La tecnología no es lo que era
Estamos a las puertas de una revolución que provocará cambios que ni podemos imaginar.
Estamos a las puertas de una revolución que provocará cambios que ni podemos imaginar.
Compartir lecho con Pablo Iglesias parece una forma bastante segura de ascender en el partido.
Aquí lo que tenemos son ministras de Sanidad que llevan pulseras mágicas.
No han apoyado a Macron frente a Le Pen. Pero seguirán llamándose a sí mismos antifascistas. Cuánta razón tenía Oriana.
El problema para Llach es que su estaca está tan podrida que ni siquiera ha hecho falta que nadie tire de ella.
Igual el Partido Demócrata tiene que replantearse su estrategia y pasar a criticar a Trump por ser un mero incompetente. Aunque no suene tan apocalíptico.
Debemos ser críticos con la pretensión de que la ciencia ya está establecida y debemos poner draconianas restricciones sobre la sociedad mundial en su nombre.
Si todos los aciertos, los errores y los fracasos de Trump siguen siendo recibidos de esta manera, no es difícil augurar que será reelegido en 2020.
Trump jamás habría llegado a donde está sin Obama. Es el producto más perfecto y acabado de la arrogancia y el sectarismo con que su predecesor ha actuado durante ocho
Pretender que el machismo es la causa en todos y cada uno de los casos es una barbaridad y, lo que es peor, mentira.