.488/1990 (acumulados).

Town and Country Planning Act 1968. United Kingdom Public General Acts 1968, c 72 (1968), 07/16/2020. http://www.legislation.gov.uk/ukpga/1968/72/contents/enacted

Tratado de Lisboa (2007/C 306/01) por el que se modifican el Tratado de la Unión Europea y el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea. Publicado en DOUE C 306, 17 de Diciembre de 2007, 07/16/2020. https://www.boe.es/legislacion/enlaces/documentos/ue/Trat_lisboa.pdf

Versiones consolidadas del Tratado de la Unión Europea y del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (2016/C 202/01). Publicado en DOUE C 202, 7 de Junio de 2016, (2016/C 202/01) § (2016).

Espinosa de los Monteros, F. (2020). Arquitectura para después de una pandemia. ABC, 07/16/2020. https://www.abc.es/cultura/abci-arquitectura-para-despues-pandemia-202005070138_noticia.html

Pulido, N. (2020). Así será la arquitectura poscoronavirus. ABC, 07/16/2020. https://www.abc.es/cultura/arte/abci-sera-arquitectura-poscoronavirus-202005070138_noticia.html

(1) https://www.lavanguardia.com/politica/20200602/481578602155/el-arquitecto-jose-ignacio-carnicero-nuevo-director-general-de-agenda-urbana.html

(2) https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-T-1997-8872

(3) https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1992-15285

(4) https://twitter.com/SimancasRafael/status/1259399381876379650

1 Comentario

  1. «»En la nueva normalidad nada
    «»Abandonad toda esperanza. La humillación infligida a ciudadanos y clientes, especialmente si son ancianos, es un rasgo de esta nueva y perversa normalidad. Hace dos siglos, en la España de Larra un empleado incompetente te decía: “Vuelva usted mañana”. Pero al menos daba la cara. Doscientos años después estamos peor. Hemos pasado del “Vuelva usted mañana” al “Llame usted mañana”. Y si buscas a los responsables de este desaguisado, te dirán que es en otra ventanilla, que llames a otro teléfono y al final no los encontrarás. Nadie es responsable de nada en este terrible país, pero todos cobran. Y de ti sólo se esperan dos cosas: que calles y sigas pagando, que para eso te trajeron al mundo.»» Javier Carrasco: https://valenciaplaza.com/llame-usted-manana


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