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Apología libertaria del voto

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¿Por qué los liberales y libertarios sí deberíamos votar?

¿Por qué deberíamos votar? O más concretamente, ¿por qué los liberales y libertarios deberíamos votar? Las razones generalmente esgrimidas por los liberales en defensa del abstencionismo han sido múltiples, pero se pueden concretar en las siguientes. Están quienes dicen preferir no votar que hacerlo a opciones políticas que no coincidan plenamente con sus ideas. Luego están aquéllos que, aun encontrando opciones políticas votables para ellos, argumentan las reducidas posibilidades electorales de éstas y, por ende, la más que limitada influencia de su voto particular para cambiarlo. Finalmente, se encuentran los que con independencia de las opciones políticas disponibles, consideran una o ambas de estas cosas: que por una cuestión ideológica no pueden aceptar el proceso político (votando), y/o que por una cuestión pragmática el Estado no se puede limitar o deconstruir usando el proceso político.

Reconsideremos todas estas razones. En el caso de quienes dicen no encontrar opciones que coincidan plenamente con sus ideas liberales, deben tener en cuenta que al fin y al cabo una opción política ganará. Puede que no te guste comer helado, pero si te van a obligar a comer un helado, al menos que sea del sabor y tipo que te dejen elegir.

En este punto, vendrán quienes repliquen que en realidad no es que te dejen elegir el sabor sino que te dejan la posibilidad de emitir un voto con un valor infinitesimal entre una legión de votantes. El valor de un voto en los sistemas electorales actuales es el que es valga la obviedad, y aun aceptando lo pequeño o reducido que pueda ser, cualquier posible valor será aquí superior a cero. Todos los votos tienen un limitado poder de influencia, en efecto, pero nuestro voto liberal no tiene un ápice menos de valor que cada uno de todos los votos de los partidos socialistas y conservadores. El sistema político, si está electoralmente viciado, es por el corporativismo de los medios de comunicación y el establishment gubernamental que moldean a los votantes, mucho antes que por el sistema electoral en sí.

Cuando la objeción al voto reside en la participación en el proceso político, están quienes creen que votando aceptan el mismo. Pero, ¿por qué? Sería como decir que cada vez que conducimos por una autovía del Estado estamos aceptando y consintiendo la existencia de éste. ¿No puede significar el abstencionismo precisamente un acto de aceptación o consentimiento? Los abstencionistas (y votos en blanco) nunca son contados o considerados como votos contra el Estado, así como votar tampoco es intrínsecamente un acto de aceptación del Estado (votar a Ron Paul era, claramente, un voto contra el sistema estatista).

Para otros abstencionistas libertarios por principio ideológico, votar supone un acto de agresión al legitimar a un político o grupo político. Pero esta objeción no tiene lugar al menos cuando existe alguna opción política de corte libertario que asume la prioridad de desmantelar el Estado. Es cierto que adquirirá en el Gobierno dicho político un gran poder, pero igual que quien posee un arma de fuego tiene poder y eso no significa que vaya a agredir a nadie. Esto es, la capacidad que tenga un político libertario para agredir no le convierte per se en un agresor. Aquí es previsible la réplica del abstencionista libertario diciendo que el problema último reside en legitimar aunque sea moralmente el que alguien tenga esa capacidad de agresión. Pero, de nuevo, la tarea del político libertario es acabar con esa legitimación: entre sus capacidades o poderes, está la de acabar con ésta. En realidad, el argumento inicial puede darse la vuelta: no votar puede considerarse un acto de agresión al consentir con la abstención que un político estatista se haga con el poder.

Y es difícilmente defendible (abundando aquí en argumentarios abstencionistas anarcocapitalistas) que uno se niegue a pulsar un botón que reduzca a la décima parte los impuestos porque siguen siendo impuestos. Es como negarse a la opción de que a un familiar inocente secuestrado le provean de agua y adecuado alimento porque, al fin y al cabo, estará secuestrado.

Frecuentemente se opone de manera automática la estrategia de la educación (mediante la divulgación) con la estrategia política. Pero parte innegable de los fines de la estrategia educativa es hacer virar hacia la libertad a los partidos políticos existentes y hacer surgir nuevos grupos políticos con esa bandera en respuesta a las demandas ideológicas de la sociedad civil. Todo ello por no hablar de la inevitable difusión de ideas que suponen las campañas de los partidos liberales-libertarios.

Defender las estrategias libertarias de arriba abajo (desde el poder político), no significa priorizarlas sobre las estrategias de abajo arriba (desde la sociedad). En todo caso se trata de hacerlas complementarias. Y en el arte de la especialización y la división del trabajo hay muchos libertarios que, sin grandes aptitudes para la divulgación teórica y educativa, sí tienen sin embargo las adecuadas para lidiar en la arena política. Puede que votar no sea el mejor método imaginable, pero es un método más disponible. Y en última instancia se trata de usar todas las estrategias concebibles para el fin de la libertad individual. 

17 Comentarios

  1. El programa del p-lib partido
    El programa del p-lib partido libertario, es el que yo, personalmente creo más se parece a nuestras ideas libertarias, liberales, etc. Si esto fuera así, por qué no lo defendemos votándolo?? Si los liberales, libertarios, etc., dicen que son abstencionistas y no lo votan, como podemos pedir a los no libertarios, liberales,etc.,que lo hagan. En resumen que cada uno haga lo que quiera, me parecerá todo fenomenal. Pero es difícil que crean en nuestras ideas si decimos que no votamos al partido que defiende las mismas.

    • No les parece que es un poco
      No les parece que es un poco tarde para esta reflexión, eruditos..?..

      • El artículo fue publicado el
        El artículo fue publicado el viernes 22, dos días antes de las elecciones si te refieres a eso

  2. La tontería mas grande que se
    La tontería mas grande que se puede aducir para no votar es que no va a servir para nada. Eso lo dicen los machacas, los curritos que están en el paro desencantados, esos que dicen, como yo oí en una ocasión, «si a mi no me han dado nada porqué les voy a votar»… Es ponerse a su nivel.

    Votar es la única forma por el que el liberalismo puede alcanzar el poder…. el poder de reducir el poder del Estado. No hay otra manera. No me veo yo formando un comando terrorista dinamitando el Banco de España ni la casa de la cultura de mi pueblo. NO, no me veo.

    Si me veo, sin embargo, tratando de adaptar mi discurso a las personas que me escuchen para irles convenciendo de que, y el momento actual es ideal para ello, cuanto mas poder le des al Estado, mas poder les das a los políticos y mas sinvergüenzas se arrimaran a ese árbol para sacar tajada.

    Si me veo argumentando en favor del cheque escolar y la libertad de enseñanza, y hablando además en contra del socialismo y su igualitarismo en el fracaso escolar. Si me veo hablando de la sanidad mutualizada, hablando en favor de que el médico que me vaya a curar no sea un funcionario que me trate en la consulta de la pública como un súbdito y cuando está en la privada como un cliente. Si me veo hablando de una capitalización de las pensiones para evitar que MI pensión, la de TODOS, no se vea alterada porque haya mas o menos trabajadores que me las paguen y que me paguen lo que los políticos les venga bien para mantener el chiringuito de hacernos creer que nuestro bienestar en la vejez depende de ellos….

    Hay montón de argumentos que usar, pero ninguno de ellos pueden ser aquellos que asusten de plano a aquellos que no han vivido mas que en el Estado Niñera. Que han sido adoctrinados en la seguridad antes que en la libertad. Hay que saber montar un discurso aceptable para una mayoría cada vez mas grande…. No ir, como decía, Juan Morillo en otro artículo, hablando sólo para iniciados. Esa es la mejor manera de seguir siendo siempre residuales.

  3. Reconozco mi decepción cuando
    Reconozco mi decepción cuando he visto en el vídeo del debate organizado por Juan Domingo Soriano que Juan Ramón Rallo propone la abstención. Me parece la típica posición del que se cree un intelectual en su urna de cristal por encima del bien y del mal. Creo que el que no vota no se puede quejar ni criticar que la situación actual sea la que es, salvo que esté dispuesto a usar la violencia para cambiarla, en cuyo caso el resultado sería probablemente aún peor. Nuestra capacidad de cambiar las cosas mediante el voto no es infinitesimal, es simplemente millonesimal, pero si no votamos nuestro efecto es cero. Según ese modo de pensar tampoco tendrían ningún efecto nuestras compras en el mercado, porque si compras por ejemplo un bolígrafo Bic con lo que pagas por él la Bic no puede mantenerse y tendría que cerrar la fábrica. Si estamos conformes en que la forma de gobierno sea la democracia, aunque sea una democracia despótica como la actual, nuestra obligación como ciudadanos, y por coherencia , es votar. Nunca encontraremos un partido que coincida completamente con nuestra forma de pensar y de ver el mundo, por lo que debemos apoyar la opción que menos nos disguste o que nos parezca menos perniciosa para nuestra libertad y la evolución de nuestro país.

  4. Buen artículo. Yo considero
    Buen artículo. Yo considero que todo aquel Libertario que no vota y propone la abstención como la pureza de la ideología Libertaria (como por ejemplo hace Rallo), lo único que está haciendo es obviar el fundamento político que hay en España, en el que la herramienta que existe para poder poco a poco desmontar el estado, es la democracia. Sólo desde dentro de las instituciones podremos desmontar las mismas, y mientras continuemos absteniéndonos en masa, lo único que hacemos es dar mas victorias a la socialdemocracia y el comunismo. Para mi gusto, el error de Rallo y demás abstencionistas, se basa en el hecho de pensar que hay que ganar en la batalla de las ideas. Es verdad que es una batalla a conquistar, y siempre se podrá ganar, pero siempre será una victoria parcial, pues es imposible hacer cambiar a todo el mundo, y el enemigo siempre estará al frente de las instituciones, mientras nosotros continuamos al otro lado viendo como ellos tienen en su poder la herramienta que nosotros podríamos usar para desmantelar el estado y no queremos usar.

    • Internet permite Votar por lo
      Internet permite Votar por lo etico y moralmente viable, Pero Votar por un partido politico que no cumple leyes anticorrupcion y de reduccion del tamaño del Estado a sus justas proporciones, es validar que unos pocos tramposos se apropien del Estado para su usufructo personal..Menos impuestos es la conducta responsable

  5. Totalmente, de acuerdo
    Totalmente, de acuerdo contigo!

  6. «Puede que no te guste comer
    «Puede que no te guste comer helado, pero si te van a obligar a comer un helado, al menos que sea del sabor y tipo que te dejen elegir.»nadie te obliga a comer el helado, nadie te obliga a votar.
    «no votar puede considerarse un acto de agresión al consentir con la abstención que un político estatista se haga con el poder» la abstención no es un consentimiento, el que calla no tiene porqué otorgar.
    Por definición, considero incoherente ser anarquista y votar, tan incoherente como la existencia de un partido político anarquista
    Creo es mas fácil resolver el problema desde fuera que desde dentro.

    • De acuerdo No votar es el
      De acuerdo No votar es el camino decente y legal de desmontar el Estado Mafioso como el venezolano

  7. Me parece bien quién quiere
    Me parece bien quién quiere votar, y me parece bien quién no lo hace. Yo no lo hice, y no me parece que sea ni menos ciudadano, ni menos libertario.
    El argumento de «quién no vota, no habla», me resulta curioso, porque si voto tampoco puedo hablar pues «la mayoría ha votado x» y las reglas son así. No me sirve un sistema en el que tenemos que confiar que un partido (porque ni al candidato puedes votar) vaya a desmantelarse así mismo por tener unas siglas determinadas. Ojo! Valoro la labor del P-Lib mucho, por su afán de querer desde las instituciones políticas hace algo por mover a la comprensión del libertarianismo a muchos españoles, pero no creo que participar en un partido con las reglas amañadas y con el árbitro comprado sirva para algo.
    Respeto al que considera que sí, pero yo no lo veo igual y exijo el mismo respeto. Me hace gracia ver como nos gusta colocarnos la etiqueta de «Yo soy más liberal que nadie» «A mi lado Huerta de Soto es un socialdemócrata tibio», en lugar de hacer frente común contra la ola soviética que se nos viene encima.
    Por otro lado, lo de hay que votar lo menos malo, me suena lo de «el voto útil» que siempre propone el partido que sabe que se va a dar un batacazo, aderezado con una dosis de miedo.
    Yo no voto porque no creo que en el sistema como está configurado. Que ¿Qué propongo? Pues que hagamos la batalla de las ideas, por tener un partido libertario, España no se va a levantar libertaria a la mañana siguiente, o convencemos desde todas las plataformas posibles; y ahí J. R. Rallo y todo el IJM hacen una labor magnífica, o estamos condenados a pelearnos entre nosotros en blogs, mientras ahí fuera toda la morralla social-comunista sigue ganando terreno porque parece que «Hablan mejor y dicen cosas nuevas».
    Algo que también ha dicho J. R. Rallo es que tampoco podemos pretender que de hoy para mañana sobrevenga Ancaplandia, sino que es con el trabajo constante (como la gota malaya) como creo que nos acabaremos imponiendo.
    Es mi opinión de abstencionista y libertario (espero que no me condenéis al infierno los pragmáticos)

  8. Cualquier opción (votar, no
    Cualquier opción (votar, no votar o incluso participar activamente dentro de un partido) puede ser buena y defendible. Pero para los que defienden el voto, como Bastiat (no el de verdad;-) se les ha ocurrido pensar las consecuencias sociales de una participación inferior al 50%. El desprestigio que las instituciones públicas acapararían? Quizás eso les obligaría a cambiar más rápido que lo contrario. Imposible saberlo. Yo no voté esta vez.

  9. La táctica del Caballo de
    La táctica del Caballo de Troya. Afiliarse al PP y hacerlo liberal. No hay otra.

  10. La táctica del Caballo de
    La táctica del Caballo de Troya. Afiliarse al PP y hacerlo liberal. No hay otra.

  11. Hoy por hoy votar carece de
    Hoy por hoy votar carece de justificación práctica, no se obtiene un beneficio (aun admitiendo que pueda ser infinitesimalmente superior a cero, lo que tampoco es seguro) que compense la molestia, y por contra supone una humillante cesión de principios.

    Se avanza mucho más (y es más gratificante) difundiendo ideas imbatibles. Cuando se alcance una masa crítica será el momento de considerar estrategias, incluso la de votar. Hasta entonces es tontería y, en cambio, preconizar el abstencionismo permite capitalizar la abstención como una actitud libertaria más o menos consciente. Como dicen por ahí, si la abstención superase el cincuenta por ciento comenzarían a sonar todas las alarmas.

  12. Yo votaría si pudiera dar
    Yo votaría si pudiera dar votos negativos. Es decir, si mi vecino vota a Pablo Iglesias, yo quiero tener la posibilidad de desvotar a Pablo Iglesias. Y si mi otro vecino vota a Rajoy, también debería tener yo la posibilidad de emitir un segundo voto para desvotar a Rajoy. Podría darse la circunstancia de que saliera elegido el candidato con menos votos negativos, jejeje. Eso sí sería democrático y castizo.
    Otra cosa que habría que considerar sería la venta de los derechos del voto. Por ejemplo, yo no quiero votar, pero a lo mejor quiero vender mi derecho a voto por una cierta cantidad de dinero a un particular, que podría votar dos veces. Este sistema dificultaría la creación y mantenimiento de redes clientelares, toda vez que si tengo que elegir entre ser funcionario con un salario anual de treinta mil euros pero trabajando, y recibir de una vez treinta mil euros por mi voto sin tener que trabajar, entonces es evidente que preferiría no ser funcionario.
    Como mínimo habría que permitir que se vendiera el voto no para que el comprador votara más veces, sino solo para asegurarse de que su voto no se ve anulado por el del vendedor.
    Si queremos tener un mayor control sobre los políticos, habría que hacer elecciones generales cada seis meses, religiosamente. El equinocio de primavera y el equinocio de otoño, a pasar por las urnas para que les corten el pelo. Con los ayuntamientos, igual. Si baja el equipo de fútbol de categoría, se cambia al alcalde, y problema solucionado.

  13. Como voy a participar en un
    Como voy a participar en un sistema donde ningún partido puede representar a nadie , un sistema proporcional de listas de partido…donde los partidos estatales son los únicos con facultad de hacer listas electorales …este sistema ni representa ni pretende representar a nadie… Una Carta Magna de corte intervencionista que elimina el mandato imperativo …aquí los diputados solo pueden ser representantes de su partido y no del pueblo…este sistema ha institucionalizado la famosa ley de hierro de Mitchels…separación de poderes nula….etc…como puedo éticamente y racionalmente legitimar esto votando???


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