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Aprendamos de Corea del Norte

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Sin duda se hace raro. Que desde una perspectiva liberal se ponga como ejemplo a la República Democrática Popular de Corea,  es, cuando menos, chocante.

Un régimen de partido único, el Partido de los Trabajadores de Corea, que ha creado una de las dictaduras totalitarias más feroces del mundo, que ha sumido a su pueblo en la mayor de las miserias, con hambrunas periódicas, con las libertades absolutamente cercenadas.

Un “rogue state” que dedica ingentes esfuerzos a desarrollar armamentos nucleares y se ha convertido en un peligro para sus vecinos, especialmente Japón, cuyas aguas territoriales han sido escenario de las pruebas balísticas norcoreanas y, por supuesto, Corea de Sur y que es un entusiasta colaborador de todo tipo de grupos terroristas, estados fallidos, y dictadores tercermundistas.

Un miembro honorífico del Eje del Mal, expresión muy vilipendiada por los medios progres, pero que define perfectamente a una serie de países como Irán, Cuba o Venezuela , cuyos dirigentes, tipos como Chávez, Castro o Ahmadinejad,  son un peligro para la paz, y enemigos de todo lo que significa libertad y democracia.

Un estado comunista, de verdad, auténtico…una monarquía hereditaria creada en 1.948 por Kim Il Sung, Gran Líder, Presidente Eterno de la República y cuyo vástago, Kim Jong Il, Querido Líder y Gran Dirigente heredo el poder a su muerte.

Pero no es necesario tener la talla intelectual y moral de personajes como Gaspar Llamazares , Pelayo “Willy” Toledo o el hermano de Gabilondo, para reconocer que no todo está tan mal en Corea del Norte,  y que en algunos casos, nosotros, los occidentales, las democracias, deberíamos aprender de algunas políticas llevadas a cabo en dicho país…

Y esta es una de ella.

“El régimen de Corea del Norte ejecuta al responsable de de la reforma monetaria

¡¡Bravo!! ¡El amigo Kim Jong Il ha dado en el clavo!

Estas son es el tipo de medidas que deberíamos aplicar en nuestras latitudes, auténtica terapia de choque para solucionar el problema de gasto incontrolado, déficit público descomunal y deuda hipertrofiada que padecemos…

Pues  la verdad es que otro gallo nos cantaría si tanto Bernanke en la Reserva Federal como Trinchet en el BCE, supiesen que las medidas que han tomado estos últimos años pudiesen significar para ellos otro final, más drástico y concluyente, que el retiro multimillonario que les espera con su superjubilación de lujo garantizada.

Pero ¿Por qué  limitar dichas medidas a altos responsables de las políticas monetarias? Sin duda, las enseñanzas del Querido Líder deberían ser aplicadas a todos los niveles. Ministros derrochadores, alcaldes manirrotos, responsables de empresas públicas deficitarias, artistas subvencionados y demás fauna.

Seguro que el tema de los dineros públicos empieza a ser tratado con más cuidadín…

Aunque eso sí,  dichas enseñanzas del Gran Dirigente deberían ser adaptadas a los conceptos occidentales de máximo respeto de la vida humana como valor supremo, buscando, un compromiso, una solución que conjugue la eficacia coreana con la larga tradición humanística occidental.

Y esa solución la tenemos.

Señoras y señores… “El tío la vara”

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