Costa Rica, una nación centroamericana sinónima de democracia ininterrumpida, paz, cohesión social por antonomasia, junto con importantes avances en materia de derechos e integración internacional; todo ello en medio de una región inestable, marcada por las guerras y desigualdades… se encuentra encaminado hacia un derrotero cuyo destino es un peligroso precipicio populista y antiliberal.
Este país, que abolió el ejército tras una corta guerra civil en 1948, fue gobernado bajo un sistema bipartidista durante medio siglo. Y aun con el fin de este sistema, tónicas ideológicas muy centristas y gobiernos más o menos similares se alternaban el poder. Desde hace varias décadas, Costa Rica se ha convertido en un referente en desarrollo humano, como el desarrollo de una extensa clase media, y la promoción de una economía de servicios apoyada en su rica biodiversidad y localización estratégica. Esto ha permitido al país mejorar sus condiciones en medio de un contexto regional marcado por la inestabilidad política y económica.
En abril de 2022, llega al poder su actual presidente, Rodrigo Chaves Robles, un desconocido político, aupado por hartazgo social, que, con un lenguaje coloquial y actitud caudillista, logró llegar al poder… como un verdadero encantador de serpientes; sacudiendo la escena política de un país acostumbrado a la calma política y al diálogo mesurado.
Suiza centroamericana
La primera década de este siglo, fue turbulenta para la llamada Suiza centroamericana. Dos expresidentes del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) fueron condenados y encarcelados por actos de corrupción. Y otro del Partido Liberación Nacional (PLN) dejaba de volver al país bajo fuertes cuestionamientos por tráfico de influencias, aunque nunca se le procesó. Esta realidad lleva a que, en 2014, un partido distinto, el Partido Acción Ciudadana (PAC), se haga con el poder del país, bajo el lema de acabar con la corrupción y que con “Costa Rica No se Juega”.
Aquello, sin embargo, no pasó de los eslóganes publicitarios, pues en menos de dos años, fuertes acusaciones de corrupción caían sobre el nuevo partido gobernante. Aun así, 4 años después, en 2018, el país le daba nuevamente la oportunidad al mismo partido (tras sufrir una elección bastante polarizada por el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo), de gobernar y rectificar sus errores.
Contexto político
Sin embargo, una pandemia que azotó a un país totalmente dependiente del turismo y el sector de servicios, aunado a más casos de corrupción y errores políticos, hizo que lejos de redimirse, el partido político que auguraba vientos de cambio acabase en un estrepitoso fracaso (actualmente no cuenta con representación en el congreso ni en alcaldías).
Es así como en 2022, en medio del desencanto y la polarización social, se presentan más de dos decenas de candidatos para ocupar el sillón presidencial. Uno de ellos, un exministro de hacienda del gobierno saliente, quien había vivido por más de 30 años fuera del país, se postulaba amparado por una de las periodistas más críticas y respetadas de la vida pública. Con una campaña marcada por acusaciones y reproches, y utilizando el eslogan “Me Como la Bronca” junto a la sempiterna compañía de la afamada comunicadora, Rodrigo Chaves se hace con la presidencia de la nación. Lo hace tras derrotar a un expresidente, quien fuera el mismo a quien años antes se había señalado, mas nunca formalmente acusado, por corrupción. Cabe destacar, que los votos cosechados por Chaves vinieron en gran medida de las zonas más pobres y relegadas del territorio; presagio de lo que podría ocurrir.
Inicios de mandato
Después de un discurso inaugural llamando a la unidad, Chaves inició su mandato; pronto, múltiples renuncias y un trato claramente confrontativo a través de conferencias de prensa semanales. Para el mandatario, los dueños de los medios eran “ticos con corona”, colegiales y universitarios “vagos”, jueces y magistrados que no comulgaban con sus postulados o interpretaciones legales, “sicarios políticos”, la prensa “prensa canalla”, y un largo etc.
El problema es que, tras dos años de confrontación y una actitud teatral, Chaves, o bien no se ha comido ninguna bronca, o ha sufrido una indigestión terrible al comérselas todas y no resolver ninguna. La inseguridad del país se ha acrecentado con una ola creciente de asesinatos en zonas inseguras del país y penetración del narcotráfico (culpa de los jueces), una crisis económica ayuda (culpa de los empresarios que no ayudan), falta de respuestas legales ante los retos del país (culpa de los diputados, por supuesto) y ahora una crisis energética que amenaza a Costa Rica con racionamientos eléctricos (culpa de gobiernos anteriores, como no).
Rodrigo Chaves
En síntesis, tras dos años de gobierno, y perder un tercio de su popularidad (ahora le apoya la mitad de la población), todo el mundo tiene la culpa de todo menos el líder, ¿suena conocido? Y ahora, el presidente comienza a hablar de referéndums y hasta una nueva constitución… algo que hace 25 años ya había planteado otro Chávez con Z, no muy lejos de Costa Rica y con un jocoso y peligroso mas no por ello diferente estilo, aunque la realidad de sus países difiera sustancialmente.
Lo esencial de toda esta realidad, es la que se ha visto en tantos otros países: Rodrigo Chaves es otro ejemplo más de un hombre fuerte que en realidad no es más que otro emperador desnudo… otra triste personificación del cuento de Andersen. La realidad es que es un líder pueril sin experiencia en la función pública, sin liderazgo propositivo, sin carácter resolutivo, pero con un profundo amor por sí mismo y sólo por sí mismo. Y, lo que los costarricenses por años decían que no podía llegar a sus tierras, un lobo con piel de oveja que engañara a la gente ya llegó.
Crisis institucional
Las consecuencias están a la vista, los constantes ataques de Chaves a medios y contrapoderes políticos han debilitado la libertad de expresión y credibilidad de las instituciones, baluarte insignia de la nación centroamericana. La economía costarricense sigue presentando fuertes retrasos en materia fiscal, crecimiento económico y desarrollo educativo y ahora parece que se aboca a una crisis energética que podría tensar más aún la frágil realidad nacional. A modo de ejemplo, Costa Rica ha bajado por 3 años seguidos en el ranking de libertad de prensa organizado por la entidad Reporteros Sin Fronteras, pasando del quinto al vigésimo sexto puesto.
Recientemente, el querido líder ha señalado al presidente del Congreso como un “caballero sin medallas” por denunciar las presiones de Chaves para ponerle fin a una comisión que investiga las estructuras de financiación paralela con las que éste llegó al poder. Y ha sido condenado por llamar a periodistas “montón de lobos”, “fauna” y “sicarios políticos”… entre otros cumplidos.
Y es que, aunque aún no haya intentado dar un golpe frontal a las instituciones del país, el presidente ya ha cercenado la credibilidad de las instituciones que sostienen el imperio de la ley en un país democrático, lo cual es el principio del fin de cualquier democracia liberal si no se pone pie con pared. Esto no quiere decir, que la nación esté abocada al fracaso. Hasta ahora, Chaves no ha tenido más remedio que someterse a los contrapesos del estado tanto a nivel judicial como electoral (por medio de un sólido Tribunal Supremos de Elecciones) así como un congreso en el que no cuenta con mayoría. Sin embargo, el embate constante y la polarización sí han empezado a erosionar la credibilidad antes incuestionable de muchos de estos contrapoderes.
Futuro incierto
Aún con todos los ataques y la tensión social, siguiendo el manual del autócrata, Chaves mantiene fuertes niveles de apoyo al día de hoy. Mucha gente con reclamos legítimos se siente amparada por un estilo bravucón, aunque pocos podrán decir que han visto mejoras en su calidad de vida… tan sólo ahora hay un circo romano mayor en la Casa Presidencial.
Frente a esto, Costa Rica se encuentra ante una disyuntiva crucial que tantas naciones han experimentado: defender la ley y la democracia o caer presos de un autoritario sin escrúpulos. El populismo, autoritarismo y posterior muerte de una democracia liberal sí puede ocurrir en cualquier sitio, de hecho, siempre ocurre como a la rana que muere por calor dentro de una olla, murió porque la temperatura subió grado a grado y no repentinamente.
Una oportunidad para los liberales
Cierto es también que, constitucionalmente, Rodrigo Chaves no tiene una posibilidad de reelección inmediata. Por este motivo, los demócratas liberales del país tienen una oportunidad para reagruparse y corregir el rumbo, quizás sea la última. Una vez más el pequeño territorio de 5 millones de habitantes, se enfrenta a la realidad de decidir si es un ejemplo para el mundo y decide tomar el camino difícil, pero noble y valeroso o si sucumbe a la tentación de abrazar los discursos banales y grandilocuentes… con las trágicas consecuencias que ello acarrea.
Quizás aún esta realidad no sea visible en medios internacionales, pero cuando el mundo lo sepa, ya será muy tarde… es por ello que una vez más, el país debe dar la lucha como siempre lo ha hecho: con trabajo, razón y paz. Serán los costarricenses, los que una vez más, a partir de su juicio y la valoración que hagan de la realidad nacional, quienes elegirán a un nuevo presidente en el 2026 y, por tanto, serán los únicos responsables de su futuro incluyendo la permanencia y estabilidad de su mejor activo, su democracia.
Ver también
Chile, Costa Rica, Uruguay y Panamá son los países más libres y prósperos de Hispanoamérica. (Antonio José Chinchetru).
3 Comentarios
Al leer el artículo publicado en el Instituto Juan de Mariana, me siento profundamente decepcionado. Esperaba un análisis más objetivo y equilibrado, acorde con la reputación de esta institución. Sin embargo, lo que encontré fue una evidente inclinación negativa hacia el presidente Rodrigo Chaves, presentándolo injustamente como el villano de la historia.
Rodrigo Chaves ha demostrado ser un líder que enfrenta los problemas directamente, a pesar de las múltiples trabas y la oposición constante, un paralelismo bastante conocido con el otro presidente economista Javier Milei. Que, si hicieran un análisis justo de sus políticas y logros desde que asumió la presidencia, respaldado por estadísticas, revelaría el excelente trabajo que ha realizado.
Las trabas y la corrupción en la política costarricense, como la del presidente reelecto de la asamblea legislativa, o las trabas en la contraloría demuestran lo podrido que se ha vuelto la política en Costa Rica.
¡Pero sin cuidado, que la verdad siempre sale a la Luz!
Rodrigo Chaves, es más bien el que ha venido a mover a todos esos socialdemócratas, atornillados a sus sillones, para que saquen las leyes más importantes del país.
La delincuencia viene por políticas anteriores, como por ejemplo el PAC, firmando la agenda 2030 en el 2016,y sometidos a los mandatos de la ONU, y su OPEN ARMS.
Absolutamente de acuerdo con el artículo. Rodrigo Chaves efectivamente representa sin dudas al típico populista que encontró caldo de cultivo en una Costa Rica con una creciente corrupción y profundos problemas económicos, sociales y educativos. Aquella Costa Rica que parecía inmune a los “encantos” del populismo, hoy tiene como Presidente a una figura polarizante, autoritaria, incapaz de dialogar y negociar. Sus deudas y promesas quedaron en el olvido. La democracia más consolidada de la región está en zona de riesgo.
Chaves supo hablarle a la población que se siente excluida por medio de un discurso de lucha en contra de las “elites enquistadas”, un discurso actoral cargado de demagogia.
El futuro está en manos de los costarricenses y su nueva oportunidad de decidir en las próximas elecciones.