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El Gobierno contra la leche de verdad

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Consumir hoy leche cruda, o pretenderlo, es más que políticamente incorrecto. Es, incluso, políticamente ilegal. Sin embargo, era el tipo de leche que antaño todo el mundo consumía, creyéndolo un gran alimento nutritivo por ejemplo para los niños. No resulta casualidad que la creciente persecución política de la leche cruda desde el siglo XIX haya unido a liberales y libertarios en la defensa de este alimento frente a los ataques gubernamentales. Pero ¿es segura y aun preferible la leche cruda a la pasteurizada? Empecemos por el principio.

Y el principio de todo probablemente se remonta a la Guerra de 1812 entre Gran Bretaña y EEUU, cuando los americanos perdieron su aprovisionamiento de whisky de las indias británicas. Esto provocó que todas las ciudades americanas fueran instalando destilerías para obtener alcohol de los cereales. Una curiosa pero dramática consecuencia fue que, debido a que estas destilerías solían estar cercanas al ganado bovino, las vacas acababan bebiendo y consumiendo productos de desecho de estas destilerías. Éstas fueron cada vez más confinadas en espacios cerrados, las condiciones de higiene se descuidaron y, en suma, la calidad de la leche cayó en picado.

En el siglo XIX fueron dos las teorías competitivas que, centradas en las infecciones, surgieron para explicar la enfermedad. Por un lado la de Claude Bernard del milieu interieur, que postulaba que un sistema inmunitario robusto era capaz de vencer las infecciones. Por el contrario, Louis Pasteur, con su teoría de los gérmenes, fue el padre de la farmacología antibiótica, ya que creía que había de destruir todos los patógenos. Como puede deducirse, las teorías de Pasteur, que no las de Bernard, apoyaban fervientemente la pasteurización de la leche.

A finales del siglo XIX, la contienda entre la leche cruda frente a la pasteurizada se personalizaba en dos figuras en EEUU. El Dr Henry Coit, que creía que las condiciones higiénicas debían tener algún control y las vacas debían seguir una dieta natural con pastos. Coit inició el movimiento por la leche cruda. En el otro bando, Nathan Strauss, hombre de negocios, se involucró tanto en la causa de la pasteurización que llegó a venderla por debajo de su coste para convencer al público, aunque llegó a admitir que no era necesaria si las condiciones higiénicas en el proceso eran óptimas.

A comienzos del siglo XX, Charles North, que gozaba de una gran elocuencia, se dedicó a viajar a pequeños pueblos norteamericanos diciendo que en el pueblo de al lado estaban muriendo por infecciones debido a la leche cruda. Todo esto en realidad era mentira, y es que North tenía un poderoso incentivo para cautivar al público en pro de la pasteurización. Y es que en 1907 había patentado la primera máquina para pasteurizar.

Tras la Segunda Mundial en Occidente, y en concreto desde 1948 en EEUU, se comenzó a perseguir políticamente la leche cruda. Uno de los muchos desencadenantes definitivos del predatorio cerco gubernamental sobre la leche cruda fue un artículo de 1945 del Dr Robert Harris titulado "La leche cruda puede matarte", donde se narraba cómo una de cada cuatro personas en la población americana de Crossroads había sido víctima de brucelosis y fiebres debido a la leche cruda. Más tarde, su autor llegó a reconocer que había inventado la historia. Y éste fue el principio de una larga, muy larga, historia de mentiras. Una fuerte epidemia infecciosa en mayo de 1983 en Pennsylvania fue achacada oficialmente a la leche cruda, aunque el Centro de Control de Enfermedades de EEUU invalidó esta hipótesis tras analizar múltiples muestras de leche cruda en ese estado. En 2006, Organic Pastures, una empresa de leche cruda californiana fue acusada en 2006 de causa una epidemia de E. coli. Tras cientos de tests en sus instalaciones y productos, no se encontró un solo patógeno. Tampoco se ha encontrado nada anómalo en las decenas de millones de productos de leche cruda que lleva vendidos.

Está científicamente demostrado que la leche cruda mejora la intolerancia a la lactosa (la pasteurización destruye las enzimas digestivas que contiene la leche), previene el desarrollo de asma y alergias, es mucho más rica en hierro, cobre, manganeso y yodo que la pasteurizada, así como en biodisponibilidad de vitaminas C, ácido fólico o vitamina B6, entre otras. La diferencia nutricional entre la leche cruda y pasteurizada (y uperisada) es abrumadora, como mostré en mi blog. Todo ello es negado o ignorado a día de hoy por la FDA americana. Entre 1984 y 1985, 18 muertes y miles de infecciones debido a la salmonella tuvieron lugar en EEUU. ¿La causa? La leche pasteurizada. En 2007, la leche pasteurizada causó en Massachusetts 3 muertes por listeria. Los medios ignoraron convenientemente la historia.

Robert LeFevre decía que el gobierno es una enfermedad enmascarada como su propia cura. En todo su negro historial, lo que ha demostrado es ser un mentiroso matasanos. Engánchate a la salud, la libertad y la vida. Desengánchate del gobierno.

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