El pasado 30 de abril, el prestigioso diario estadounidense The Wall Street Journal publicó el artículo titulado Cómo se apagó España, firmado por Gabriel Calzada, presidente del Instituto Juan de Mariana, junto con Manuel Fernández Ordóñez, físico nuclear y profesor universitario. El texto, que ha generado un importante impacto internacional, analiza las causas técnicas y políticas del colapso energético que dejó a oscuras a España, Portugal y parte de Francia el 28 de abril.
“La vida cambió para los españoles al mediodía del lunes, 28 de abril. Con el sol en su punto más alto, la red eléctrica del país, alimentada en gran parte por energía solar, se apagó”, escriben los autores. Apenas unos días antes, el gobierno español había celebrado que la red funcionaba al 100% con energía renovable, de modo que la desconexión de la red eléctrica fue un mazazo para esa narrativa.
En palabras de Calzada y Fernández Ordóñez, “el porcentaje casi récord de producción de energía solar en España iba acompañado de una cantidad menor de energía eólica—ninguna de las cuales es capaz de estabilizar el sistema en caso de que sea necesario hacerlo”. La red contaba además con una proporción reducida de generación con turbinas síncronas —apenas un 30%— lo que conllevaba una bajísima inercia del sistema: “equivalía a jugar con fuego (o más exactamente, con el sol)”, denuncian.
Los autores subrayan que “la estabilidad de una red eléctrica depende de un equilibrio mantenido mediante generación síncrona usando turbinas que almacenan energía en sus generadores rotatorios”, algo que se ha perdido por el avance político, no técnico, de la transición energética. En este contexto, “una combinación de precios de mercado bajos y una punitiva alta carga impositiva —que representa el 75% del costo variable de la producción de energía— también dejó fuera de juego a la mitad de la capacidad nuclear del país”.
El artículo denuncia que “las voces que advirtieron sobre el considerable riesgo de forzar en exceso la energía renovable fueron marginadas por el operador del sistema”, empresa controlada por el Estado, que negó la posibilidad de apagones, negaciones que fueron amplificadas por medios de comunicación afines al Gobierno. El resultado fue un sistema frágil, sin margen de maniobra, basado en postulados ideológicos más que en la física o la ingeniería.
“El colapso de la red fue el resultado de una serie de errores descarados por parte de los legisladores, que ignoraron advertencias basadas en leyes físicas. Podría decirse que España voló demasiado cerca del sol, dejando su red eléctrica expuesta a desequilibrios que se volvieron imposibles de estabilizar”, concluyen.
Desde el Instituto Juan de Mariana se insiste en que una sociedad moderna no puede funcionar sin una red eléctrica estable y resiliente. Para Gabriel Calzada y Fernández Ordóñez, “un sistema racional debe estar diseñado para lidiar con eventos inevitables; el sistema de España fue diseñado políticamente, no racionalmente”. Como cierre, su artículo lanza una pregunta clave: “¿Aprenderá alguien de esta lección?”.
El artículo al completo se puede leer en inglés en la página web de The Wall Street Journal, haciendo clic aquí. Para leer el artículo en castellano, puede hacer clic en este enlace.
Además del artículo publicado en The Wall Street Journal, ambos autores han desarrollado un análisis más extenso en el documento titulado El gran apagón: Por qué colapsó el sistema eléctrico, elaborado junto a Daniel Fernández y publicado por la Universidad de las Hespérides. Se puede descargar en este link.