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El Encanto de Cuba

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Las tiendas departamentales son verdaderas instituciones comerciales en cada país donde germinan. Estos grandes almacenes están muy ligados al entorno social donde operan por lo que, pese a ser un modelo de negocio replicable en el exterior, es difícil que una misma marca arraigue en ambientes culturales diferentes de donde surgió (véase si no la trayectoria de Lafayette, Macy’s, El Corte Inglés, Marks&Spencer o Mitsukoshi).

En Cuba, antes de que la revolución de los barbudos arrasara con casi todo signo civilizatorio, existió durante más de sesenta años un afamado almacén departamental. Se llamaba El Encanto y tuvo un afán de servicio y responsabilidad mercantil notables.

A finales del siglo XIX un inmigrante asturiano creó una tienda de telas en La Habana. Al poco tiempo amplió el negocio con la ayuda de su hermano y un empleado (Solís Entrialgo y Cia). Se transformó luego en El Encanto que llegó a extenderse por toda una manzana de la capital. Desde 1938 a 1959 se abrieron sucursales en Camagüey, Santiago de Cuba, Holguin, Santa Clara, Cienfuegos, Varadero, Bayamo, Manzanillo y Sancti Spiritus, entre otros.

El Encanto estaba estructurado por secciones con el fin de ofrecer al público en un mismo lugar una cómoda y surtida variedad de artículos a un precio percibido como competitivo. El almacén principal de la Habana tenía cinco pisos abiertos al público con diversos departamentos distribuidos por cada planta. Destacaron el de los adornos para la casa, la sastrería para caballeros (salón inglés), el de ropa de señoras (salón francés) y el de adolescentes (Teen Age). Los primeros televisores de Cuba se vendieron en aquellas tiendas.

La organización del control de las mercancías se realizaba mediante un eficaz seguimiento y reposición inmediata de artículos vendidos. Además de los repartos a domicilio, se introdujo un novedoso sistema de crédito mediante la entrega a los clientes asiduos de tarjetas de compra. La relación de la gerencia con los empleados fue ejemplar: se les ofreció cheques regalo, un trato respetuoso, mes de aguinaldo navideño, excursiones pagadas y dividendos para los trabajadores. A cambio, se les enseñaba a trabajar con disciplina, puntualidad y tesón. Se hizo presente el lado cívico y humano de todo negocio bien gestionado.

La decoración interior era primorosa. Deambular por su interior para contemplar las novedades de sus escaparates (renovados semanalmente) era un verdadero acontecimiento pues, al decir de una antigua empleada, “satisfacía el espíritu” del concurrente.

Tenía el almacén cubano oficinas en Nueva York y París y agentes de compras en Londres, Nápoles y Barcelona para hacerse con los materiales y artículos de calidad producidos en todo el mundo (consiguió en 1952 la exclusividad de Christian Dior). Muchos turistas americanos regresaban de Cuba cargados de regalos empaquetados con papel mostrando el característico emblema de aquellas apreciadas tiendas cubanas.

La innovadora gerencia no descuidaba los pequeños detalles (uso de aire acondicionado perfumado) ni las nuevas técnicas y campañas publicitarias (“Ya es verano/invierno en El Encanto”, “Esta Navidad regale lo más moderno”, “Aproveche las rebajas de julio”). Sus estanterías lucían de continuo abundantes artículos. Parte de su ropa se confeccionaba en sus propios talleres y llegó a tener también una fábrica de perfumes. Su colonia fue una referencia ineludible en todo el Caribe.

Trabajaron en El Encanto Pepín Fernández (creador luego de Galerías Preciados), su primo César Rodríguez y el sobrino de éste Ramón Areces (fundadores de El Corte Inglés), todos ellos asturianos. Como se ve, los dos grandes almacenes españoles no inventaron nada nuevo.

El Encanto fue expropiado en 1960 como otros muchos comercios y negocios cubanos. La sede y joya de sus tiendas en La Habana fue incendiada el 13 de abril de 1961 por los fanáticos revolucionarios, ideologizados enemigos del mercado e ignorantes del bien y civilidad que proporciona al orden social la iniciativa de los comerciantes. Un manto de carestía envolvió desde entonces la isla y el incentivo por el trabajo responsable y creativo sencillamente se desvaneció de allí.

Para saber más, ver este interesante documental:

1ª parte: http://www.youtube.com/watch?v=Mxd5Fqoi30M&NR=1

2ª parte:  http://www.youtube.com/watch?v=wWrjjmTzUJ0&NR=1

3ª parte: http://www.youtube.com/watch?v=EuuLYKsQQfQ&NR=1

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