Estudiantes, sindicatos y flotillas

Tags :
Share This :

¡La flotilla ha sido asaltada! Ésta es la máxima preocupación de nuestros amados sindicatos, supuestamente de los estudiantes, pero sobre todo, de nuestra prestigiosa, divina y justiciera izquierda.

Antes de decir cualquier cosa debo destacar, que no soy una persona para nada cercana a Israel ni sus planteamientos, tampoco lo soy a Hamás. No quiero ubicarme en ningún bando, pues mi consideración de las guerras modernas es que son simplemente luchas de élites, que emplean imaginarios sociales para convencer a la población de asesinarse por intereses que ni siquiera les son propios.

En cuanto a lo que sucede en nuestro país, obviamente no es más que otra cortina de humo de la absolutamente inmoral clase política. Cuanto más nos enfanguemos en cosas a kilómetros de aquí, que ninguno de nuestros políticos van a arreglar, menos nos fijamos en las situaciones que sí pueden y deben arreglar en nuestra tierra. Y sí, este caso es otro caso del verdadero fango.

Es obvio el bajo nivel que tiene la gente respecto a la comprensión de este asunto. En primer lugar, porque con algo de suerte saben ubicar Palestina, Israel, e incluso Cuenca en un mapa. En segundo lugar, porque para hablar de este asunto habría que leer no solo décadas, sino siglos de historia, algo que obviamente contradice los principios del últimamente aclamado “sindicato” de estudiantes, pues leer no va en su estilo. Y en tercer lugar, implicaría no poder posicionarse al segundo, y obviamente es mucho más atractivo tachar a la mitad de la población de terroristas en un caso, y a la mitad contraria de genocidas en el otro caso.

Todo esto obviamente no responde más que otra vez al verdadero ídolo nazi de la clase política española, Joseph Goebbels y sus principios: Simplificación y único enemigo (Palestina o genocida/Israel o terrorismo), exageración y desfiguración, una obvia vulgarización, orquestación (repetir constantemente cualquiera de los mantras creados para mentes simples), renovación (constantemente nuevas noticias, como la flotilla), verosimilitud (promover vídeos falsos por parte de ambos bandos), silenciación (señalando al contrario como enemigo de los DDHH en el caso de no posicionarse o hacerlo del bando contrario), y por último, unanimidad (decir que todo el mundo decente apoya a x bando).

Todo lo mencionado anteriormente, hace que sea una obra maestra del sinsentido tratar de establecer una conversación racional o debate con el 95% de la población española sobre este asunto, pues ni los unos ni los otros tienen más allá que una supina ignorancia y una mayúscula soberbia, al posicionarse de algo que no saben ni conocen, más allá de lo que se han tragado y les dicen los políticos españoles inspirados en el aclamado propagandista nazi. Yo no soy experto en el asunto, puedo tener alguna noción, conocer algo más del conflicto por puro interés propio, pero no es una de mis prioridades vitales y aunque lo fuera, no es este el artículo donde hablaría de ello. Mis preocupaciones son más cercanas a la realidad de mi persona, familia, amigos e incluso comunidad.

Sobre el sindicato de estudiantes

Habiendo mostrado ya la burda manipulación política que la población general, vuelve a sufrir, debido a su escaso espíritu crítico generado por la educación estatal, voy a permitirme hablar de la absoluta tontería de órdago en la qué consiste el sindicato de estudiantes.

Lo califico así, pues un sindicato de estudiantes, de por sí, no tiene sentido de existencia. Los estudiantes no tenemos derecho alguno a solicitar mejoras, mediante huelgas o negociaciones, tratando de hablar de tú a tú a la universidad o centros de educación. Nosotros escogemos donde, cuando, porqué y en qué formarnos, lo hacemos libremente (dentro de las restricciones competitivas que establece el Estado) y no somos más que consumidores de un servicio. ¿Se imaginan hacerle huelgas al churrero de su barrio porque no tiene churros de chocolate? Entonces, ¿qué sentido tiene hacer huelgas porque se ofrezca una educación mejor? Los estudiantes no somos productivos, somos consumidores y por tanto, nuestra única forma de actuar es la no compra del servicio que solicitamos y la creación de otras empresas que compitan.

Si a todo lo anterior se responde con que se tiene derecho a la educación, la respuesta es clara por mi parte: No, nadie tiene derecho a la educación. Tiene derecho a poder optar a ella, a que nadie impida aprender (el Estado lo hace), pero no tiene derecho a que la gente le regale, financie o le eduque.

El sindicato de estudiantes, el único sentido que podría tener es reivindicar que, si se financia una educación de manera forzosa mediante los impuestos, que menos que esta funcione bien teniendo en cuenta el expolio al que todos somos sometidos. Pero claro, esto sería pedir algo imposible, pues la gestión pública es siempre y en todo lugar ineficiente (también da para otro artículo). Y aún así, tampoco tendría sentido pues los estudiantes no ofrecen servicio alguno, como sí lo hace un trabajador a una empresa, simplemente son consumidores, así que si empleamos el sentido común, lo único a lo que se podría optar es a una asociación de consumidores.

Por otra parte, este sindicato no es más que un burdo lugar donde los huelguistas neuronales pueden demostrar que de verdad valen para la política. Últimamente están más flojos, pues los partidos donde exportar los talentos están de capa caída. Sin embargo, cualquiera que tenga un mínimo de entendimiento y sepa unir situaciones, el sindicato ha estado alarmadísimo por la situación en Palestina (deben pensar que Israel se asusta con ellos), pero le da bastante igual que la mujer del presidente de España, repito, España, nuestro Estado, nos guste o no, se aproveche del sistema educativo que todos pagamos para lucrarse. También les debe dar igual que el Estado impida la aparición de competencia que haga mejorar la educación, de manera que continuemos con un modelo sectario y mediocre. Es obvio que eso no interesa a quiénes manejan el sindicato, pues saben que quién causa esta situación es el que les financia y el lugar donde con algo de suerte puedan hacer algo.

Conclusión

Es una lástima tener que hablar de todo este asunto. Ojalá no existiera el terrible conflicto que ocurre en Oriente Medio, las víctimas humanas por proyectos estatales es una tragedia, siempre y en todo lugar. No puedo más que rezar por las víctimas y pedir por el fin de los conflictos y la paz mundial, que pasa por la disolución de todos los monopolios de la violencia.

En cuanto a la política y el sindicato, creo que mi posición es obvia. Distraernos con un conflicto que está a miles, que no podremos cambiar y que no parará hasta que quiénes se aprovechan de sus poblaciones decidan que sus ansias han sido saciadas, es una estrategia de manipulación con la que seguir legitimando el expolio y sus endiabladas ideas con las que mantenernos amarrados al Estado.

El día que la sociedad adaptemos el ‘chip anarquista’ del que oí al profesor Huerta de Soto hablar, será una verdadera preocupación para nuestros políticos, pues sabremos que los causantes de los conflictos bélicos no son más que los Estados y su brutal colectivismo.

Deja una respuesta