El liberalismo es un gran relato que parte del principio de libertad individual para abordar problemas económicos, políticos y sociales. En la medida en que nos adentramos en el liberalismo, encontramos que ideas como la mano invisible, el orden espontáneo, los juegos que no suman cero, el orden de abajo hacia arriba o la cooperación libre y voluntaria, van pasando de ser conceptos teóricos y abstractos, a ser imagines con las que pensamos, dirigimos nuestras acciones, interpretamos lo que nos rodea y soñamos un mundo mejor.
Capitalismo, ahorro y trabajo duru
Además, el liberalismo contiene, posiblemente sin haberlo buscado en un inicio, una serie de valores y virtudes individuales que se consideran valiosas dentro de la doctrina política y que son necesarias, aunque no suficientes, para el propio existo del modelo liberal. La frase «Capitalismo, ahorro y trabajo duru, no hay outra cousa» es poderosa porque, de manera similar a los preceptos religiosos, contiene una sabiduría que pretende pasar entre generaciones y estar presente en las mentes de quienes buscan una guía o un consejo para hacer frente a la vida. Siendo una creencia beneficiosa tanto para un individuo que busca enriquecerse como para los miembros de un grupo que buscan el sostenimiento del grupo.
Cuando hemos hecho propia la frase del profesor Bastos, empezamos a actuarla, a sentir que es parte de nuestro día a día, que nos acompaña cuando tenemos que decidir postergar una gratificación inmediata para obtener algo mejor en el futuro, cuando el exceso de trabajo nos agota o cuando sentimos miedo de no alcanzar financieramente lo que nos hemos propuesto. Trabajar duro, ser responsable y precavido, buscar participar en el mercado y satisfacer las necesidades de los demás y ahorrar e invertir con visión a largo plazo constituyen la receta correcta para el éxito económico y personal, aunque no lo garanticen.
Aprender haciendo
Las virtudes que asociamos al liberalismo, algunas como, ser responsable, autocontrolado, trabajador, respetuoso del proyecto de vida ajeno y ser cívico (desde parámetro liberales), se deben aprender con la experiencia. Las formas culturales de transmisión de conocimiento como las historias, cuentos, series y películas pueden ayudar, sin embargo, como es bien sabido, la calidad ética y narrativa del contenido cultural ha descendido importantemente en los últimos años.
Los videojuegos representan una ruta para transmitir conocimiento a los más jóvenes porque permiten contar historias mientras que se moldean las conductas del jugador. En un videojuego es fácil incorporar tareas que permitan entrenar diversos tipos de habilidades, como la capacidad de discriminar estímulos y responder rápido o la capacidad de generar estrategias y responder paciente y deliberadamente.
Así, me surgió la curiosidad por buscar un videojuego que pudiese llevar al jugador a desarrollar e incorporar el tipo de respuestas, estrategias y decisiones que están vinculadas con el liberalismo y facilitan su desarrollo como modelo político, por ejemplo, la responsabilidad financiera, la cual contribuye a independizar a los individuos del Estado. En particular, buscaba un juego donde el jugador tuviese que producir o recolectar recursos y luego administrarlos, enfrentando retos de preferencia temporal y autocontrol para que pudiese entender, por medio de su acción en el juego, que los individuos debemos tener una adecuada coordinación inter-temporal de nuestras decisiones, es decir, aquello que hicimos en el pasado, contribuye a que estemos bien en el presente, pero solo si tomamos las decisiones adecuadas en el presente, estaremos mucho mejor en el futuro.
Stardew Valley
Stardew Valley es un juego que se lanzó en 2016 y fue creado en su totalidad (programación, diseño, música, etc) por un único autor, Eric Barone, un egresado de ciencias de la computación aficionado a la programación y los videojuegos que inició el proyecto como una forma de adquirir y reflejar sus habilidades para mejorar sus posibilidades de encontrar empleo, pero que progresivamente fue enamorándose del proyecto, haciéndolo más complejo y agregándole infinidad de detalles que le dan al juego un toque personal y único.
El videojuego cuenta brevemente la historia de un protagonista que está agotado de su vida citadina y su trabajo monótono y ha recibido como herencia la granja de su abuelo en un pueblo pequeño en el Stardew Valley. El protagonista se muda a la granja e inicia su nueva vida. El inicio del juego es muy útil para visualizar el modelo autístico austriaco y la idea de que, en economía, primero se debe ofertar antes de demandar. El protagonista encuentra la casa llena de maleza y escombros naturales que debe remover para abrir espacio y obtener sus recursos iniciales, empezar su primera siembre y esperar el cultivo para hacer la venta que da inicio al desarrollo económico del personaje.
Lo que se puede aprender jugando Stardew Valley
Asociar Stardew Valley con un juego pro-capitalista puede parecer contradictorio porque el juego plantea una crítica a la vida moderna y vacía, en la cual nos relacionamos con grandes empresas genéricas que alienan el trabajo y las relaciones comerciales. Sin embargo, en este sentido el juego es compatible con la visión conservadora o peleolibertaria de la vida; el protagonista rechaza libremente seguir cooperando con la empresa «Jaja!», pero no deja de participar en el mercado o buscar enriquecerse, de hecho, si lo hiciese, le juego no avanzaría. La crítica ética y estética a los tiempos modernos es una idea «de derechas», y el modelo liberal no es incompatible con ello.
De manera breve y enlistada comparto una serie de habilidades y lecciones que se pueden obtener a través del videojuego:
El factor tiempo como una herramienta que empleada correctamente favorece el enriquecimiento. Al ser un juego de «farming», es importante tener autocontrol, ser paciente y usar el tiempo a tu favor para generar riqueza. Los cultivos tienen distintos plazos y rendimientos, algunos toman mucho tiempo, pero generan interés compuesto y otros son inversiones únicas de corto plazo. Formar una buena granja en el juego, equiparable a una buena cartera de inversión, requiere combinar activos con distintos plazos adecuadamente y mantener cierta liquidez a la vez que nos proyectamos en el largo plazo.
Escasez y abundancia. Socialización
Aprovechar los periodos de escasez y abundancia. Las estaciones un el juego generan periodos de mayor facilidad o dificultad para obtener ingresos, ello hace que la estrategia correcta implique tener siempre en cuenta las siguientes estaciones mientras jugamos. Aprendiendo la lección de que cuando hay prosperidad debemos anticipar potenciales periodos de menor prosperidad. De esta manera, el juego incentiva a que el jugador tenga siempre en cuenta el futuro al momento de tomar cualquier decisión, puesto que una compra o inversión será buena dependiendo de la situación y estrategia presente y futura. Como suele ser en teoría de juegos, una decisión o estrategia presente será correcta con base en lo que espero hacer en el futuro.
El juego incorpora adecuadamente la socialización o el factor social de la vida humana, ya que el protagonista puede casarse y tener una familia, algo que muchos jugadores disfrutan alcanzar. No obstante, para ello debe invertir muchos recursos en su reputación, estatus y redes sociales, algo que no resulta fácil en el juego, porque en necesario cumplir misiones secundarias para los habitantes del pueblo (NPCs), saludarlos y hasta darles regalos en sus cumpleaños. Este componente social es importante porque muchos otros juegos de estrategia no lo contemplan y en la vida real las personas debemos tener en cuenta nuestros gastos en estatus, un tipo de inversión donde también participa el autocontrol y puede constituir un freno importante al enriquecimiento de los jóvenes que suelen sobre-invertir en estatus.
Ahorro e inversión
Valor del ahorro y la inversión, sencillamente, capitalismo. El juego permite talar árboles y hacer minería, ambas fuentes de recurso no requieren mayor inversión de capital por parte del jugador. Sin embargo, el juego va guiando al jugador a la conclusión de que la mejor estrategia es invertir en capital, que automatice o haga más productivo su trabajo. Al igual que como ha pasado en la historia de la humanidad, a medida que el jugador progresa, los trabajos más repetitivos y menos productivos van desapareciendo y van apareciendo formas más complejas (con más información y capital incorporado) de generar riqueza.
En conclusión, el éxito del modelo liberal depende de que la sociedad se organice a partir de un conjunto de normas o instituciones liberales, pero también de que las personas desarrollen y hagan propias las virtudes liberales, ambos procesos se retroalimentan mutuamente. Stardew Valley puede ser un buen juego para que los jóvenes aprendan algunas de estas lecciones.
No obstante, creo que la generalización de las conductas adquiridas en el juego, esto es, que el jugador lleve a la vida real las estrategias que premian en Stardew Valley, requiere que complementemos el juego con información sobre el uso de dichas estrategias en la vida real. Por ejemplo, algo tan sencillo como indicarles a los jugadores «así como inviertes en mejorar tu hacha para talar árboles más rápido y con menor esfuerzo por el resto del juego, así debes invertir en tu educación o en bienes de capital que puedas rentabilizar el resto de tu vida»
Ver también
Para reyes, un videojuego para su hijo. (Jorge Valín).
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