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El drama chileno

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El fin de semana pasado los chilenos acudieron a las urnas para elegir a sus 155 representantes para la Convención Constituyente que se encargará de redactar una nueva Constitución. El bloque de izquierda, entre los que se incluyen representantes del centro y la izquierda radical (Apruebo y Apruebo Dignidad) ha obtenido 53 escaños y los llamados ‘independientes’, 48. Los representantes de los pueblos indígenas tienen 25 escaños y el bloque de la derecha tan solo 37. A estos últimos no les alcanza, ni siquiera, para proponer peticiones de veto a las enmiendas. La izquierda radical, contando con los moderados de Apruebo y los independientes, tiene la posibilidad para aprobar la futura Constitución chilena.

El presidente Sebastián Piñera en su comparecencia después de conocer los resultados dijo «no estamos sintonizando adecuadamente con los anhelos de la ciudadanía». Lo cierto es que los liberales y el centro derecha -no solo en Chile- se niegan a dar la batalla ideológica, y su importancia, parece ser, no está en la agenda, cuando en realidad la batalla ideológica debería ser un eje ineludible para promover un mensaje sobre los buenos resultados obtenidos, en el caso de Chile. Eso es, precisamente, lo que hacen los populistas. Ellos tienen un manejo sólido del lenguaje y cuando las cifras no son halagadoras, se las inventan, pero siempre consideran la comunicación como parte imprescindible de su estrategia y le dan la importancia que se merece al posicionamiento de su narrativa.

Con tan solo el 41 por ciento de participación los asambleístas elegidos crearán una nueva Constitución para los todos los chilenos. Cabe mencionar que la Constitución de 1980 tiene más de cincuenta reformas. En el año 2005 el presidente socialista, Ricardo Lagos, tras la aprobación por el Congreso chileno de una serie de reformas constitucionales propuestas por el entonces presidente, éste manifestó: “Hoy, el nuevo texto constitucional se pone a la altura del espíritu democrático de todos los chilenos; y hoy Chile se une tras este texto constitucional”. Por ello, el falaz argumento de que la Constitución de 1980 es la “constitución de la dictadura”, no se sostiene.

Algunas de las propuestas para la redacción de la nueva Constitución chilena son: un mayor protagonismo del Estado en la política económica (intervencionismo), la idea de la Plurinacionalidad y la posibilidad de modificar el sistema de gobierno a uno ‘semi presidencialista’.

La Convención Constituyente tiene su antecedente en las protestas sociales de 2019 bajo el discurso de la desigualdad, la injusticia y el retraso social creyendo que una nueva Constitución es la solución a todas las deficiencias estructurales y a la crisis social y económica. Sin embargo, es preciso señalar que Chile con su actual Constitución es una de las mejores democracias del mundo y la tercera de América Latina, es el país con las instituciones más sólidas de la región donde sus ciudadanos gozan de libertades plenas, y uno de los países que más ha reducido sus índices de desigualdad económica y social en el continente.

Entonces, ¿por qué surgen las protestas y una propuesta de nueva Constitución?

En definitiva, la política es el instrumento para transmitir emociones y consolidar intereses. Y a pesar de lo que muchos creen, el crecimiento y la prosperidad no se perciben de forma espontánea, se debe comunicar con ánimo de presentar a la ciudadanía de dónde vienen y el porqué de los resultados.

El populismo se sirve de las crisis con el objetivo de obtener réditos del poder y avanzar en sus proyectos totalitarios. Si la crisis real no existe, juega con la retórica y la comunicación con el ánimo de intoxicar el ambiente político y aumentar la polarización y el enfrentamiento.

Ahora Chile se enfrenta a una dura batalla donde, lamentablemente, primarán los intereses demagógicos sobre los resultados prácticos y evidentes de una de las mejores democracias y economías de la región y de un país que ha alcanzado niveles de desarrollo como pocos en América Latina poniendo en marcha una política de libre mercado y abriendo sus fronteras al mundo.

1 Comentario

  1. Estoy totalmente de acuerdo con el autor.


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