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Educación y ecologismo

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La educación pública es una de las herramientas de adoctrinamiento más eficientes que han creado los partidarios del Estado. En conjunción con cualquier ideología puede convertir a buena parte de una sociedad en unas pocas décadas, eliminando de forma lenta pero segura cualquier tipo de crítica u objeción que pueda poner en duda la doctrina oficial. No es extraño que los partidos nacionalistas o los comunistas se hagan cargo de los ministerios y las consejerías de educación y cultura cuando tienen oportunidad. Tampoco es extraño que nuestros tiernos infantes encuentren habitual y conveniente lo políticamente correcto.

Tal es el caso del ecologismo, de las doctrinas y dogmas que defienden los grupos ecologistas. Con catorce años tuve un profesor de Ciencias Naturales que nos adoctrinó en el ecologismo. Bien visto era un adelantado a su tiempo: no hacía exámenes salvo uno al final y, por lo que recuerdo, daba un poco lo mismo lo que contestaras con tal de no cometer un error garrafal; la nota era toda una incógnita. Lo que sí recuerdo de él eran sus actividades extraescolares. Los que asistían a las manifestaciones contra la OTAN en Torrejón o se apuntaban a la creación de pegatinas y panfletos contra las energías sucias tenían muchas posibilidades de tener buenas calificaciones. Ya han pasado más de 20 años pero lo que en esa época era algo insólito y más en un colegio religioso, hoy es habitual y hasta aplaudido por nuestros dirigentes.

Uno de los pilares básicos de la política energética progresista es el uso indiscriminado de las energías alternativas. Nuestros vástagos deben aprender todas sus ventajas y si es posible, ninguno de sus inconvenientes ya que luego surgen los escépticos y no es bueno para los objetivos sociales. Con el lema “Nuestro viento, fuerza de riqueza”, la Asociación Aragonesa de Promotores de Energía Eólica (AEA) convocaron unos premios entre los Institutos de Enseñanza Secundaria de Aragón. El Consejero de Industria del Gobierno aragonés, el Director General de Educación y el Presidente de la AEA hicieron entrega de los premios al ganador, el IES Bajo Aragón de Alcañiz y al resto de los premiados.

El concurso pretendía dar a conocer el recurso que es el viento e impulsar el ahorro y la eficiencia energética. No creo que los alumnos hayan llegado a aprender que el viento es una fuente de energía con poca fiabilidad ya que depende del clima y este no es siempre favorable a las necesidades puntuales. Dudo también de que se llegaran a informar sobre los costes de producción de la energía eólica, excluyendo las subvenciones, y los compararan con los de otras fuentes. La corrección política nos dice que estos aspectos son irrelevantes si de por medio hay buenas intenciones y que en todo caso los infantes no deberán ser instruidos en ello si quieren ser en el futuro hombres de provecho.

Este tipo de adoctrinamiento es esencial si queremos conseguir una sociedad con las ideas claras. El despojar a nuestros alumnos de una parte de la cuestión es casi peor que mentirles pues lo que escuchan tiene signos de verosimilitud. Las empresas que viven en el nicho económico que ha creado el Estado lo tienen fácil a la hora de influir ya que al fin y al cabo están trabajando hombro con hombro con los mismos que controlan la formación. Los promotores de la energía eólica lo saben muy bien y si quieren agarrar las ayudas públicas tienen que colaborar con el sistema.

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