Hay que distinguir entre tres aplicaciones de los sistemas de blockchain: el bitcoin como divisa, el blockchain específico que lo sustenta y la idea general de blockchain.
La tecnología blockchain (o de cadena de bloques) funciona de una forma similar a como lo hacen los libros de contabilidad, con la diferencia de que aceptan los registros de infinidad de participantes y que son públicos: todo el mundo puede ver en cualquier momento una fotografía de la situación. Estos registros sólo pueden ser modificados si hay consenso entre el grupo de participantes, haciéndolos así más seguros y evitando la necesidad de una autoridad central que apruebe las transacciones que ahí se llevan a cabo.
Para entender las posibilidades de los sistemas de blockchain es importante distinguir entre tres diferentes posibles aplicaciones que se suelen confundir, a saber, el bitcoin como divisa, el blockchain específico que lo sustenta y la idea general de blockchain. Podría hacerse una buena analogía con los sistemas peer to peer (P2P), que comenzaron de forma ilegal con Napster a la cabeza en el intercambio de archivos, pero que fue evolucionando e inspirando a multitud de otros servicios P2P de forma legítima como Skype, Spotify o el propio bitcoin.
Blockchain tienen muchos usos ya que solventa los problemas de la seguridad y la confianza, algo vital para cualquier tipo de transacción. En la actualidad hay decenas de startups que están investigando nuevos usos, ya sea con el bitcoin, otros existentes blockchains o incluso creando nuevos blockchains, como Ethereum. Las posibilidades son enormes, ya hemos mencionado la del campo del dinero, pero también se podría aplicar en otros ámbitos: registros públicos, documentos notariales o en la contabilidad de las entidades financieras. De la misma forma que con Napster y la tecnología P2P, una buena idea está siendo modificada y mejorada ahuyentando así su mala fama inicial.
Es importante aclarar que al contrario de lo que se afirma habitualmente, esta tecnología no es una simple red descentralizada sino que va más allá: la cadena de bloques es una red P2P en la que todos los nodos son iguales entre sí resultando en un sistema distribuido resistente a hackeos, falsificaciones o fallos y así, aunque un nodo fallase, podría llegarse a otros en los que está conectado por vías alternativas, cosa que no sería posible en un sistema puramente descentralizado.
De las características de esta tecnología, quizás las más interesantes sean dos: primero la automatización -que permite solventar dos de los principales retos de las transacciones digitales, controlar la información por un lado y evitar las duplicidades por el otro – y segundo la descentralización distribuida que elimina la necesidad de una autoridad central que valide las transacciones. Pero ¿por qué es tan importante el control del double spending? Internet supuso una revolución en cuanto al intercambio de información o de ficheros, sin embargo, lo que compartimos no es más que una copia de algo que está en nuestra posesión y eso presenta grandes limitaciones. Con blockchain, tenemos una nueva generación de Internet donde las posibilidades aumentan enormemente al permitir el envío de un activo (y no de una copia de ese activo). Así, empieza a ser posible transferir dinero u otro tipo de activos como acciones, bonos, derechos de propiedad o votos sin la necesidad de un intermediario que vele por el correcto funcionamiento de todo el proceso, haciendo tambalear de esta forma los cimientos de los negocios basados en la confianza (o en la falta de ella) como los gobiernos, bancos, notarios, etc.
El potencial de esta tecnología es muy amplio, y como hemos dicho no se limita únicamente al sector financiero. Una de sus aplicaciones emergentes más relevantes es la conocida como Smart contracts o contratos inteligentes a través del blockchain de Ethereum. Esto consiste en que una vez efectuada una transacción, la red distribuida de blockchain se encargaría de emitir una confirmación de que un contrato (del tipo que sea) ha sido cumplido, y esto se realizará sin revelar ningún tipo de información confidencial sobre las partes o sobre la naturaleza de la transacción. Algunos ejemplos de estos contratos inteligentes serían, por ejemplo, la posibilidad de liberar el pago a un técnico una vez ha realizado la reparación, que tu lavadora compre detergente por sí misma cuando detecte que se ha terminado u olvidarte para siempre del engorroso problema de las máquinas de vending, pues en caso de que el producto se quedase bloqueado, el contrato no se confirmaría y por tanto tampoco se realizaría el pago.
Los usos de blockchain amenazan con cambiar para siempre las relaciones entre las personas, desde los almacenamientos en la nube donde requieres de la confianza del proveedor de tales servicios (Dropbox o Google Drive), hasta los servicios de patentes o registros de la propiedad, pasando por el uso del voto electrónico, minimizando hasta casi el imposible, la posibilidad de fraude. Las implicaciones que esto tiene en relación a la confianza y transparencia a la hora de realizar transacciones de cualquier tipo son sencillamente ingentes.
En el año 2014 nació Bitnation, el primer estado virtual, con el cometido de ofrecer servicios gubernamentales mediante la tecnología blockchain, de una forma más sencilla y a un menor coste. Algunos de los servicios que ya provee son: notaría, contratos matrimoniales, DNI, certificados de nacimiento y defunción, títulos de propiedad en Ghana o la creación de un sistema reputacional. Algunos de estos servicios son provistos a través de su asociación con uno de los estados más avanzados a nivel tecnológico y de mayor libertad económica del mundo: Estonia.
El sector financiero es el que más rápidamente se está moviendo, consciente del potencial disruptor que tanto blockchain como bitcoin pueden tener, está adquiriendo startups y creando grupos de trabajo internos para entender mejor estas nuevas posibilidades y el papel que jugarán en el futuro. Los bancos funcionan como pequeños estados, de una forma muy burocratizada y jerarquizada donde además existen grandes ineficiencias y trabajos manuales. Uno de los impactos más inmediatos y visibles para este sector sería el de la automatización de muchos procesos, reduciendo costes vía eliminación de puestos de trabajo. Un estudio de Autonomous Research ve al blockchain como un game changer, estimando que un tercio de los costes operativos bancarios anuales (54 billones de dólares) corresponden a conceptos puramente de back-office: compensación y liquidación, y que un 30% de estos (16 billones de dólares) podrían reducirse mediante la tecnología blockchain para el año 2021.
La idea de registros públicos abiertos y compartidos puede no sonar demasiado innovadora, exótica o revolucionaria, pero tampoco lo parecían las sociedades de responsabilidad limitada y fueron imprescindibles para el desarrollo del comercio y de la división del trabajo internacional. De la misma forma, bitcoin y blockchain son en apariencia un vulgar proceso nuevo pero que esconden el potencial de transformar la forma cómo la gente y las empresas cooperan.
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Gran articulate Jordi. Sólo k
Gran articulate Jordi. Sólo k espero k la banco tarde un poco en amortizar puesto de trabajo con estas nueva herramientas o aplicaciones como el bizum . Un crac, jordi