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El desacoplamiento económico de los mercados globales

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El desacoplamiento económico es un término que es difícil de definir y diferenciar con precisión  de otros términos, como  el De-Risk, nearshoring o rearshoring. Todas estas concepciones, en cuanto a estrategias empresariales y políticas económicas se refiere se solapan, tanto en su contenido conceptual como en los objetivos estratégicos que persiguen sus impulsores, sean gobiernos o empresas de alcance global, frente al actual escenario de conflictos y tensiones geopolíticas y geoeconómicas internacionales.

Concepto de Desacoplamiento Económico

En sentido general, el desacoplamiento económico (De-Couple) se define como el proceso de políticas públicas, y económicas, a través de las cuales, los gobiernos tratan de reducir la dependencia económica mutua frente un grupo de países determinados. El objetivo es volverse más autosuficientes. También busca diversificar sus conexiones para evitar una dependencia excesiva de una sola economía o centro de producción con un gran peso en los mercados globales.

Este concepto ha cobrado relevancia en la última década, producto de las diferentes tensiones geopolíticas, y geoeconómicas, entre otros factores, que se han producido, por un lado, entre los EE.UU. y sus aliados del mundo occidental frente a China y Rusia, principalmente y por el otro, el deseo de las naciones y las empresas de alcance global de proteger sus propios intereses económicos contra las incertidumbres globales.

Impulsores del Desacoplamiento Económico

Entre los principales impulsores del desacoplamiento global se encuentran:

  1.  Los enfrentamientos geopolíticos, geoeconómicos, entre grandes potencias como Estados Unidos y China, lo que las ha llevado a una reevaluación de las alianzas económicas, bajo criterios de seguridad nacional, a título de ejemplo, podemos mencionar las preocupaciones del gobierno de Estados Unidos sobre su seguridad nacional, respecto al robo de tecnología con fines militares, así como doble uso de las mismas.  Resultando esto    en la implementación de estrictas restricciones a las empresas tecnológicas chinas y estadounidenses como Huawei y Nvidia entre otras.  
  • La búsqueda de la preeminencia tecnológica frente al adversario en cuestión. Donde las naciones en conflicto buscan controlar su infraestructura digital, lo que las ha inducido al desarrollo de tecnologías autóctonas, en este sentido podemos mencionar, a título ilustrativo, la iniciativa de la Unión Europea de construir su propia infraestructura en la nube.
  • El resurgimiento del nacionalismo económico, y políticas proteccionistas impulsadas por la intervención estatal de los gobiernos en sus respectivos países, entre las cuales podemos mencionar a título de ejemplo el Make in India.
  • Las vulnerabilidades de la cadena de suministro frente a fenómenos pandémicos de alcance global como el COVID-19, el cual puso en evidencia la fragilidad y la alta dependencia frente a las cadenas de suministro globales ubicadas en China, lo que ha conllevado tanto a los gobiernos de las naciones más desarrolladas, como a las grandes corporaciones globales a tratar de diversificar sus cadenas de suministro para mitigar futuras perturbaciones. En este sentido, el caso de Japón, es un ejemplo. El país asignó fondos para ayudar a las empresas a trasladar su producción fuera de China. Ello representa una intervención estatal en la dinámica del libre mercado.

El impacto de los impulsores del desacoplamiento  en la libertad de los mercados globales

Pues dentro de este complicado escenario, las potencias económicas han comenzado a pilotar un complejo y multifacético proceso, en la búsqueda de una mayor resiliencia económica y autonomía estratégica, a través, de una mayor intervención estatal en sus respectivas economías, como a nivel global.

Como consecuencia de esta compleja dinámica interactiva de los impulsores del desacoplamiento, se está produciendo, por un lado, cambios graduales a diferentes velocidades en la estructura del comercio mundial. Y por el otro, la aparición de nuevos desafíos para las corporaciones globales, al verse obligadas a adaptarse a una nueva “normalidad” donde la agilidad y la previsión estratégica son primordiales para hacerle frente a los imperativos de tipo geopolíticos y estratégicos de carácter estatal que han venido minando los fundamentos más básicos y elementales de la libertad de los mercados globales de bienes y servicios.  

A medida que las corporaciones reevalúan sus dependencias y buscan una mayor autonomía en sus asuntos económicos, las repercusiones se sienten en todo el espectro de los mercados globales. Pues los flujos de inversión corporativa han cambiado en respuesta al desacoplamiento económico. Los inversores tratan   equilibrar sus carteras, reduciendo la exposición a mercados de los centros de producción y logísticos, que perciben como volátiles y políticamente inestables. Lo que ha conducido a las corporaciones globales a realizar una mayor inversión en mercados emergentes, o en clases de activos alternativos que antes estaban subrepresentados en sus carteras de inversiones empresariales.

El comportamiento del consumidor global

En lo referente la dinámica competitiva de los mercados globales, los mismos se han visto impactados de forma ambivalente, debido a que, por un lado, las empresas han podido encontrar nuevas oportunidades en mercados que antes estaban dominados por competidores que ahora enfrentan barreras comerciales. Y por el otro, las mismas han tenido que enfrentar las amenazas inherentes a lo que significaría la reducción de sus propios mercados, volverse estos más insulares y menos abiertos a la competencia internacional.

Otro aspecto relevante y que tal vez es uno de los menos mencionados en la literatura que ha analizado el desacoplamiento económico global, es el referente a la transformación en el comportamiento de los consumidores globales. Pues estos han comenzado a desarrollar preferencias por bienes producidos localmente, influenciados por sentimientos nacionalistas o preocupaciones sobre la sostenibilidad de las largas cadenas de producción y suministro de sus respectivos países.

Algo que se ha podido corroborar por las mismas campañas que no sólo los respectivos gobiernos de algunos países han estado llevando a cabo a tal fin, sino por lo que algunas empresas privadas de alcance nacional, dentro de sus políticas de marketing han apelado a sentimientos nacionalistas como elemento diferenciador de sus productos frente a la competencia extranjera, con el fin de incentivar el consumo de sus bienes y servicios. Esto se puede observar en los movimientos de «compra local» que han estado ganando fuerza en varios países a escala global.

Innovación y competencia

En lo referente al impacto en materia de innovación y competencia, el desacoplamiento puede incentivar la innovación, en la medida que las empresas y los Estados inviertan en el desarrollo de sus propias tecnologías y capacidades. No obstante, estas políticas pueden conducir a una fragmentación de los mercados, lo que puede socavar la competencia y frenar el progreso tecnológico general, al hacer las empresas más dependientes de los incentivos estatales y de esquemas proteccionistas, que reducirían el acceso de las mismas a los mercados globales.

En lo concerniente al impacto en las asociaciones estratégicas tanto a nivel empresarial como gubernamental, el desacoplamiento económico puede conducir a cambios en las alianzas estratégicas a medida que los Estados y las grandes corporaciones globales, se alineen con otros que comparten políticas económicas, o necesidades en cadenas de negocios similares. Esto se puede observar en la reconfiguración de los bloques económicos, y la formación de nuevos acuerdos comerciales que se está produciendo en el actual contexto de rivalidades geopolíticas y geoeconómicas.

Conclusiones

El desacoplamiento económico global no es ni será un proceso monolítico, sino más bien multifacético. En él se han producido simultáneamente diversos grados de separación e integración con efectos ambivalente a escala global. Pues el impacto de estas tendencias han sido significativos en términos estructurales y han incidido en todos los procesos económicos globales, que han ido desde las cadenas de suministro hasta los flujos de inversión, y desde las políticas comerciales hasta la dinámica competitiva de las naciones.

Otro elemento a destacar es que el desacoplamiento económico en cuestión, ha representado tanto desafíos como oportunidades para el mundo corporativo global, como para las naciones mismas y sus respectivos gobiernos. Pues a medida que el mundo navegue por esta nueva “normalidad”, las partes interesadas, sean los gobiernos, o las empresas, deberán adaptarse e innovar, para así poder sobrevivir y prosperar en una economía global cada vez más desacoplada.

Como reflexión final se puede destacar que, entre los efectos más nocivos de este proceso de reconfiguración geopolítica y geoeconómica del actual orden internacional, producto de las directrices intervencionistas y regulatorias antes mencionadas, será la reducción significativa de los niveles de competitividad y transparencia de los mercados globales de bienes y servicios. Así como la distorsión de los principales fundamentos en los que se ha venido sustentado la libertad de los mercados globales hasta el presente.

Ver también

Los costes de la fragmentación económica global. (George Youkhadar).

El coste económico de ‘desvincularse’ de China. (Kerry Liu).

Guerra sobre Taiwán: ¿fatalismo o realidad? (Álvaro Martín).

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