El liderazgo de Sánchez sigue una senda más cercana a la del Pingüino: utilizar las emociones más destructivas, como el resentimiento y la envidia, para erosionar las bases de un sistema de gobernanza ya debilitado.
Insistir en que todo va bien gracias al Gobierno, y si hay algo malo es por culpa de Putin, evoca la famosa frase de Groucho Marx: “¿A quién va a creer usted, a mí o a lo que usted ve con sus propios ojos?”.
Sumar ha prometido una herencia universal de 20.000 euros a cada joven que cumpla los 18 años, aunque desde un prisma liberal, no se trata ni mucho menos de la solución ideal
La descentralización tiene otras ventajas, como la de reducir la incidencia de los puntos débiles. O favorece la participación voluntaria. Pero, sobre todo, favorece la identificación de la sociedad con el Ejército, y con la defensa de la propia comunidad y del territorio. Esto es lo fundamental.
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