El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
La indignación de Antonio Machado, que es negro retrato de la pobreza del campo español durante buena parte del siglo XX, aún nos parece plenamente justificada. Así comprobamos con horror como la «sombra errante de Caín» se ha cebado en las costas gallegas, penúltima consecuencia de los incendios del verano pasado. Sin embargo, pese a la terrible tragedia que han sufrido los montes de Galicia y muy particularmente quienes viven o simplemente disfrutan de ellos, lo cierto es que, incluso descontando las más de 140.000 hectáreas arrasadas en España en lo que va de año, el número de árboles se ha incrementado considerablemente en los últimos diez.
Y no sólo en España, como hemos sabido gracias a un reciente informe, «La identidad forestal«, elaborado por un grupo de científicos liderados por el finlandés Pekka Kauppi. Un informe que establece una interesantísima relación entre la riqueza del un país (PIB) y su afán reforestador. Relación positiva que no convencerá a los impermeables. Es previsible que la reacción ante tamaño varapalo consista, como siempre, en acusar a los países ricos de externalizar sus problemas medioambientales, esta vez sobre los amenazados bosques primarios del Brasil de Lula e Indonesia.
En España la reacción de Greenpeace ha vuelto a evidenciar su desprecio por el problema, que en relación con la conducta humana, suponen los incentivos. A su coordinador para la campaña de Bosques, Miguel Ángel Soto, le parece que se están perdiendo los bosques más valiosos a favor de sucedáneos, bosques de pega cuya calidad cuestionaría el optimismo que, por otro lado, encontramos en el propio Ministerio de Medio Ambiente. Al menos es lo que nos cuentan las cifras del tercer Inventario Forestal Nacional (IFN3), cifras parciales ya que todavía no han finalizado los trabajos de recogida de datos en todas las comunidades autónomas. En palabras del Ministerio:
[El IFN3] se está desarrollando ahora y habrá abarcado toda España el año 2007. Este nuevo ciclo ha ampliado notablemente la cantidad de parámetros de los montes objeto de investigación, introduciendo aspectos como la biodiversidad, el paisaje, el desarrollo sostenible, la valoración integral, el recreo, el hábitat, la socioeconomía y otros que en anteriores inventarios o no se estudiaban o se hacía muy someramente, Así pues, la información que suministra el IFN3 es mucho más amplia, útil y perfecta que la de anteriores inventarios, y está ya disponible para los interesados la correspondiente a diez comunidades autónomas (Galicia, Principado de Asturias, Cantabria, La Rioja, Comunidad foral de Navarra, Illes Balears, Región de Murcia, Comunidad de Madrid, Cataluña y Canarias) y a parte de otra (Castilla y León).
Pues bien, comparando los datos del tercer inventario con los del segundo, el Ministerio adelanta que:
- Se detecta un notable aumento de la superficie de monte arbolado a costa de una disminución de la del desarbolado y cultivo.
- La biomasa arbórea existente en los montes es ahora mucho mayor que la que mostraba el IFN2, tanto en valores absolutos como en valores por hectárea.
- En las provincias cantábricas la expansión del eucalipto ha sido espectacular a pesar de que cada vez se corta más madera de dicha especie.
- Las frondosas autóctonas (robles, castaño, haya, quejigos, etc.) han crecido considerablemente tanto en superficie como en biomasa.
- La cantidad de árboles de grandes dimensiones se ha incrementado mucho pero, en cambio, hay ahora menos pies pequeños que hace 10 años.
- En general los bosques españoles están en la actualidad igual o más sanos que antes.
Así mismo, volviendo a Machado y a sus lloradas llanuras de asceta, encontramos un interesantísimo documento elaborado por la consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, en el que se informa que en relación con inventarios anteriores:
- La superficie arbolada ha pasado de las 2.119.139[ha] a las 2.982.318[ha].
- El volumen de madera se ha incrementado en casi 70 millones de metros cúbicos, alcanzando los 153 millones en 2002. Incluso mi adorada sabina gana 800 mil metros cúbicos.
- Traducido a número de árboles, se observa una variación favorable del 64% alcanzándose en 2002 los 3.198.967.772 , que ya es precisar.
- En valores del almacenamiento de CO2 equivalente supone un incremento del 80%.
Ya vemos que las apariencias engañan. La táctica habitual de nuestros ecologetas consiste en extrapolar y exagerar: tomar datos parciales y generalizar las consecuencias de una catástrofe para convencernos de que el ser humano, egoísta por naturaleza, lo es hasta el punto de ignorar tozuda y estúpidamente sus propios intereses. Las buenas intenciones que quieren vendernos y que sirven de coartada a nuevas coacciones no suelen salirnos gratis. La ecología de mercado nos enseña que cuando los incentivos y la información son caros la administración de los recursos se complica. No debemos pensar que la conservación de la naturaleza es un problema moral, una elección estética a delegar y que se resuelve con voluntarismo impuesto a golpe de decreto: más y más regulación diseñada por expertos omniscientes y administrada por burócratas. Citando a Terry Anderson y a Donald Leal:
[La ampliación de los procesos de mercado] para incluir los recursos naturales y los espacios de alto valor ecológico ofrece la única posibilidad de mejorar la calidad del medio ambiente, elevar los niveles de vida y –tal vez lo más importante– de ensanchar el espacio de las libertades individuales.
La recuperada salud de los bosques así parece demostrarlo.
Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!