No nos engañemos. La grandeza de las naciones ya no se apoyará, como en otro tiempo, en el esplendor de sus triunfos, en el espíritu marcial de sus hijos, en la extensión de sus límites, ni en el crédito de su gloria, de su probidad o de su sabiduría. Estas dotes bastaron a levantar grandes imperios cuando los hombres estaban poseídos de otras ideas, de otras máximas, de otras virtudes y de otros vicios. Todo es ya diferente en el actual sistema de la Europa. El comercio, la industria y la opulencia que nace de entrambos son, y probablemente serán por largo tiempo, los únicos apoyos de la preponderancia de un Estado, y es preciso volver a estos objetos nuestras miras o condenarnos a una eterna y vergonzosa dependencia, mientras que nuestros vecinos libran su prosperidad sobre nuestro descuido.
Jovellanos, Informe a la Junta General de Comercio y Moneda sobre la libertad de las artes, 1785.
En Occidente estamos relativamente tranquilos, conscientes de que nuestro sistema económico es el más eficiente, el mejor satisfaciendo las necesidades de sus ciudadanos, lo que parece hacernos invulnerables. Y es cierto que es a través de la libertad como mejor se logra ese objetivo. Pero eso no nos garantiza el triunfo ni la subsistencia frente a otras sociedades con una organización política, social y económica distinta.
El libre mercado y la adaptación a un mundo incierto, cambiante y en continua evolución
No es casual que en los manuales de Economía al uso se defina esta simplemente como la ciencia social que estudia la asignación de los recursos escasos, entre usos alternativos, para satisfacer unas necesidades humanas que son limitadas, o, como la definía Lionel Robbins, en 1932.
Economics is the science which studies human behaviour as a relationship between ends and scarce means which have alternative uses[1].
Lionel Robbins
Así, dicha definición, propia de la Escuela Neoclásica de Economía hoy mayoritaria, concibe el problema económico como un simple problema de asignación de recursos “dados”, suponiendo, por tanto, un conocimiento de los fines -también “dados”- y de los medios, en los que el problema económico queda reducido a un problema técnico de mera asignación, maximización u optimización, sometido a unas restricciones que se suponen también conocidas. Pero ni los recursos vienen dados (se pueden encontrar nuevos recursos antes desconocidos, o nuevos usos para recursos ya conocidos), ni lo son los fines que persigue el hombre (basta para comprobarlo, fijarnos en nosotros mismos).
La figura del empresario
De ahí que sea a través del mercado (partiendo de la libertad humana) como mejor se puedan descubrir esos fines y medios cambiantes para satisfacer esas necesidades de la manera más eficiente posible. Y es que la acción humana -entendida como conducta consciente, o voluntad movilizada que pretende alcanzar fines y objetivos concretos- es siempre el intento deliberado de pasar de una situación menos satisfactoria a otra que lo es más, tratando de adecuar –faliblemente- medios escasos a una escala valorativa siempre cambiante, en un proceso dinámico en el que el futuro es siempre incierto y abierto a todas las posibilidades creativas del hombre, lo que demuestra la estrechez del concepto de Ciencia Económica al que nos referíamos más arriba.
Y es en ese contexto donde cobra virtualidad la figura del empresario y de los precios libremente fijados en el mercado como mecanismos para poder conocer cuáles son esas necesidades de los individuos y qué procedimientos para satisfacerlas son los más eficientes, con un claro incentivo -el ánimo de lucro- que permite una búsqueda continua e incesante.
En efecto, se entiende por empresario al sujeto que actúa para modificar las circunstancias del presente y conseguir sus propios y personales objetivos o fines, a través de los medios escasos que subjetivamente considera más adecuados, de acuerdo con un plan y desarrollando su acción en el tiempo, con el fin último de enriquecerse satisfaciendo las necesidades de los demás.
La cuestión del conocimiento
Pero para entender la naturaleza de dicha función empresarial es imprescindible tener presente el papel esencial que juega la información o conocimiento que posee el actor; una información que le sirve, en primer lugar, para percibir o darse cuenta de nuevos fines y medios, y que, por otra parte, modifica los esquemas mentales o de conocimiento que posee el propio sujeto.
De esta forma, si, como señala Hayek, el problema económico de la sociedad se concreta, principalmente, en la pronta adaptación a los cambios según las circunstancias particulares de tiempo y lugar -para poder alcanzar, cada vez, situaciones menos insatisfactorias para el individuo, de acuerdo con la evolución de sus fines y la distinta utilidad subjetiva que se les reconoce a los medios escasos disponibles-, las decisiones empresariales tendrán, en principio, más éxito si son ejecutadas por quienes están familiarizados con estas circunstancias, es decir, por quienes conocen de primera mano los cambios pertinentes y los recursos disponibles de inmediato para satisfacerlos[2].
Frente al paradigma neoclásico
Vemos, por tanto, que se hace imprescindible un conocimiento subjetivo y práctico, centrado en las circunstancias subjetivas particulares de tiempo y espacio, y que verse, como decíamos, tanto sobre los fines que pretende el actor y que él cree que persiguen el resto de los actores, como sobre los medios que el actor cree tener a su alcance para lograr los citados fines. Un conocimiento, por tanto, que no es teórico, sino práctico, y que, en consecuencia, es de carácter privativo y disperso, que no es algo “dado” que se encuentre disponible para todo el mundo, sino que se encuentra “diseminado” en la mente de todos y cada uno de los hombres y mujeres que actúan y que constituyen la humanidad[3].
Se trata, por tanto, de un planteamiento radicalmente distinto al neoclásico con el que comenzábamos el presente trabajo. Ello no obstante, tal y como señala Hayek, es difícil que haya algo de lo que ocurre en el mundo que no influya en la decisión que debe tomar el empresario; aun así, para llevar a cabo acciones empresariales no se necesita conocer todas las circunstancias y acontecimientos, ni tampoco todos sus efectos[4].
El sistema de precios es precisamente una de esas informaciones que el hombre ha aprendido a usar y que ha hecho posible un uso coordinado de los recursos basado en un conocimiento dividido. Un sistema sin el que no podríamos preservar una sociedad basada en una división del trabajo tan amplia como la nuestra.
Mercado: intercambio y precios
En efecto, el hombre es incapaz de satisfacer por sí mismo todas sus necesidades, debiendo recurrir a otros hombres para obtener las cosas o servicios que les faltan, a cambio de otras cosas o servicios que pueden ofrecer[5]. Así, la reiteración de actos de intercambio individuales va generando, poco a poco, el mercado, a medida que progresa la división del trabajo dentro de una sociedad basada en la propiedad privada, de forma que el intercambio sólo se llevará a cabo si cada uno de los contratantes valora en más lo que recibe que lo que entrega[6].
Con la aparición del intercambio indirecto, y la ampliación del mismo gracias al uso del dinero, en todo intercambio se pueden distinguir dos operaciones: una compra y una venta, y se precisan los tipos o razones de intercambio, que todo el mundo expresa mediante los precios monetarios, que, en definitiva, no hacen sino fijar, entre márgenes muy estrechos, las valoraciones del comprador marginal, y las del ofertante marginal que se abstiene de vender, y, de otro, las valoraciones del vendedor marginal y las del potencial comprador marginal que se abstiene de comprar[7]. De ahí la trascendencia de los precios en las economías capitalistas y de mercado, ya que los mismos facilitan una información esencial para ordenar la producción, de forma que se atiendan de la mejor manera posible los deseos de los consumidores que concurren al mismo.
Sobre el teorema de la imposibilidad económica del socialismo
A partir de las ideas expuestas en su artículo “El cálculo económico en la comunidad socialista”, y, posteriormente, en su libro “El Socialismo[8]”, Ludwig von Mises explicó con detalle por qué, a su juicio, el cálculo económico sólo es posible en un sistema económico en el que los precios de mercado faciliten una información que refleje, como hemos explicado más arriba, las distintas valoraciones subjetivas individuales. De esa forma, concluye, en sociedades organizadas con métodos burocráticos y centralizados, en los que, por definición, no hay un libre sistema de precios, la asignación de los recursos tiende a ser irracional e ineficiente -no se dispone de la información oportuna para poder tomar decisiones correctas sobre qué producir y con qué medios- al no ser posible en ella el cálculo económico.
Pero esa irracional asignación de recursos no implica que la economía, en un entorno sin libre mercado, sea imposible[9]. Y lo cierto es que economías como la de la URSS se mantuvieron vivas, aunque frágiles, exánimes, casi agónicas, durante décadas; y otros sistemas igualmente socialistas aún hoy perviven, de una manera u otra, tras ajustes de mayor o menor calado, ayudados, en algunos casos, por los propios sistemas capitalistas.
La URSS como ejemplo
Precisamente si cogemos el ejemplo de la URSS vemos como, tras la Revolución de Octubre, el país fue capaz de sobreponerse al atraso que sufría en comparación con el resto de las economías occidentales, y llevar a cabo una industrialización, no exenta de terribles y dramáticos sufrimientos de su población (el genocidio soviético en Ucrania durante los años treinta -conocido como Holodomor[10]– es un claro ejemplo).
Es cierto que dicha industrialización, centrada en la industria pesada[11], no consiguió reducir la brecha con los países capitalistas, hasta que el sistema, al menos en la URSS y sus satélites, colapsó. Pero el sistema se mantuvo durante muchas décadas (y aún persiste, como decíamos, con adaptaciones, en varios países), y es indiferente, a nuestros efectos, que lo hiciese porque podía aprender de Occidente, robarnos tecnología, o vendernos sus riquezas naturales. La cuestión es que aguantó y que la falta de un correcto cálculo económico no impidió su andadura durante décadas.
Hoy no se puede encender la televisión o abrir un periódico sin ver cómo la amenaza de la Guerra Fría ha reaparecido, resucitada de sus cenizas. Se critica el régimen chino, o la Rusia de Putin, y se nos explica con todo lujo de detalles por qué son regímenes liberticidas y totalitarios. Pero son regímenes que subsisten, que se mantienen de pie y suponen una amenaza, se nos dice también, contra nuestra forma de vida. Saber que si no hay libertad de mercado sus economías son ineficientes e irracionales al asignar recursos a lo mejor tranquiliza a alguno, pero no sé si a todos, ya que sus misiles están ahí.
El futuro no está garantizado
Y es que, por mucho que nuestro sistema social, político y económico sea el más eficiente satisfaciendo necesidades humanas, el simple cuidado de ese sistema -cuidado ya de por sí, lleno de dificultades- no garantiza nuestra supervivencia. En efecto, como hemos visto, un sistema centralizado, burocratizado y totalitario como el soviético no sólo fue capaz de sobrevivir durante décadas, sino que mantuvo en jaque a Occidente.
Como hemos dicho antes, el libre mercado es la institución que mejor permite satisfacer las necesidades humanas; pero esas necesidades no vienen dadas, son variables y cambiantes, caprichosas… vivimos en una sociedad hedonista, entregada a los placeres y que tiende a no querer problemas. Y el mercado no hace sino satisfacer las necesidades manifestadas por las personas que viven en dicha sociedad.
Mirar hacia el futuro con seriedad
Mientras, hay otros países en los que seguramente el libre mercado no tenga tanta vitalidad; en los que las decisiones económicas se adopten por los jerarcas -políticos y burócratas-; en los que la asignación de recursos sea irracional e ineficiente; en los que las poblaciones sufren innecesariamente y asumen sacrificios impuestos que lleven incluso a la muerte a cientos de miles de personas. Pero sus bombas, sus misiles y sus cohetes están ahí. Y da igual que sean peores que los occidentales, si es que lo son, o menores en número.
Basta con saber que si en una confrontación a vida o muerte son capaces de lanzarlos, Occidente no sobrevivirá (que ellos tampoco lo fuesen a hacer no es un consuelo), precisamente porque los primeros en morir seremos los que vivimos en dichos países. De ahí que tengamos que tomarnos en serio la situación y saber que hay que buscar soluciones -a lo mejor con grandes inversiones económicas que nos obliguen a renunciar a muchas de las facilidades que tenemos, pero que ayuden a nuestra supervivencia en caso de confrontación-, sin renunciar a nuestra libertad, pero sí con la responsabilidad del que quiere ser libre.
Notas
[1] Robbins, Lionel, An Essay on the nature and significance of Economic Science, Macmillan & Co Limited, London, 1932, p. 15.
[2] Hayek, F.A. El Uso del Conocimiento en la sociedad, American Economic Review, XXXV, Nº 4 (septiembre 1945).
[3] Huerta de Soto, Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, Madrid, 1992.
[4] Hayek, F.A., El uso del conocimiento en la sociedad.
[5] Ballvé, Faustino, Los Fundamentos de la Ciencia Económica, Madrid, 2012.
[6] Como señala L. Mises en su Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, Madrid, 1992, pág. 121, “sólo se puede contar por medio de unidades, pero no puede existir unidad para medir el valor subjetivo de uso de los bienes (…) el juicio de valor no mide, sino diferencia, establece una gradación”.
[7] Mises, L, Acción Humana, Madrid, 2001.
[8] Mises, Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial, Madrid, 1992
[9] De hecho, algunos anarcocapitalistas, como Bryan Caplan (“Why I am not an Austrian Economist”), viene a afirmar que la historia económica, así como la teoría económica pura, no logran establecer que el problema del cálculo económico fuera un desafío severo al socialismo.
[10] Applebaum, Anne, Hambruna roja: La guerra de Stalin contra Ucrania, Madrid, 2021
[11] Precisamente, en el Manual de economía política de la Academia de Ciencias de la URSS, Barcelona, 1975, se señala que:
Para garantizar el continuo crecimiento de la producción con las técnicas más avanzadas, el crecimiento de los medios de producción debe ser más rápido que el de los bienes de consumo. El desarrollo de la industria pesada es un prerrequisito para dotar con bienes de equipo a todas las ramas de la economía nacional, incluyendo las industrias alimenticias y ligeras dedicadas a fabricar bienes de consumo.
6 comentarios
Sobre el teorema de la imposibilidad económica del socialismo:
“A partir de las ideas expuestas en su artículo “El cálculo económico en la comunidad socialista”, y, posteriormente, en su libro “El Socialismo”, Ludwig von Mises… concluye [que] en sociedades organizadas con métodos burocráticos y centralizados, en los que, por definición, no hay un libre sistema de precios, la asignación de los recursos tiende a ser irracional e ineficiente –NO SE DISPONE de la INFORMACIÓN oportuna para poder tomar decisiones correctas sobre qué producir y con qué medios– al no ser posible en ella el cálculo económico.”
En realidad, no es solo que “no se dispone” de…, sino que NO SE PUEDE CREAR, no puede llegar a emerger, no puede llegar a aparecer, ESA INFORMACIÓN necesaria, paralela, a la coordinación intersubjetiva que genera (los precios QUE SURGEN DE, y, a su vez, lo hacen posible… ESE mismo PROCESO… de MERCADO; proceso de mercado que surge a partir de la propiedad privada y descentralizada de los medios de producción, junto con la asunción de los costes implicados –y eventuales beneficios– resultantes por los respectivos participantes). E incluso CUESTA llegar a IMAGINAR OTRO MECANISMO o proceso ALTERNATIVO por el que pudiera llegar a aparecer o generarse esa misma o parecida información necesitada: incluso una conexión “neuronal” entre las distintas personas (con un casco con antenas imaginario de ciencia ficción que ligara a toda la humanidad en una conexión “perfecta”), no haría posible por sí mismo un proceso viable de prueba y error como alternativa (creativa)…
Por eso la explicación de Mises se asemeja a un TEOREMA… de la imposibilidad (del cálculo económico) de una comunidad socialista como realidad coordinativa, como realidad (o entidad) capaz de adaptarse a condiciones cambiantes (capaz de adaptarse a la inerradicable incertidumbre de las condiciones de la vida). O sea, es incapaz de evolucionar (no tiene mecanismo de ‘selección’ tampoco): fijismo, estático, estatismo…
Otra cosa es que, claro, “sí se puede” [1] IMITAR y reproducir industrias con chimeneas (o parques acuáticos, como Kim Jong-Un en Corea del Norte imitando los parques acuáticos [2] occidentales, “un” concreto parque acuático occidental)… una vez ya han aparecido en otras sociedades de libre mercado. Pero lo que no se puede nunca es llegar a imaginar, no puede llegar a surgir, dichos parques como realidad económicamente viable, autosustentada, de su propia realidad burocrática interna… porque carece de mecanismo para ello (a no ser que los burócratas conocieran ya de antemano el futuro –omnisciencia– de los procesos de mercado, distinto de ‘el pasado’, de un pasado para utilizar de referente). Y llegado el caso que a un burócrata se le ocurriera una locura semejante, tampoco puede llegar a ponderar si esa locura mejora la utilidad de la gente en comparación con cualquier otro proyecto, sea “locura”, o no (de hecho, no es discernible; de hecho, observad que los burócratas siempre tienen razón, nunca se equivocan: tampoco en Alemania cuando cierran las centrales nucleares y se lo juegan todo a subvencionar placas solares y el gas ruso; de hecho, a los responsables de ese tipo de disparates los “elevan”, promocionan, a dirigir la Unión Europea).
Nótese que esto está muy relacionado con el segundo historicismo alemán, y con la expulsión de las universidades prusiano/alemanas de cualquier eventual profesor que pudiera explicar Economía (teoría económica tanto en su versión moderna austriaca como en la versión clásica de Adam Smith y compañía). Para ese historicismo alemán, no pueden existir leyes naturales (regularidades que se dan siempre) a las que haya que respetar, a las que el dirigente político se deba amoldar… los políticos, según ellos, lo pueden todo, es una mera cuestión de voluntad (si algo falla es por que los súbditos no son lo suficiente obedientes, no se han sometido lo suficiente).
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[1] Como dicen los de Podemos…
[2] Que si se mira bien, son en sí mismos una especie de “locura”…
E incluso la institucionalización o sistematización de la coacción en cualquier campo INHIBE/BLOQUEA/IMPIDE que pueda surgir esa información necesaria para dar contenido coordinador a los mandatos (incluso en la mente de los propios sujetos a coordinar). Sin referentes tanto de precios de mercado (lo cual requiere dinero, libertad y competición –no valen meras relaciones paramétricas–, y resultan en relaciones variables y cambiantes) ni de formas o recetas de asociación de medios o métodos o tecnologías emergidas también de ese mismo proceso, los dirigentes o burócratas siempre estarían completamente ciegos, sin ninguna guía ni referente posible hacia el futuro (más allá de su propia arbitrariedad, la de cada eventual dirigente y sus arbitrarios criterios –no contrastables de ninguna manera, tampoco ex post–).
De hecho, en tales situaciones, la capacidad creativa de los sujetos entonces se redirige a adaptarse (a aprovecharse en lo que se pueda de los mismos mecanismos coactivos que se han impuestos: corrupción, necesidad de meterse en política como obligación “pseudoempresarial– en realidad ‘vital’–, sobornos, amiguismo…) a tales mandatos y mecanismos coactivos, o a burlarlos (los procesos de mercado reemergiendo en los resquicios o espacios ‘libres’ que puedan aún existir: mercado ‘negro’).
Esa es la idea central, a mi parecer, sobre la que gira el libro “Socialismo, cálculo económico y empresarialidad” (como una revisión e integración del debate sobre la posibilidad del cálculo económico, pero también dando un paso más, superación, al integrar…), que integra tanto la aproximación de Mises, explicando la Economía en base a la Acción humana –la otra cara de la aproximación de Menger– como también la de Hayek, más centrada en el conocimiento y su emergencia descentralizada [1], tanto de conocimiento práctico como paralelamente de nuevas oportunidades abiertas a los demás para ser contrastadas interactivamente entre todos:
https://www.jesushuertadesoto.com/wp-content/uploads/2016/05/1_IndiceyPrefacios.pdf
https://iea.org.uk/wp-content/uploads/2016/07/HUERTA%20EBOOK.pdf
La imposibilidad del Socialismo desde la óptica de la sociedad:
[…] Hence, we can consider practical information to be encapsulated, so to speak, in the sense that it is not accessible to the higher authority which engages in institutional aggression. Moreover, this information is constantly changing and emerging in new forms as actors create the future step by step.
Finally… The governing body thus faces an inescapable dilemma. It definitely needs the information the social process generates, yet it can never acquire this information: if the governing body intervenes coercively in this process, it destroys the capacity of the process to create information, and if it does not intervene, it does not obtain any information either.
In short, we conclude that from the standpoint of the social process, socialism is an intellectual error, since the governing body in charge of intervening via commands cannot conceivably glean the information necessary to coordinate society. It cannot do so for the following reasons.
First, it is impossible for the intervening body to consciously assimilate the enormous volume of practical information spread throughout the minds
of human beings. Second, as the necessary information is of a tacit nature and cannot be articulated, it cannot be transferred to the central authority. Third, the information actors have not yet discovered or created, and which emerges only from the free process of entrepreneurship, cannot be
transmitted. Fourth, the exercise of coercion PREVENTS the entrepreneurial process from provoking the discovery and creation of the information
necessary to coordinate society.
Otras consecuencias teóricas del Socialismo: Efecto corrupción:
Socialism has the effect of corrupting or perversely defl ecting the force of entrepreneurship, which is the manifestation of all human action. The
Diccionario of the Real Academia Española defi nes “to corrupt” as “to spoil, deprave, damage, rot, pervert, destroy, or warp”, and it specifically
indicates that this destruction applies mainly to social INSTITUTIONS, understood as behavior patterns. Corruption is one of the most typical and
fundamental consequences of socialism, as this system tends to systematically pervert the process by which information is created and transmitted
in society.
First, coerced or managed human beings soon make the entrepreneurial discovery that they stand a better chance of achieving their ends if, rather than try to discover and coordinate social maladjustments by seizing the profit opportunities they yield, they devote their time, eff orts and human ingenuity to infl uencing the decision- making processes of the governing body. Thus, an impressive volume of human ingenuity – and the more intense the socialism, the larger the volume – will be constantly devoted to thinking up new and more eff ective ways to infl uence the governing body, with the real or imaginary hope of gaining personal advantages.
Therefore, socialism not only prevents each member of society from learning to tune his behavior to that of the other members, but it also provides an unavoidable incentive for diff erent individuals and groups to try to infl uence the governing body, with a view to using its coercive commands to forcibly acquire personal privileges or advantages at the expense of the rest of society. Hence, the spontaneous and coordinating social process is corrupted and replaced by a power struggle process, in which systematic violence and confl ict between the diff erent individuals and social groups that vie for power or infl uence become the leitmotif of life in society. Thus, in a socialist system, people lose the habit of behaving morally (that is, according to customs or principles) and gradually alter their personalities and their behavior, which becomes increasingly amoral (that is, less subject to principles) and aggressive.
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[1] De este modo, en realidad, y según mi opinión, la integración del profesor Huerta de Soto se convierte en toda una completa TEORÍA DEL CONOCIMIENTO, que aplica no solo al área de la Economía (los procesos de intercambio voluntario de bienes económicos –los cuatro requisitos de ‘bien’ señalados por Menger más la condición añadida de ser percibidos como escasos frente a los requerimientos hacia las cantidades o unidades del mismo apreciadas como disponibles– junto con el restos de procesos asociados) sino también al resto de los diferentes procesos de conocimiento que se desarrollarían todos alrededor de instituciones emergidas espontáneamente también siguiendo los mismos parámetros (que las instituciones del mercado; y también como hábitos que se hacen repetitivos por simple imitación a partir del respeto a cada congénere –“todo patrón, pauta o modelo repetitivo de conducta, con independencia del ámbito”, lo define el profesor Huerta de Soto): moral, lenguaje, religión, familia, educación, área de la investigación científica, deportes, festividades, concursos trágicos, teatro, etc.
En mi opinión, la revisión (teórica e histórica) del DEBATE SOBRE EL CÁLCULO ECONÓMICO es mucho, muchísimo más precisa y completa en:
— Huerta de Soto (1992) “Socialismo, cálculo económico y función empresarial”, gracias a estar centrada en la aproximación de Mises y los precios de mercado (autorregulados y autorreguladores, cuando no se interviene coactivamente, tampoco por el lado monetario) y la información que acarrean y generan en sí mismos y en sus cambios (con los procesos explicados desde los elementos más simples implicados, y paso a paso), debido a su carácter indudablemente neutral y coordinativo [1], …
–… que la muy reciente obra de Peter Boettke (2024) “The Socialist Calculation Debate: Theory, History, and Contemporary Relevance”:
https://www.cambridge.org/core/elements/socialist-calculation-debate/5E63749F9D34D065193DCF77FC9FD8A9
Además de más fructífera, pues avanza hacia una teoría general del conocimiento general (como proceso –en realidad, más bien como procesos…–tentativos y descentralizados, autónomos; y no solo los procesos específicos del proceso/procesos económicos o de mercado).
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[1] Estudio que enlaza con el análisis de la naturaleza/esencia y el origen de las instituciones espontáneas, tanto del propio Huerta de Soto en relación al dinero –su libro “Dinero, crédito bancario y ciclos económicos”– como de Carl Menger –fundador de la escuela austriaca, en el ultimo capítulo de su libro de 1871 “Principios de Economía”–).
F. Hayek “The Use of Knowledge in Society”
(páginas 88-89 de su reproducción en Individualism & Economic Order: https://mises.org/library/book/individualism-and-economic-order ):
The problem which we meet here is by no means peculiar to economics but arises in connection with nearly all truly social phenomena, with language and with most of our cultural inheritance, and constitutes really the central theoretical problem of all social science. […]
The price system is just one of those formations which man has learned to use (though he is still very far from having learned to make the best use of it) after he had stumbled upon it without understanding it. Through it not only a division of labor but also a co-ordinated utilization of resources based on an equally divided knowledge has become possible. […] It is the other way round: man has been able to develop that division of labor on which our civilization is based because he happened to stumble upon a method which made it possible. Had he not done so, he might still have developed some other, altogether different, type of civilization, something like the “state” of the termite ants, or some other altogether unimaginable type. All that we can say is that nobody has yet succeeded in designing an alternative system […]
7
[…] The THESIS that without the price system we could not preserve a society based on such extensive division of labor as ours was GREETED WITH greeted with DERISION WHEN it was first ADVANCED BY Von MISES twenty-five years ago. […]
When we find Leon Trotsky arguing that “economic accounting is unthinkable without market relations”; when Professor Oscar Lange promises Professor von Mises a statue in the marble halls of the future Central Planning Board; and when Professor Abba P. Lerner rediscovers Adam Smith and·emphasizes that the essential utility of the price system consists in inducing the individual, while seeking his own interest, to do what is in the general interest, THE DIFFERENCES can indeed no longer be ascribed to political prejudice. The REMAINING DISENT seems clearly to be due to purely intellectual, and more particularly METHODOLOGICAL DIFFERENCES.
Pero SÍ, en el fondo, el autor de este artículo (Jaime Juárez) tiene razón en el fondo, a mi parecer (aunque me ha costado 4 coment. reconocerlo…).
“El mercado, por sí solo, en sentido estricto, NO ES SUFICIENTE,” … pues:
— Pues existen también ámbitos extra-mercado que también son muy importantes, aunque normalmente hayan sido abiertos también
precisamente a través de relaciones voluntarias y (mantenidos también) a través y alrededor de la formación de instituciones espontáneas:
como ejemplo tenemos el ámbito/instituciones de caridad, de educación, de la familia, de comunicación (lenguas, literatura, teatro, cine…),
de arte, de deporte, de derecho (en el sentido bottom-up del ius de los romanos), de sentimientos colectivos… incluso patrióticos (entendido como el desarrollado a partir de la compartición voluntaria de algunas de esas instituciones espontáneas emergidas y desarrolladas en un determinada área geográfica… o no –actualmente con internet y otras facilidades de comunicación, un camino que se abre, ejemplo Bitcoin–).
— Pero resulta que también en esos ámbitos los Estados (monopolistas de la coacción) trabajan para apartar a estas asociaciones
o instituciones descentralizadas privadas y reemplazarlas por la fuerza (monopolizar también esos ámbitos). ¡Hay que fastidiarse!
Ver, por ejemplo: Austin Raynor “Banned from feeding the hungry” (“Apartado/Prohibido de alimentar al hambriento”):
https://lawliberty.org/banned-from-feeding-the-hungry/
— Y es que, SÍ, definitivamente, la fuerza bruta y la coacción siempre tienen la última (o la primera, según se mire) palabra,
y ante ella a las interacciones voluntarias solo les queda que esconderse hasta que amaine (si amaina) dicha fuerza bruta.
Ejemplo palmario, la Venezuela de Chávez-Maduro-Rodríguez-Zapatero.
Y las soluciones ante este problema, ante esta realidad, son complejas:
Desde organizaciones de origen coactivo (bandas de bandidos estacionarios) que se convierten con el tiempo (y son “domadas” o evolucionan hacia) en instituciones espontáneas que en cuanto a su función asumen actuar en obediencia del Derecho y en defensa frente a las agresiones (externas o internas):
Ejemplos:
(a) las monarquías (sobre todo cristianas) tradicionales, (muchas veces asociadas a) o un ejército aristocrático o de milicias de voluntarios…. (sería, según mi opinión, la propuesta liberal tradicional, o una de las propuestas liberales, evolutiva en realidad; la otra sería la de las democracias-liberales tras la revolución liberal como la británica o Suiza, con sus jueces independientes y su separación de poderes; u otras aún más “de diseño”, más constructivistas, y más apartadas del ideal).
(b) la propuesta anarcocapitalista de seguros y ejércitos privados mediante contratos voluntarios (¿utópica? quizás, puede ser),
(c) otros…
La verdad es que este campo se sale de lo que es Teoría en sentido estricto o cataláctica.
E incluso entendido como Praxeología (incluyendo a la cataláctica), aún así yo creo que tiene o tendría un carácter epistemológico diferente.
NOTA.- El Teorema de la IMPOSIBILIDAD del cálculo, de Mises, en su carácter fuerte de imposibilidad, yo creo que se circunscribe a la Teoría/cataláctica/Economía).
En los otros campos ya sí que hablaríamos de ineficiencia o dificultad, o cuasi-imposibilidad (pues no se podría descartar por completo ex ante al cien por cien que también se generen ámbitos de creación de conocimiento pese a ser en su base coactivas). Aquí ya lo veo como un tema más filosófico.
Y todo ello, obviamente, según mi opinión (no especialmente fundada, lo reconozco). Y que casi que creo que me debería haber ahorrado…
En el ASPECTO PRÁCTICO lo que existe es una batalla entre liberalismo y colectivismo [1].
Ver “Las raíces socialistas del nazismo” en Camino de servidumbre: pág. 55-71 del reciente compendio sobre Hayek de este Instituto Juan de Mariana:
https://juandemariana.org/wp-content/uploads/2024/11/LIBRO-HAYEK-50-NOBEL-B1-FINAL.pdf
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[1] Una batalla entre la máxima orientadora de la moral inglesa, a saber: sé justo, «para que puedas alcanzar el bienestar y prolongar tus días sobre la tierra»… y la «idea alemana del Estado», como la formularon Fichte, Lassalle y Rodbertus, en que el Estado, ni lo fundan individuos, ni se forma de individuos, ni es un agregado de individuos, ni su finalidad es la de servir cualesquier intereses individuales. Es una Volksgemeinschaft, en la que el individuo no tiene derechos, sino tan sólo deberes.