"Cuando el Gobierno asume la responsabilidad por la gente, la gente ya no toma responsabilidades por sí misma".
George Pataki, político estadounidense.
A pesar de la inmensa leyenda que hay tras el presidente Abraham Lincoln, de un tiempo a esta parte se nutre la oposición a esa leyenda desenmascarando a Lincoln como un presidente fuertemente estatista y antiliberal. Buscando los orígenes del intervencionismo dietético y nutricional en EEUU, parece quizás no casualidad que Abraham Lincoln fue el comienzo de todo. Al fin y al cabo a él y básicamente él se debe el surgimiento del Departamento de Agricultura (USDA) que hasta nuestros días ha estado detrás de todas las guías dietéticas oficiales del Gobierno estadounidense.
Si pedir al Gobierno una postura científica como requería la nutrición era como esperar de Jhonny Walker la promoción de una conducta responsable con el alcohol, la borrachera parecía asegurada. En concreto, fue en 1862 cuando el presidente Lincoln creó dicho organismo con el objetivo central de "diseminar información útil en asuntos relacionados con la agricultura". Atiborrar a los estadounidenses, y a medio mundo por imitación, con cereales desde luego ha sido muy útil para la salud financiera de los agricultores, pero no para la física de los consumidores. Sin embargo, hubo que esperar hasta 1916 para la primera guía nutricional del Gobierno. Se trataba de "Food for Young Children", que se resumía en comer siempre más en una época donde la desnutrición era elevada –aquello de la obesidad era entonces una rara, por no decir inexistente, enfermedad-.
En la Gran Depresión de los años 30, el papá Gobierno cuidó de sus ciudadanos publicando guías de compra de alimentos en función del nivel de ingresos de la familia. En los años 40, en plena guerra, llegó la "National Wartime Nutrition Guide", un gráfico en forma de rueda que distinguía siete grupos de alimentos y en una época donde aún la moda era ganar peso para no estar delgado como las personas de clase baja. Aquella guía era bastante confusa, pero es que el propio Gobierno era el primero confuso sobre qué recomendar. Y el descubrimiento de la importancia por aquel entonces de ya bastantes vitaminas y minerales no facilitaba la cuestión. El propio Gobierno pronto empezaría a ir modificando sus propuestas dietéticas a golpe casi de ocurrencias e ir desdiciéndose en ocasiones a sí mismo.
Lo que en los años 40 fueron los siete grupos alimentarios del Gobierno, en 1956 se convirtieron por arte de la magia gubernamental en sólo cuatro. Aquella guía duró básicamente hasta los años 70. Fue entonces cuando todo comenzó a cambiar como cambia el cielo soleado ante una súbita e inesperada tormenta de verano. Pero ¿por qué en los años 70?
Era una noche de la primavera de 1968 cuando, casi en medio de las revueltas estudiantiles que harían célebre para la posteridad aquellas fechas, cientos de miles de estadounidenses confrontaron a través de la CBS una cruda imagen en sus televisores: la muerte de un niño pequeño, bastante pequeño, soltando sus últimos alientos ante una cámara que enfocaba impertérrita. "Este niño está muriéndose de hambre". Con la voz firme, tras un hilo emotivo, el narrador enfrentaba abruptamente al espectador norteamericano con la verdad que menos podría haber imaginado: "Era un americano. Ahora está muerto".
El trending topic en una era sin internet no se hizo esperar. Aquel documental sería la chispa que habría de encender la mecha del Gobierno. Empezaban los años 70 y con ellos la cuenta atrás para un Gobierno tan grande como para engullir a todos sus ciudadanos.
@AdolfoDLozano/www. juventudybelleza.com.
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