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El capitalismo en la empresa: ¿qué es el Market Based Management?

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La mejor forma de luchar contra la dinámica del mundo actual es mediante estructuras flexibles y descentralizadas.

La dinámica es quizás una de las principales características del mundo actual. El cambio permanente en dotaciones de recursos, tecnologías y preferencias de los consumidores nos sugiere que, para triunfar en el mundo de los negocios, las empresas requieren adaptarse velozmente al cambio, reemplazando las estructuras rígidas por formas de organización flexibles y descentralizadas. Pero ¿cómo construir esta clase de estructuras? Charles Koch, fundador del Market Based Management (MBM), nos ofrece una posible solución basada en un traslado de los principios de un sistema de capitalismo puro y de libre mercado a la organización interna de la empresa.

La historia ha demostrado que la economía de mercado es mucho más exitosa en la coordinación de actividades que la planificación central del socialismo. Como ejemplo, podemos observar las diferencias entre lo que fueron Alemania Occidental y Oriental, Hong Kong y la China comunista o Corea del Norte y del Sur. Ahora, ¿qué podemos aprender de ello para transmitirlo al funcionamiento interno de las empresas?

1) En un sistema socialista las órdenes se dan de arriba hacia abajo de acuerdo a los mandatos del planificador. En un sistema capitalista, rige el principio de división del trabajo, donde se aprovechan las ventajas comparativas que posee cada individuo para alcanzar la mayor riqueza conjunta. Esto puede trasladarse a la organización a través de un “sistema de misiones”. La empresa maximizará su valor en la medida en que su misión global logre integrarse con las misiones individuales de los individuos que la componen.

2) Cuando en una sociedad no están claros los derechos de propiedad aparece lo que se conoce como el “drama de la propiedad común”. Si nadie es propietario (y, por tanto, responsable de un recurso) todos tienen el incentivo de aprovecharse de él sin tomar en cuenta las consecuencias a largo plazo del mal uso. Trasladado a la organización, si una tarea no tiene un claro responsable es muy probable que nadie la realice.

3) El correcto funcionamiento de una sociedad presupone una serie de normas basadas en determinados valores y culturas. Por ejemplo, el respeto de los contratos, el derecho de propiedad y el cumplimiento de las promesas. Traduciéndolo a las organizaciones, esto también ocurre con respecto a la honestidad intelectual, la humildad, la tolerancia, la libertad para cometer errores y la receptividad hacia nuevas ideas.

4) En una economía de mercado, el sistema de precios guía al empresario respecto de qué debe producir, cómo, dónde y cuándo debe hacerlo. Las organizaciones utilizan “tableros de control” que sintetizan ciertos indicadores que le permiten al empresario contar con cierta información. Sin embargo, el tablero resulta incompleto por la falta de precios internos. Así, es difícil evaluar cuánto valor genera cada departamento o unidad de negocios. Por esto resulta trascendental el outsourcing, herramienta que permite fijar precios a servicios internos de la compañía y con ello simular los precios internos.

5) Si el sistema descentralizado capitalista es más eficiente para generar riqueza que la planificación centralizada del socialismo es porque el primero aprovecha la generación de conocimiento y de riqueza por parte de cada individuo, mientras que en el segundo todo el conocimiento se encuentra concentrado en una sola persona. Lo mismo podemos decir de las organizaciones. En una empresa de estructura descentralizada se aprovechará mucho más el conocimiento disperso en cada persona y su capacidad de innovación.

6) Los empresarios obtienen ganancias creando valor para otros; nadie les ordena que sean creativos; sencillamente se dan cuenta de que con la creatividad pueden beneficiarse mejorando la situación de los consumidores. En la organización, es necesario crear incentivos para que las personas den lo mejor de sí y expresen su creatividad. Por lo tanto, una organización debe poseer un sistema de incentivos o de compensaciones, que motive al personal a alcanzar dentro de la compañía su autorrealización.

Observamos que en muchas organizaciones las soluciones nacen muertas. El constante cambio hace que muchas de nuestras soluciones sean para problemas que ya no existen, o por lo menos ya no existen en la forma en que fueron planteadas. La mejor forma de luchar contra la dinámica del mundo actual es mediante estructuras flexibles y descentralizadas. Y el modelo del MBM puede ayudar a alcanzarla.

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