Rafael Correa y el síndrome populista
El populista no tiene el menor respeto por las instituciones, ni por la ley, ni por el adversario, pero exige que se le trate con unción.
El populista no tiene el menor respeto por las instituciones, ni por la ley, ni por el adversario, pero exige que se le trate con unción.
No hay otra solución, a largo plazo, que la existencia de dos naciones.
La gran revolución del siglo XXI es la de la honradez. Poco a poco el relato y la práctica se irán acercando. Tomará cierto tiempo, pero sucederá. Ya está ocurriendo.
Es verdad que Estados Unidos carga con un peso desproporcionado de los costos de esa responsabilidad, pero eso fue lo que determinaron Roosevelt y Truman.
Europa teme que se disuelva un matrimonio extraordinariamente fructífero durante 72 años. Sería terrible que algo así sucediera.
Con Trump peligra el orden mundial que F. D. Roosevelt y luego Harry S. Truman crearon en los años cuarenta, y eso puede generar una grave perturbación.
Uno de los últimos actos de gobierno del presidente Barack Obama ha sido legitimar la repatriación a Cuba de los pies secos. Era una medida solicitada insistentemente por la dictadura de Raúl
Maduro preside un Estado fallido, incapaz de mantener el monopolio de la violencia porque el chavismo armó a cien mil maleantes que hoy controlan parcelas crecientes de autoridad en el
No creo que Raúl Castro haga nada. No ignora que la revolución fracasó, pero no tiene fuerzas ni ganas de enmendar el inmenso error cometido en 1959.
Vladímir Putin amenaza con el rearme nuclear de Rusia para burlar el escudo de misiles protectores con que Estados Unidos dota sus propias defensas y las de Occidente.