“Gran corrupción” o corrupción a gran escala, definida por Transparencia Internacional como “actos cometidos en los niveles más altos del gobierno que involucran la distorsión de políticas o de funciones centrales del Estado, y que permiten a los líderes beneficiarse del bien común”.
Transparencia Internacional
En el actual escenario internacional de confrontación geopolítica y geoeconómica, el cual hemos abordado en los últimos años desde diversas perspectivas tanto comerciales, como económicas y políticas, se ha venido enraizando desde ya hace tal vez más de dos décadas, pero en especial en los últimos 10 años, una serie de prácticas corruptas manejadas e incentivadas por algunos gobiernos, como un mecanismo de expansión geopolítica y geoeconómica a nivel internacional, que ha violado la transparencia de las prácticas del libre mercado global de bienes y servicios, como de la contratación y captación de inversiones extranjeras directas en algunos países, en especial en las naciones en vías de desarrollo.
Fundamentos de la libre competencia.
El orden económico mundial derivado de lo que se conoce como el Orden Liberal Internacional (OLI) fue cimentado, a pesar de los procesos de crisis que ha confrontado en el pasado reciente, en un sistema que a grandes rasgos se fundó en una economía de libre mercado, sustentada en un marco jurídico-económico de procedimientos y políticas que promueven la eficiencia, mediante el otorgamiento de recompensas a los agentes económicos que demuestran eficacia en la gestión de sus recursos y castigos a los oferentes que evidencian un desempeño improductivo, sin una intervención estatal significativa que favorezca a ningún agente económico en particular.
Dentro del marco de una economía de mercado, la política de competencia, es el soporte más relevante del sistema de economía de mercado enunciado. Estas políticas se estructuran con el ánimo de favorecer el ejercicio económico en espacios de transparencia, en clara protección de las libertades de los consumidores y del mercado. Siendo, por ende, una política que tiene como objetivo la creación de un entorno de garantías de la oferta y la demanda, con el fin de evitar y corregir todos aquellos comportamientos con capacidad de desfigurar el hábitat competitivo, con prácticas como: la competencia desleal a través de subsidios e intervenciones estatales, y prácticas corruptas entre otras.
Concepto de corrupción internacional
Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), el término corrupción abarca este conjunto de acciones: “Acción y efecto de corromper o corromperse, deterioro de valores, usos o costumbres. Y en las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización indebida o ilícita de las funciones de aquellas en provecho de sus gestores”.
Para los efectos del presente ensayo, por corrupción internacional, entenderemos sin menoscabar los aspectos en el ya citado concepto de la (DRAE). Como el abuso del poder público en favor de un privado o de una entidad estatal, sea nacional o internacional, a través, de empresas, sean públicas o privadas de ese mismo ente extranjero. Nos referiremos por ende a una conducta de abuso que es llevada a cabo por un sujeto de derecho internacional público, como Estado-nación, que posee poder de decisión en su sector público o privado, con el fin de influir en la toma de decisiones de otro Estado-nación como sujeto de derecho internacional público, con el objetivo de conseguir ventajas para sus inversiones e inversionistas nacionales, sean públicos o privados, por medio de sobornos, tráfico de influencias, y abuso de poder, en un país determinado, en beneficio de sus proyectos de expansión geopolíticas y geoeconómicas, violando las prácticas de transparencia internacionales y nacionales de la libre competencia respectivamente.
La corrupción internacional en la lucha geopolítica global
Es frecuente encontrar empresas transnacionales y multinacionales, utilizando prácticas corruptas y desleales respaldada por sus respectivos gobiernos para posicionarse tanto como inversores extranjeros en contratos de licitación de obras internacionales, o en la adquisición de concesiones de diferente naturaleza en especial en la explotación de materias primas con alto valor estratégico, como el cobalto, el litio, las tierras raras, y los hidrocarburos, entre otros recursos. Entre estos países se encuentra la China comunista, Rusia e Irán, pero en grados muy inferiores a estos dos últimos. Esos Estados han basado sus estrategias de expansión geoeconómicas y políticas en patrones generalizados de corrupción y sobornos, en países en vías de desarrollo, principalmente, y en especial en África e Hispanoamérica.
Estos gobiernos y regímenes, han encontrado en América Latina un terreno fértil para sus estrategias desleales de competencia y penetración económica y política, debido fundamentalmente a la cultura de corrupción sociopolítica e institucional con un fuerte raigambre histórico. Los regímenes autoritarios como el venezolano, y demás países de los círculos izquierdistas latinoamericanos, que han demostrado, desprecio de las normas democráticas sobre el terreno, han facilitado que este club de países se afiance en América Latina, en especial China.
Mucho se ha tratado el caso de China, con sus prácticas ambientales, laborales y de corrupción, en sus estrategias de inversiones más allá de sus fronteras. Ciertos organismos de control internacionales, como algunos gobiernos occidentales, en especial los EE.UU., consideran que las empresas chinas están entre las menos transparentes del mundo. Destacando desde hace tiempo la renuencia de Beijing a procesar a las empresas o personas chinas acusadas de soborno en relación con contratos extranjeros. Así como los proyectos referentes a los de la “Franja y la Ruta” de China en todo el mundo, los cuales han estado marcados por problemas ambientales, laborales y de corrupción en sus procesos de implementación.
Casos emblemáticos de prácticas corruptas internacionales
Entre los casos de corrupción internacional más emblemáticos en el continente americanos de los últimos 10 años se encuentran: El caso de corrupción de la empresa brasileña Odebrecht, el cual estalló en el 2016, cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó una investigación sobre el grupo Odebrecht, revelando que había sobornado durante años con un valor total de 439 millones de dólares a funcionarios de los gobiernos una docena de naciones latinoamericanas, del caribe y africanas con el fin el objetivo de obtener contrataciones públicas en estos países (Angola, Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela). De esta manera, la citada empresa brasilera logró obtener aproximadamente 100 proyectos en múltiples países, a través, de su División de Operaciones Estructuradas, y una Caja B llamada “Sector de Relaciones Estratégicas”. En estos casos, el gobierno de Lula Da Silva siempre favoreció la presencia de Odebrecht en ciertos países como Venezuela gracias a sus vínculos cercanos con el gobierno de este país.
Otro caso representativo que a título de ejemplo podemos mencionar, fue el referente a la empresa alemana Siemens a.g., que en 2008 reconoció sobornos de millones de dólares a funcionarios de múltiples países, debido a que según la empresa era imposible mantener la competitividad de la empresa en el extranjero. Estando establecido este sistema de mercado, muchas de las grandes empresas acaban sucumbiendo para no renunciar a su competitividad y perder así grandes oportunidades de negocios internacionales frente a sus competidores chinos, principalmente. Aunque este caso no fue el producto de una política del Estado alemán en favor de una empresa privada alemana, fue la secuela de este esquema de competencia desleal a escala global.
Los casos chinos en Hispanoamérica
La inversión China y sus prácticas pocos transparentes ha sido más fácil en los países en los cuales han gobernado y aún gobiernan regímenes populistas de tendencia izquierdistas y autoritarias, y donde el Estado de derecho, la libertad de expresión han sido socavadas durante mucho tiempo, casos como el de Argentina durante el kichnerismo, el de Bolivia y Venezuela son los ejemplos más emblemáticos en el ámbito latinoamericano. Sin dejar de mencionar el caso de Ecuador bajo la presidencia de Rafael Correa y el de Panamá.
En el caso boliviano bajo el mandato de Evo Morales, las compañías chinas lograron un importante punto de apoyo en sectores clave de la economía boliviana, que se ha traducido en un monopolio sobre la industria del litio en ese país.
En la Argentina, bajo la era de los gobiernos Kichneristas, la presencia de empresas chinas se arraigó tanto a nivel local, en las provincias y en todas las regiones del país suramericano. Donde los gobernadores feudales habilitaron una sofisticada red de corrupción que China aparentemente utilizó para invertir en todo, desde plantas nucleares, la construcción de plantas de baterías de litio, hasta la instalación de una estación terrestre de seguimiento de satélites, así como plantas hidroeléctricas, entre otras actividades.
El caso de Venezuela, ha sido el más emblemático y representativo de muchas de estas prácticas corruptas, pues este país concentra el 50% de toda la inversión y préstamos que ha realizado China en toda Latinoamérica. En Venezuela las empresas chinas han obtenido acceso a materias primas tanto del área minera, en especial el mineral de hierro como del sector petrolero, a precios muy inferiores a los de los mercados internacionales. En especial el del mineral de hierro a un precio 75% por debajo del mercado. Sin contar, con los planes de financiamiento depredadores chinos, que terminaron dejando a esta nación sudamericana con una deuda catastrófica de decenas de miles de millones de dólares, bajo condiciones leoninas que aún son totalmente desconocidas.
Y por último, es relevante a la luz del actual conflicto en ciernes entre los Estados Unidos bajo la recién estrenada administración Trump, por el tema de la presencia china en los predios del Canal de Panamá y por las pretensiones de la administración estadounidense sobre esta vía acuática. Hacer referencia al caso de Panamá, país que ha sido el centro de escándalos internacionales de corrupción en los últimos años, en los cuales se han visto involucrados dos de sus expresidentes.
Durante la administración del presidente panameño, Juan Carlos Varela, se cancelaron concesiones portuarias de una manera irregular a favor de una empresa china. De igual forma, en el gobierno del presidente Cortizo se otorgaron según fuentes panameñas concesiones a empresas chinas en el área de la construcción de una forma poco transparente, que han sido objeto de críticas y graves acusaciones en este país centro americano por algunos personajes de la vida civil y política del mismo.
Efectos de las prácticas corruptas internacionales
Esta situación ha estado atentando, contra la seguridad nacional de muchos países, por un lado, y contra el sistema de mercado libre a escala mundial por el otro. En este sentido, la distorsión de la competencia generada por la corrupción internacional, ha generado en primer lugar, un esquema de comptencia desleal e injusto. En segundo orden, ha afectado la imagen internacional y reputación de los paises en el que han producido estos hechos de irregulares, y por último ha degradado la confiabilidad de los gobiernos que han incurrido en estas prácticas, frente a sus propios ciudadanos y otros países, generando en algunos casos roces o conflictos diplomáticos entre los mismos.
Otro elemento a destacar es el de la seguridad nacional de los gobiernos que han colaborado con estas prácticas corruptas, pues los mismos terminan siendo rehenes de sus corruptores. Debido al manejo de información delicada y clasificada de sus actividades ilícitas, por parte de estos, que los hace vulnerables al escarnio público y legal, no solo en sus respectivos países, sino a nivel internacional. Lo que los termina convirtiendo en una especie de títeres de naciones como China y Rusia, principalmente dentro de sus proyectos de expansión geopolítica, vulnerando así su independencia y soberanía nacional.
Convenios internacionales de prevención y lucha contra la corrupción
Han sido varios los convenios internacionales que han sido firmados en diferentes ámbitos geográficos internacionales como nacionales para el combate de esta práctica desleal en los mercados internacionales. Entre los cuales destacaremos solo a título informativo los siguientes: Convención Interamericana contra la corrupción (1996) de la Organización de Estados Americanos, (OEA), El Convenio relativo a la lucha contra los actos de corrupción en los que estén implicados funcionarios de las Comunidades Europeas o de los Estados miembros de la hoy Unión Europea de (1997), Convenio de lucha contra la corrupción de agentes públicos extranjeros en las transacciones comerciales internacionales de 1997, aprobado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el año 1997.
El Convenio penal sobre la corrupción y Convenio civil sobre la corrupción (1999). Creado por el Consejo de Europa como un instrumento dual de lucha contra la corrupción: uno desde la perspectiva penal, y otro, desde la perspectiva civil, El Convenio para la prevención y lucha contra la corrupción (Unión Africana -2003), Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción del año (2003).
Es importante destacar, la Foreing Corrupt Practices Act. de los Estados Unidos: la ley contra las prácticas corruptas en el extranjero. La (FCPA) de Estados Unidos, pues esta ley tiene un alcance extraterritorial y de responsabilidad penal de la persona jurídica, y legislaciones internas de algunos países. Lo que la convierte en un instrumento importante con el que cuentan los EE.UU. para enfrentar estas prácticas desleales que han afectado a sus empresas a nivel internacional.
No obstante, es importante recalcar que algunos de estos convenios han sido prácticamente letra muerta, principalmente en Latinoamérica y el Caribe, por las razones arriba mencionadas, como en algunos países del continente africano. Los mismos solo han tenido cierto efecto en el ámbito europeo y en los Estados Unidos por la disposición de sus respectivos gobiernos y estructuras judiciales de combatir las prácticas corruptas a escala internacional.
Conclusiones
Todo este escenario ha terminado de configurar un juego de competencia desleal (unfair competition) frente a otros actores que poseen limitaciones de tipo jurídicas en el ámbito de sus respectivos países como ya lo hemos mencionado, y que les impiden incurrir en estas prácticas corruptas en los mercados globales de inversión, so pena de responsabilidades penales y financieras para sus respectivas empresas. Lo cual los coloca en una posición de desventaja frente a sus competidores chinos, en especial, y rusos.
De igual forma, es relevante destacar que la corrupción en el sector privado lesiona gravemente la competencia. Pues cuando una empresa consigue un contrato por medio de un soborno, supone un caso de competencia desleal respecto a sus competidores, que de igual manera perjudica a toda la sociedad, en la medida en que la competencia tiene una función social que resulta frustrada, como es la de ofrecer el mejor servicio o bien según sea el caso con la mejor relación precio-calidad.
Pues los sobornos son costos ocultos que al final son pagados por la sociedad en cuestión de manera directa, no solo en términos de recursos económicos mal empleados, sino en términos ambientales, laborales y de imagen del país en cuanto a su reputación política-institucional a nivel internacional.
Frente a esta grave amenaza internacional que ha estado minando todo el esquema de la libre competencia a escala internacional, promovida por potencias como China, Rusia y otros países menos relevantes. Se debería de conformar un régimen internacional tanto político como jurídico más eficiente que los antes señalados, liderado por los EE.UU. la Unión Europea y los aliados asiáticos en especial Japón y Corea del Sur, para enfrentar y neutralizar estas prácticas desleales y poco transparente a nivel mundial llevadas a cabo principalmente por el gigante asiático en su expansión geoeconómica y política a nivel mundial.