Se viven tiempos extraños en los cuales, los sujetos adoptan posicionamientos relativistas (e incoherentes en muchos casos) en función del régimen político que les toque analizar. Con los recientes sucesos acaecidos en la pequeña isla socialista de las Antillas han caído muchas caretas. Una parte del pueblo cubano sometido desde hace más de 62 años a los latrocinios y desfalcos de una élite extractiva y dictatorial, salió en tropel a gritar: Libertad. Patria y vida. Este valeroso acto tenía una carga política y simbólica, habida cuenda del lema oficial de Cuba es: patria o muerte. Una dicotomía macabra acuñada por Fidel.
Así pues, ante una nación que clama libertad y un presidente que salió en los medios arguyendo: ¿Cuál es la dictadura en Cuba? E incluso en una declaración institucional llamó a todos los revolucionarios del país, a todos los comunistas a salir a las calles a hacer frente a todas estas provocaciones” arengando abiertamente a un enfrentamiento civil. Uno podría pensar que, delante de la evidencia histórica y la emergencia económica que pauperiza a la isla, la clase política española condenaría con firmeza a la tiranía castrista. La derecha cerró filas y no tuvo ningún problema en condenar lo que estaba ocurriendo allí.
Como era de esperar, sus homólogos del otro espectro político, no hicieron lo propio. La izquierda que tanto ha insistido en la libertad de expresión, reunión, manifestación, etc, no es que mirase hacia otro lado, sino que, directamente se posicionó a favor de la dictadura. La diputada de En Comú Podem, Aina Vidal dijo en rueda de prensa “No considero al gobierno cubano una dictadura”. Estoy seguro que si le hubieran preguntado por la democracia en España, no hubiera dubitado en hablar de los “malvados jueces” (y la imperiosa necesidad de modificar el CPGJ, a su favor, claro), las “instituciones franquistas” y el Valle de los Caídos. Es bastante habitual ver por el Twitter de la formación morada críticas sistémicas hacia el funcionamiento de la democracia en España.
La cosa no acaba ahí, la diputada “morada” de la Asamblea de Madrid, Alejandra Jacinto, en una entrevista en La Noche 24h de Televisión Española, cuando le preguntaron sobre si Cuba era una dictadura, sacó balones fuera arguyendo que Cuba había hecho dos vacunas (cosa que no tiene correlación alguna con la pregunta). Después de un contorsionismo intelectual sin muecas de pudor, sentenció que no lo era. Esto es preocupante para los que son los adalides de la democracia y los que se autoarrogan la potestad de repartir carnets de demócratas, fascistas y demás dicterios que emplean sistemáticamente.
Algunos voceros con amplia difusión mediática no se cortan un pelo en insistir en que lo de Cuba no es una dictadura, por ejemplo, Juan Carlos Monedero. En su blog de Público.es decía lo siguiente “Pretender que los disturbios en Cuba son una mera expresión del descontento popular es una ingenuidad de esas que le cuestan la libertad a los pueblos”. ¿Los disturbios del 15M que tanto rédito les dio a nivel personal y profesional a la cohorte de políticos del partido que cofundó, no fueron una expresión del descontento popular? Y estamos hablando de hace una década en una España socialdemócrata. En cualquier caso, para el brillante politólogo, la culpa es del imperialismo yanqui y su “bloqueo”.
Como desarrollé en el artículo sobre Cuba (Economías planificadas. El caso cubano) no existe tal bloqueo, pero concedámosle el beneficio de la duda y aceptemos tal premisa. La deducción lógica que se extraería en tal caso es que la autarquía económica (y por extensión, el proteccionismo) es nociva, y para más inri, que el libre comercio es la punta de lanza para el desarrollo económico.
Sea como fuere, uno puede encontrarse con miles de ejemplos de “opinólogos” de izquierdas cuestionando las calidades democráticas de España o incluso arguyendo de que se trata de una dictadura, mientras, al mismo tiempo son capaces de defender el régimen cubano so pretexto de matizar “se trata de una democracia socialista”. La carencia de cualquier lógica es evidente. Lo peor es que, este pensamiento está en el seno de las instituciones: ya sea en Podemos, PSOE (a pesar de que el presidente Sánchez ha admitido que, se trata de facto una dictadura), ERC (especialmente las JERC, recordemos que actualmente es el partido que gobierna Cataluña), los grupúsculos políticos que integran la CUP, el BNG (con 19 parlamentarios en el Pazo del Hórreo), EH Bildu (21 diputados en el Eusko Legebiltzarra), entre otros.
Dejando de lado a la izquierda patria, cabe preguntarse, ¿son los únicos que defiende abiertamente a dictaduras que comulgan con (algunos de) sus postulados? Desde luego que no. Recientemente hemos visto a Pablo Casado con uno de los fundadores de VOX, Ignacio Camuñas que fue ministro y diputado de Partido Demócrata Popular (Julià, 2017, pág. 394), integrada en el ala liberal de UCD. Además, el PDP fue el único partido político español que estuvo Congreso Europeo de Partidos Liberales celebrado en La Haya, en 1976.
Pues bien, Camuñas dijo sin reparos que insistir en que el PP es el heredero del régimen de Franco le parecía una broma de muy mal gusto, debe desconocer quién fue el fundador del partido. El súmmum de su desfachatez fue “y si hay un responsable de la Guerra Civil directamente, es el gobierno de la República. Y un Golpe de Estado no es lo que ocurrió en 1936”, todo esto, delante de un líder de la oposición que ni se inmutó. Camuñas añadió que no quería debatir esa cuestión con los historiadores. Por alusiones, no me extraña que no quiera debatirlo puesto que, sin ningún reparo está en una postura negacionista de hechos que son indiscutibles (sería como defenderle a un astrónomo la teoría geocéntrica). Lo que está adoptando Camuñas es la retórica de los golpistas del 36’. Es curioso que, esta misma gente son los que defienden que el 1 de octubre del 2017 en Cataluña hubo un Golpe de Estado. Curiosa concepción de la democracia, también.
No es la primera vez que pasan situaciones como esa, en una entrevista en Europa Press el secretario general (Ortega Smith) del partido «verde» dijo literalmente que no condenaba el Franquismo, arguyendo inmediatamente que no condenaba ni aplaudía ninguna parte de la Historia de España. Cualquiera que se dé un paseo por sus redes sociales puede oler el hedor a chovinismo trasnochado que desprende en sus publicaciones. Su enfervorecido nacionalismo se puede constatar en un vídeo donde recita “Los Tercios de Flandes” (mientras sujeta una copa de vino). Este político pintoresco es el que en el municipio de Callosa (País Valencià) con motivo de la retirada de una cruz franquista, dijo – en referencia a la Guerra Civil – “hechos tristes, sí, personas que fueron fusiladas en una guerra, pero sin odio, con amor”.
Eso no quiere decir que todos los integrantes de VOX sean de la misma cuerda, aunque, mucho me temo que quizás sean la mayoría. Rocío Monasterio estuvo en el mismo programa que Alejandra Jacinto y condenó sin problemas la dictadura de Franco. Podríamos seguir poniendo miles de ejemplos de casos similares, un último acaecido en el Parlament de Cataluña en 2013 fue la negativa de Ciudadanos (con el tándem Albert Rivera y Jordi Cañas a la cabeza) a condenar institucionalmente el Franquismo y su enaltecimiento. ¿Tan difícil es condenar una dictadura que duró 36 años?
Algunos podrán argumentar que el Franquismo se acabó hace décadas y que el régimen cubano está vigente en la actualidad. Ciertamente, la cuestión es que, hay dictaduras como la de Pinochet que también son relativizadas en nombre de la libertad económica. Axel Kaiser conversando sobre la dictadura pinochetista en la Fundación para el Progreso con Vargas Llosa, quiso quitarle hierro al asunto “podríamos decir con sangre reptil, que objetivamente, des del punto de vista del bienestar y la libertad agregadas […], hay dictaduras menos malas” acabando con la pregunta de si preferirían vivir en la Venezuela de Maduro o en la Chile de los 80s. A lo que el premio Nobel respondió, “esa pregunta no te la acepto” argumentando que de ahí se desprendía que había dictaduras buenas, finalizando con un rotundo, “las dictaduras son todas malas”. Desde mi punto de vista, esa es la única respuesta posible para defender la libertad.
Para poner punto final, hay que postular la pésima calidad política de todo el espectro parlamentario nacional y autonómico del país. Dictadura no, excepto si es en nombre de la libertad económica, del proletariado, de la nación, de la raza o del imperio. Hasta que no haya fisuras en la condena de cualquier régimen tiránico, será muy difícil llegar a consensos entre los dirigentes de la res publica y la polarización social será cada vez más acuciante. Los que no tenemos problemas en hablar, leer, escuchar, visualizar, opiniones que nos son ajenas y que incluso, engendran el germen de la dictadura (o directamente te la defienden), somos cada vez menos. Como dijo la escritora británica Beatrice Hall (y no Voltaire como muchos le atribuyen) “‘I disapprove of what you say, but I will defend to the death your right to say it” (Hall, 2018, pág. 116).
Bibliografía
Hall, E. B. (2018). The Friends of Voltaire. London: The Project Gutenberg.
Julià, S. (2017). Transición. Historia de una política espñola (1937-2017). Barcelona: Galaxia Gutenberg.
6 Comentarios
Excelente artículo de Ramón otra vez. Aunque no se esté de acuerdo en todo lo que dice, su articulación historiográfica es exquisita como siempre.
Gracias, José María. En la discrepancia está la virtud. Al ser un artículo que atiza a ambos lados del espectro político, es comprensible no estar de acuerdo en muchos postulados. Un saludo cordial.
Varios comentarios me inspira este análisis.
Perdóneme, estimado autor, por ser puntilloso, pero la expresión correcta es «punto final», no «punto y final». «Final» adjetiva a «punto». Confusión muy común por el paralelismo con la otra expresión «punto, y seguido», la cual casi siempre se encuentra sin coma. Eso es de cuando la profesora hacía dictado y te iba dando pistas sobre los signos de puntuación. Amorosa tradición ya perdida, como el llamarse de usted y por el apellido, que demarcaba claramente la diferencia entre «mamá» y «la profesora», lo cual ayudaba a los críos a transicionar a la vida adulta más rápidamente y con menos fricción, en mi opinión. Evidentemente, los que no quieren que haya diferencias entre la familia y la escuela estatal no quieren que los críos crezcan al ritmo adecuado: se complicaría su trabajo.
Ha confundido usted a UPD con UCD. El PDP del ministro Camuñas existió para cerrar cualquier oportunidad de liberalizar España: ese no era el plan. Luego entró en escena Don Pedro Schwartz Girón, con Unión Liberal, que luego fue absorbida por el Partido Liberal y finalmente por Alianza Popular, luego renombrado como partido trotskista de España. Perdón, que se me va el Santo al Cielo. Por desgracia, la vía política siempre ha sido una vía muerta.
Hace unos años, cuando a la inútil irracionalista y liberticida que es Rosa Díez le toco fingirse la representante liberal el Congreso, muchos confundían UPD con UCD. Para diferenciar lo que no era necesario diferenciar, apareció la conjunción copulativa en UPD y empezamos a decir UPyD. Al enano maoísta que quiere meterme en una cámara de gas —con el apoyo de varios infames miembros fundadores del IJM, ya completamente zombificados por Don Dinero— le gustaba fingir que le molestaba esa «y». Lo recuerdo perfectamente, Don Ramón, porque siempre he escuchado a ese locutor, ese Vellido Dolfos de las ondas herzianas, ese gigantesco traidor a la libertad y a todos los españoles, cuya estatura siempre ha sido menor a la del mítico Muggsy Bogues, quien es mucho mejor persona que este montaraz orate cuyo nombre evito escribir, de puro asco que me da, él y su ideología de campo de «reeducación» de enemigos del pueblo de China, como esa chica prisionera de conciencia que vio cuando visitó el país hace muchos, muchos, años, tantos que se ha olvidado de su juramento. ¡Maldito sea!
En general, son mejores personas los deportistas que los escritores de libros: los deportistas saben perder y reírse de sí mismos, mientras que los escritores no saben perder y solo saben vejar a sus superiores morales.
Me ofende (no me ofende, pero es divertido escribirlo) que se atreva usted a insinuar que Fracasado es un líder de la oposición, cuando está completamente alineado con el gobierno. ¿Mucho despiste en la torre de marfil?
Camuñas no acierta al decir que lo de julio de 1936 no fue un golpe de Estado. Sí lo fue, la pena es que fracasó y hubo guerra. La mayoría de los golpes de Estado fracasan y suelen acabar con los sublevados en el cadalso.
Ahora me recuerdo de aquella gran canción de un condenado a muerte:
Si te dijera, amor mío
Que temo a la madrugada…
No sé qué estrellas son éstas
Que hieren como amenazas
Ni se que sangra la luna
Al filo de su guadaña
…
(Siguen más estrofas.)
…
(¿Por qué los músicos comunistas hacen tan buena música?)
Volviendo al tema. La segunda república fue un desastre y una asquerosidad liberticida, ladrona y homicida. Otro tanto puedo decir, de la risible dictablanda del padre del fundador de La Falange. Y tampoco tengo mejores juicios sobre el sistema de la restauración, ni sobre todo lo anterior. La historia política de España es un desastre, se mire como se mire. Lo digo como uno cuyo abuelo murió asesinado por comunistas en el invierno de 1936, antes de la maldita guerra civil que todavía estamos pagando. Tengo antepasados que murieron luchando contra el genocida Napoleón, otros contra los carlistas mucho después, otros que se suicidaron porque no pudieron sobreponerse mentalmente al infierno que padecieron hace cien años, en el norte de África. No hay ni una guerra buena, y son peores guerras las metafóricas, como la guerra contra el tabaco, contra el cáncer, contra la pobreza, contra el racismo, etc.
¿Es difícil condenar una dictadura? Depende de tus valores y de tu estrategia y táctica en el momento que te toca vivir. Por ejemplo, para Milton Friedman y para Dalmacio Negro es difícil condenar la dictadura de Pinochet, pero uno sabía algo de economía, aunque poco de política, y el otro, sabe mucho de política, pero poco de economía. La de Argentina es más fácil de condenar, pues sus resultados económicos fueron peores comparados a los de Chile. Y me alegra de Vargas Llosa nunca llegara al poder, porque habría sacado el monstruo que lleva dentro, y se habría autodestruido. Rara vez se escucha a la gente condenar la dictadura de Lincoln y de los que vinieron después. De hecho, ni siquiera se le llama dictadura a eso, porque a Marx le caía bien el cabronazo. Emilio Castelar, un cabroncito con menos talento y sin garras, quería imitar España lo que hizo Abraham Lincoln en su país. No salió el proyecto, obviamente. Hubo suerte, según creo.
Se me hace raro que la gente condene con tanta simpleza la dictadura franquista. Después de todo, el desastroso régimen del 78 es la continuación de las golfadas y las gilipolleces del régimen anterior. No hubo una ruptura. No sé si esa ruptura habría dado lugar a un régimen menos corrupto. Pero está claro que los americanos no querían ruptura, y aquí mandan los americanos, por desgracia para todos. Fueron ellos los que, por aquel inane politiqueo de la guerra fría, impidieron acabar a tiempo con el terrorismo en España. De aquellos polvos vienen estos lodos.
De todas las dictaduras, la menos asesina y ladrona fue la de Franco. Quizás eso fue mérito de la personalidad de Franco, o bien de que es difícil robar en una autarquía mísera. Mucha gente fue feliz en aquellos años. Pudieron vivir su vida como supervivientes de la infamia de la guerra, y ellos, los individuos que soportan toda la mierda política, se esforzaron mucho por restañar heridas emocionales que se reabrieron hace poco, para poder seguir robando a gusto, como les gustas a los socialistas de todos los partidos. ¿Condenar la dictadura franquista implica condenar también a la gente que intentó vivir una buena vida dentro de las terribles circunstancias de los años 40 y 50, queridos antepasados míos que me dejaron el ejemplo para sobrevivir cuando las cosas volvieran a ponerse mal, como sabían que terminaría por pasar?
Todas las personas que pertenecemos a la secta del sentido común sabemos que la democracia, esa borrachera de buenas intenciones, siempre termina en un baño de sangre, como las tragedias de Sófocles o Eurípides. Los actores griegos se quitaban la máscara (su prosopon) al acabar y seguían viviendo después de la representación. A los que nos obligan a estar en esta obra de teatro nos enterrarán con máscara por si acaso, para mantener bien vivas las llamas frías de la mentira.
Yo me atrevo a condenar a los que organizaron campos de concentración y de exterminio, con la misma fuerza e ira con la que condeno a los malditos traidores que ya hablan abiertamente de hacer nuevos campos de concentración y exterminio para los neo-leprosos como yo. ¿Será que el PP, el partido de los tibios socialdemócratas, no condena el franquismo porque no forma parte del guión que ahora les han dado? Si no bailas no te echo billetes, nena.
Reconozco mi complejo de mártir. Es el correlato inevitable del complejo de inferioridad* revestido de superioridad tan común entre los hipernarcisistas. Cada acción tiene su reacción. Es mejor la inacción. Laissez faire…
Los mártires suelen traer su propia desgracia, pero al hacerlo abren un camino de salvación que otros pueden aprovechar (aunque quizás no tengan el valor de hacerlo, porque los cuerdos suelen ser cobardes y timoratos). Los narcisistas psicópatas, como Giovanni Gentile, suelen morir después de haber causado la destrucción de muchos inocentes perfectamente cuerdos, los cuales quizás sigan viviendo muchos años, convertidos en gente antisocial y penante. Aplicando el principio de selección natural, se entiende que siempre haya habido más locos que cuerdos.
¿Es posible acabar pacíficamente o violentamente con la maldita dictadura cubana, tan maldita como la dictadura pseudosanitaria del democida y genocida Estado israelí? No creo que cambie nada en ningún sitio sin permiso del hegemón, pero ni ellos saben lo que van a hacer. Solo han sabido organizar el mayor pucherazo de todos los tiempos, y no tienen ningún plan para nada, como ya se ha visto. Y al idiota de Trump lo dejaron con el culo al aire, como el bufón que siempre fue. Pero le hicieron un favor, porque, estando fuera, su responsabilidad en el democidio anticientífico (que defienden algunos diablillos del Cato), es un poco menor. Pero la suerte está echada. La caída del imperio americano y su feísmo va a ser más sonada y prolongada en el tiempo que la caída del imperio español.
¿Son todas las dictaduras malas? Yo, como ya no soy liberal, desde que descubrí que ser liberal implica estar radicalmente en contra de la integridad física de tu vecino, estoy replanteándomelo todo. ¿Es posible defender la libertad y las instituciones sociales naturales (dinero, propiedad, familia, vida) desde una dictadura? Empiezo a creer que sí. Pero así como los socialistas se niegan a reconocer que el Nazismo era una forma de Socialismo, los que defendemos la libertad también podremos permitirnos el lujo de mentir y decir que no es realmente una dictadura aquel régimen en el cual las citadas instituciones sociales naturales estén mejor protegidas que en cualquier democracia.
De Vox no hablo, porque es otro partido globalista del montón. Su dictadura no servirá para reducir el poder del Estado. Muchos adictos al desengaño ahora se han abrazado a Vox, como otrora hicieran con esa mierda que fue Ciudadanos o la vergonzosa y suicida «Unión, Progreso y democracia».
Colofón:
«Politics is the art of looking for trouble, finding it everywhere, diagnosing it incorrectly and applying the wrong remedies.»
Ernest Benn, un político supuestamente liberal.
*Nota bene: el concepto de complejo de inferioridad fue inventado o propuesto por un médico psiquiatra socialista. ¡Cómo si no!
En primer lugar, gracias por las correcciones. En segundo lugar, ha hecho usted un comentario más largo que el propio artículo. Sin ánimo de ofender, me parece extraordinario encontrar a una persona tan pedante y tan meticulosa a la hora de lanzar comentarios vindicativos (se lo agradezco, me gustan los pedantes y los que no tiene pelos en la lengua). Por supuesto que no entraré en discusiones vacuas sobre el Franquismo ni tampoco en disquisiciones sobre las aseveraciones vertidas en su texto, llevar la contraria solo hace que fortalecer los posicionamientos ajenos. Todo eso salvo en una cuestión (me voy a permitir llevarme la contraria), llamar estado genocida a Israel es insultar a la inteligencia, sólo hace falta ver cuánto ha crecido la población palestina des del nacimiento del único estado democrático en Medio Oriente.
Sea como fuere, si por cualquier motivo quisiera ponerse en contacto conmigo, escríbame a mi correo personal: raudetsanchez97@outlook.com.
Reciba un cordial saludo.
¡Gracias por responder don Ramón!
Suelen salirme comentarios demasiado largos siempre, en juandemariana.org y en muchos otros sitios. Créame que lamento no tener el don de la brevedad. Y eso que los podo. Paso más tiempo recortando párrafos que nunca envío que escribiendo mis rollos macabeos. Pido perdón a todos los que se sientan ofendidos por mi estilo, que yo mismo odio.
Yo le agradezco a usted que haya leído el comentario, aunque sea en diagonal. Hace bien en no entrar en discusiones: se pierde mucho tiempo. Pero yo soy de los que tienen la mente abierta, como suele decirse. Soy de los que pueden cambiar de opinión. Lo hago a menudo, cuando veo información nueva, desconocida, o mejores razonamientos. Mi problema es de comunicación, no de tozudez. Eso sí que es raro en internet.
Insisto en llamar genocida al Estado israelí: todos los estados atacan directamente la vida de la gente, en especial la de aquellos a los que quiere expulsar. No veo motivos para hacer una excepción. Para mí, que soy muy anarquista, un estado democrático no es distinto de cualquier otro régimen político en cuanto a sus consecuencias: mentira, robo y asesinato. Añado, por si le sirve, que un futuro estado palestino no sería menos mentiroso, ladrón y asesino que cualquier otro estado islámico, incluso aunque fuera democrático, cosa improbable, porque todavía les va a costar unos siglos a los musulmanes ver lo bueno que es separar la religión de la ley civil.
Pero hoy por hoy lo que me más me disgusta ver cómo trata ese ente maligno a los ciudadanos israelíes, ya sean laicos o religiosos. Este terrorismo de Estado no lo esperaba en ellos, ingenuo de mí, después de todo lo que han pasado. No soy el único sorprendido ni el único espantado, pues parecía que habían aprendido la lección: no se puede dar a los políticos poder sobre la salud pública, pues eso conduce al exterminio sistemático siempre. Otra opinión asilvestrada de las mías, que no puede compartir públicamente nadie que quiera tener un salario en blanco, en cualquier lugar.
No digo estas «salvajadas» completamente fuera de la ventana de Overton porque tenga deseo de discutirlas, sino porque alguien debe hacer un «stress test» a los liberalios de vez en cuando, a ver por dónde salen. Soy el último radical: es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo.
Juan de Mariana también escribió alguna salvajada que otra, en una época en que había castigos severos por hacerlo. Quizás vuelvan esas modas legales. No me importará si lo hacen, pues es la señal que espero para echarme al monte con la lupara.
¿Es mala la violencia política? Depende de las consecuencias, diría un consecuencialista. Los hipócritas sin principios ni alma, aducirían, siempre perjurando, que los principios liberales la rechazan. En algún momento hay que defenderse, y los principios nunca son fines en sí mismos. La falacia de la conversión de principios en fines delata a los traidores. Es cada día más patente. Vamos de cabeza hacia la enésima guerra civil española. Será otro desastre. Saldremos mal parados. Pero, oiga, algún día alguien podrá ganarse la vida dando conferencias sobre la misma. Si la vida te da limones pide sal y tequila…
Seguiré leyendo sus análisis por aquí, pero prometo no escribir más riadas. Siga publicando, por favor, no se me espante como les pasó a otros.
Reciba mis saludos, así como mis deseos de mucha y buena salud, don Ramón.
Para finalizar, agradezco que este sea uno de los últimos sitios de internet donde todavía se puede escribir pseudónimamente. Es un sistema vetusto que da sus últimas boqueadas, como Mr. Aqualung. Todo pasa.
Muy bueno y bien explicado Ramón. Te felicito enormemente. Excelente