El lenguaje económico (XVII): Producción
En sentido amplio, entendemos por producción toda actividad humana cuyo fin es la obtención de un bien económico mediante el trabajo. Eventualmente, una actividad lúdica (i.e. pesca, caza, juegos de
En sentido amplio, entendemos por producción toda actividad humana cuyo fin es la obtención de un bien económico mediante el trabajo. Eventualmente, una actividad lúdica (i.e. pesca, caza, juegos de
El común de hablantes entiende por inflación la subida generalizada de los precios en el mercado. Sin embargo, la inflación genuina es el aumento de la oferta monetaria, que a
Las cuestiones laborales son del máximo interés político, social, periodístico y económico. Empleo y desempleo son objeto de debate y argumentación. Hoy analizaremos las expresiones más comunes relativas al mercado
Por nacionalismo entendemos el «sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y con su historia» (R.A.E.). Cree el nacionalista que su nación es «mejor»
Políticos, economistas y periodistas, entre otros, emplean ciertos términos —rey, imperio, soberanía, democracia, poder— para referirse a cuestiones económicas; sin embargo, como veremos: «El empleo de conceptos de tipo político resulta inadecuado
Sobre la riqueza y la pobreza se ha escrito mucho, casi siempre de forma errada según el dogma de Montaigne: «El beneficio de unos es perjuicio de otros». El corolario de este error económico es la maniquea distinción entre países ricos y pobres o entre hombres ricos y pobres, donde los primeros son culpables de la lamentable situación de los segundos.
El comercio tiene luces y sombras. Desde una óptica praxeológica, se trata de una actividad útil pues, axiomáticamente, beneficia a todos cuantos participan en los intercambios. El comercio es ético,
Antes de analizar el uso del término «capitalismo» aclaremos su triple significado. Desde un punto de vista libre de juicios de valor —wertfrei— el capitalismo moderno es un sistema de
El impuesto progresivo reduce el consumo de los más «ricos», pero reduce en mayor proporción la inversión en bienes de capital; y una menor tasa de capitalización implica salarios e ingresos reales más bajos.
El término «público» está asociado al de «interés general». Ambos gozan de tan buena fama que todo así calificado queda automáticamente revestido de un halo de superioridad ética y jurídica. Sin embargo, no existe idea que presente un historial más criminal que esta falsa supremacía de lo público sobre lo privado, de lo general sobre lo particular y del Estado sobre el individuo.