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Anarcocapitalismo y los desafíos ecológicos contemporáneos (I): la gestión de la incertidumbre

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La ecología de mercado (free-market environmentalism), expresión que corresponde al título original del libro de Terry L. Anderson y Donald R. Leal (1993) que es referencia obligada en este campo, ha dotado a los teóricos de la ciencia social, muy particularmente de la economía, de una más profunda y sutil comprensión de la organización y los mecanismos de autorregulación de los sistemas ecológicos, en tanto que interacción dinámica entre los grupos humanos con el medio físico y biótico.

Más allá del absoluto paralelismo en cuanto a la concepción espontánea y evolutiva de los procesos de mercado y la ciencia ecológica (véase, por ejemplo, Huerta de Soto 2020a), no son pocos los autores que han puesto en duda la capacidad de coordinación y ajuste que surge del mercado con respecto de la gestión de los elementos y recursos de la naturaleza (p. ej. Blumm 1992), un debate que resulta de especial interés a la hora de analizar la viabilidad de un eventual marco social post-estatal en el que el entorno natural haya trascendido su carácter reservado al dominio público para estar organizado basándose en un entramado policéntrico de contratos voluntarios regulados por la libre empresa y los incentivos de mercado.

Viejas y nuevas cuestiones

Inspirado en el artículo seminal de Edwin G. Dolan (1990), en este comentario y en la serie que le procede en forma de trilogía se bosquejan algunas cuestiones que, a juicio del autor, plantean los desafíos medioambientales contemporáneos en el contexto de un escenario de mercado totalmente libre de injerencia estatal: (I) la gestión de la inexorable incertidumbre práctica vinculada a las interacciones ecológicas, (II) la definición de los derechos de propiedad en relación con el entorno natural, y (III) el problema de los costes de transacción.

En aras de la brevedad, se obvian aquellos argumentos críticos vinculados con la situación de monopolio, la doctrina de las externalidades negativas, los bienes públicos y el problema de los free riders o el dilema de la equidad intergeneracional, en tanto que estos razonamientos ya han sido replicados in extenso en monográficos previos (en castellano por Huerta de Soto 2020b). También se pone de manifiesto cómo el enfoque adaptativo, evolutivo y dinámico inherente al sistema anarcocapitalista podría contribuir a circunvalar estos desafíos característicos de la modernidad, no por ello obviando la máxima que advierte que la gama y variedad de soluciones empresariales provistas por el orden espontáneo del mercado a estos problemas concretos no pueden ser determinadas ex ante.

La incertidumbre

En esta primera reseña se aborda la incertidumbre estructural que constituye el locus cœruleus de las dinámicas ecológicas, en absoluto paralelismo con los procesos espontáneos a los que responde el desarrollo económico, y se discute cómo la fuerza mercantil podría acometer estrategias de mejora en relación con el estado de la naturaleza, sobre todo en contraposición al actual marco institucional y burocrático dominado por el monopolio estatal.

Como en cualquier área compleja de la ciencia, la aparición de incertidumbres es un rasgo intrínseco de los sistemas ecológicos, concebidos como procesos de interacción dinámica y evolutiva de tipo no lineal cuya autoorganización depende de una miríada de circunstancias características de sus respectivas coordenadas de tiempo y lugar, un principio axiomático y con vocación universal que la ciencia ecológica ha bautizado como dependencia del contexto.

En efecto, la inferencia del tamaño poblacional de una especie, un estadístico demográfico relativamente “simple”, depende de las correspondientes estimaciones de parámetros como la natalidad, la mortalidad o las tasas de inmigración y emigración, descriptores de naturaleza estocástica cuyos cálculos están sujetos a una inerradicable incertidumbre práctica. A ello se le suma la naturaleza no aditiva (sinérgica o antagónica) de la infinidad de interacciones protagonizadas por los diferentes mecanismos de organización ecológica, cuya prevalencia y magnitud siguen plagando de incertidumbre empírica las proyecciones en su dimensión espacial y temporal.

La lluvia ácida

El perfeccionamiento de nuevas técnicas de modelización multivariante, como los modelos de ecuaciones estructurales o los análisis de comunalidad, por poner dos ejemplos de rutinario empleo en el campo de la ciencia ecológica, han permitido probar y estimar interacciones dinámicas a partir de parámetros estadísticos y suposiciones cualitativas sobre la causalidad entre variables, mejorando la cuantificación de los efectos directos, indirectos y sinérgicos entre los factores ambientales.

Desde el punto de vista técnico, el desarrollo y optimización de estas y otras herramientas de modelización serían claves para solucionar de manera efectiva las correspondientes agresiones a los derechos de propiedad sobre el entorno natural en una futura sociedad post-estatal, sobre todo a colación del debate que suscitó a finales del pasado siglo la valoración de los efectos directos e indirectos de la lluvia ácida sobre las aguas continentales y las masas boscosas en las Montañas Rocosas de los Estados Unidos.

Y es que la acidificación de las precipitaciones (derivada de la contaminación atmosférica por óxidos de nitrógeno y azufre) intervino como un agente impactante no lineal cuyos efectos sobre la biota se manifestaron sinérgicamente (aunque en función del contexto particular de los condicionantes ambientales característicos de cada lugar) en combinación con el ozono troposférico de las zonas periurbanas (fenómeno conocido comúnmente como smog fotoquímico) y los iones metálicos retenidos en la matriz arcillosa del suelo.

El papel de la regulación

La expeditiva respuesta política a la problemática causada por el fenómeno de la lluvia ácida al otro lado del Atlántico vino acompañada de un severo esfuerzo regulatorio que cristalizó con la aprobación de los New Perfomance Standards de la Clean Air Act (Ley del Aire Limpio) de 1977, cuyo sobrecoste anual se ha estimado en casi 80 millones de dólares al año desde la era Bush (datos extraídos del Programa Nacional de Evaluación de las Precipitaciones Ácidas), en parte por la estricta aplicación de las normas de la mejor tecnología disponible que, en lugar de fijar niveles de emisión específicos mediante la autorización de carbón más limpio y de bajo contenido en compuestos sulfurosos, obligó a los propietarios de las instalaciones térmicas a implementar sistemas de filtrado de gases más caros, menos eficientes y de muy complicada manipulación.

A todo ello se le sumó el esfuerzo de la administración federal por conseguir una drástica reducción en los niveles de emisión de los precursores químicos de la lluvia ácida sin tener en cuenta las incertidumbres inherentes en los modelos de compartimentos ambientales, obviando el desacoplamiento temporal entre la reducción de las emisiones gaseosas y la merma de las sedimentaciones ácidas en el suelo y la biota, un enfoque que infringe de facto las bases de la teoría ecológica de metasistemas al perseguir soluciones estáticas a problemas dinámicos y multidimensionales.

El papel de la libre empresa

En contraposición a la intervención sistemática y regulatoria de la administración pública, fundamentada en forzar a terceros la internalización de los efectos ambientales so pretexto de los mecanismos disciplinarios y de control político exigidos por omniscientes, benevolentes y laureados burócratas y expertos (entiéndase la ironía), las mejoras en las recetas concretas y específicas de tipo técnico e institucional legítimamente confiables a la libre empresa y al entramado de procesos espontáneos que distinguen al modelo anarcocapitalista de cualquier otra forma de organización social, conllevarían la adopción de soluciones innovadoras y descentralizadas articuladas a través de los intereses particulares e incentivos de mercado; por ejemplo, a través de la asunción de responsabilidad de los daños causados por una acción contaminante, dando lugar a un proceso negociador entre el acusado y los receptores de la contaminación (demandantes).

En efecto, bajo el paraguas del marco teórico que ofrece la ecología de mercado, una vez identificada(s) la(s) fuente(s) contaminante(s) se obligaría a los primeros a pagar por los daños causados sobre la propiedad ajena a través de indemnizaciones o interdictos según los principios y normas establecidos por los pertinentes estándares jurídicos libertarios. Este enfoque adaptativo, consustancial a la teoría general del capitalismo libertario, y que reconoce explícitamente las incertidumbres inherentes a los fenómenos naturales, resultaría compatible con los principios fundamentales que vertebran la ciencia ecológica moderna, garantizando en términos dinámicos e intertemporales la solución a los problemas medioambientales contemporáneos a través de acciones ingeniosas e imaginativas surgidas evolutiva y empresarialmente en Libertad.

Innovación

En futuras reseñas que serán publicadas en este foro de forma regular se examinarán los potenciales beneficios de la custodia privada de los recursos naturales y la biodiversidad, en especial en comparación con los modelos de gestión pública vía regulaciones administrativas, haciendo énfasis en las innovaciones técnicas necesarias para minimizar los daños generados sobre la propiedad en relación con el entorno natural, así como el surgimiento de la falacia de los costes de transacción como consecuencia inapelable de la actual deficiencia en materia de definición y defensa de los derechos de propiedad, en contraste con el diseño institucional que cabría concebir en un mercado libre de coerción estatal.

Se ruega a los amables lectores que compartan con el autor cualesquiera críticas o apreciaciones sobre este manuscrito a través de la siguiente vía de contacto institucional: jogarg@unileon.es

Bibliografía

Anderson, T. L. y Leal, D. R. (1993). Ecología de Mercado. Unión Editorial, Madrid: España.

Bengtsson, J. (2010) “Applied (meta)community ecology: diversity and ecosystem services at the intersection of local and regional processes”, en Verhoef, H. A. y Morin, P. J. (eds.) Community Ecology: Processes, Models and Applications (pp. 115-130), Oxford University Press, Oxford: Reino Unido.

Block, W. E. (1990). “Environmental Problems, Private Property Right Solutions”, en Block, W. E. (ed.) Economics and the Environment: A Reconciliation (pp. 281-332), The Fraiser Institute, Vancouver: Canadá.

Blumm, M. C. (1992). The Fallacies of the Free Market Environmentalism. Harvard Journal of Law and Public Policy, 15: 371-389.

Catford, J. A., Wilson, J. R. U., Pyšek, P., Hulme, P. E. y Duncan. (2022). Addressing context dependency in ecology. Trends in Ecology and Evolution, 37(2): 158-170.

Dolan, E. G. (1990). “Controlling Acid Rain”, en Block, W. E. (ed.) Economics and the Environment: A Reconciliation (pp. 215-232), The Fraiser Institute, Vancouver: Canadá.

Hoppe, H.-H. (2004). Monarquía, Democracia y Orden Natural. Unión Editorial, Madrid: España.

Huerta de Soto, J. (2007). Liberalismo versus Anarcocapitalismo. Procesos de Mercado: Revista Europea de Economía Política, 4(2): 13-32.

Huerta de Soto, J. (2020a). “Ecología de Mercado” en Estudios de Economía Política (pp. 217-228). Tercera Edición. Unión Editorial, Madrid: España.

Huerta de Soto, J. (2020b). “Derechos de Propiedad y Gestión Privada de los Recursos de la Naturaleza” en Estudios de Economía Política (pp. 229-249). Tercera Edición. Unión Editorial, Madrid: España.

Rothbard, M. N. (1990). “Law, Property Rights, and Air Pollution”, en Block, W. E. (ed.) Economics and the Environment: A Reconciliation (pp. 233-279), The Fraiser Institute, Vancouver: Canadá.

Urban, P., Sabo, P. y Plesník, J. (2021). How to define ecology on the basis of its current understanding? Folia Oecologica, 48(1): 1-8.

Ver también

Calentamiento cada mil quinientos años. (Antonio Gimeno).

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