Una de las muchas ventajas que tiene el español como tecnología de pensamiento frente al inglés es que tenemos clara la diferencia entre libre y gratis. En inglés tienen que aclarar, cuando hablan de free software que debe pensar en libre como «libertad de expresión», no como «cerveza gratis» (o barra libre).
Sin embargo, y aunque los hispanoparlantes tengamos clara esta diferencia, hay quienes mezclan la libertad del software con la gratuidad del mismo. Hay veces que hay software que es libre y gratis, pero no siempre. Puede haber software libre por el cual una entidad, como pueda ser una empresa, paga por tener un programa y tener la libertad de uso, de estudio, de distribución y de mejora de ese software. Por lo tanto, ese software es libre porque tiene las cuatro libertades básicas del software libre, pero no es gratis.
Libre, sí. Gratis, no
Y muchas veces nos encontramos con programas que son gratis, pero no son libres. La mayoría de las aplicaciones para móviles más usadas son gratuitas, pero muchas de ellas no son libres, no tenemos acceso al código, por lo que no podemos estudiarlo, ni mejorarlo.
Por lo tanto, libre no es gratis, y gratis no es libre.
Esta diferenciación entre gratis y libre es fundamental para aclarar algunas dudas que mucha gente tiene:
- ¿Cómo puede haber tanto software libre si es gratis?
- ¿Cómo puede ser de mejor calidad el software libre que el privativo?
- ¿De qué viven los desarrolladores y las empresas de software libre?
¿Cómo puede haber tanto software libre si es gratis?
Para empezar, y aún siendo reiterativo, quiero que quede esto claro: libre no es gratis. Y, como dice el refranero español:
El que regala, bien vende, si el que lo recibe lo entiende.
La libertad creativa es una tónica habitual en Internet, no sólo en la industria del software. Y, generalmente, la gratuidad es la consecuencia de la libertad creativa. Quizá sea más fácil ver este hecho para aquellos que no conocen la industria del software en otros campos:
Wikipedia es una enciclopedia en constante evolución creada a partir de aportaciones libres y voluntarias de millones de personas a lo largo de todo el mundo.
Los blogs son una enorme colección de información generada de forma espontánea también por millones de personas a lo largo de todo el mundo. No siempre son gratis, no siempre son libres, pero la mayoría de los autores que escriben en blogs no buscan una remuneración directa por ese esfuerzo.
En YouTube y otras plataformas de vídeo, nos encontramos con millones de tutoriales y otros vídeos en los que se comparte conocimiento de manera mayoritariamente desinteresada. Ni todos los vídeos de YouTube son libres, ni todos los generadores de contenidos lo hacen de forma desinteresada, pero la inmensa mayoría de los generadores de contenidos lo hacen sin ánimo de lucro.
Distintas motivaciones
Las motivaciones para generar contenidos, compartir información o código de forma desinteresada son múltiples y cada cual puede tener las suya: alimentar su ego; reconocimiento. Una forma de mostrar al público en general o a un segmento concreto, como podrían ser potenciales contratistas, sus conocimientos. Sentirse parte de un conjunto, como pueda ser un gremio o una comunidad. O, en la mayor parte de los casos, al haber recibido mucho de una comunidad. Aportar un pequeño esfuerzo para que otras personas también se vean beneficiadas de ese esfuerzo espontáneo que generan los miembros de una comunidad.
Sea cual sea la motivación individual de cada sujeto que comparte conocimiento, siempre se basa en un conocimiento anterior. Por lo que su aportación al procomún siempre será menor a lo recibido previamente.
Crear una necesidad
Nadie ha generado un conocimiento ex nihilo, sino que lo que aporta un divulgador de conocimiento es un nuevo enfoque para solucionar una necesidad o una adaptación de contenidos ajenos, por ejemplo, al traducir textos de terceros, evolucionando una idea previamente existente o pensando contra algo.
En otros campos hay colaboración, competencia y conocmiento libre, pero es especialmente llamativo para un profano a la tecnología ver tanta cantidad de proyectos de software libre y que la calidad de ese software sea, en líneas generales, de mayor calidad que el software privativo. Para entender esto, es imprescindible entender el «efecto vírico» que genera el ecosistema de instituciones previas se encuentra un recién llegado al mundo del software libre.
¿Qué se encuentra un nuevo usuario de sofware libre?
Lo primero que se encuentra cualquier nuevo usuario de software libre es una cantidad enorme de oferta. Para cualquier necesidad va a encontrar varias alternativas: tanto en entornos de escritorio, como navegadores, terminales, comandos, programas ofimáticos o multimedia… cualquiera que sea la necesidad que tenga el usuario, va a encontrar múltiples opciones. Es decir, se va a encontrar con millones de horas invertidas por distintas personas de la comunidad puestas a su disposición.
Ningún usuario, empresa u otra institución tiene capital suficiente para pagar ese trabajo. Esto genera una espiral de nuevos desarrolladores que crean nuevo software libre ya que, por mucho tiempo que inviertan, el beneficio que obtienen siempre será mucho mayor al esfuerzo invertido.
Si la oferta de programas es muy llamativo, es ínfimo en comparación con la cantidad de documentación existente, ya que es mucho más fácil escribir un artículo que un programa. Y, como normalmente, la documentación del software libre también es libre, siempre gente que traduce a otros idiomas. Y, también, al ser libre, de forma espontánea aparecen nuevas obras derivadas.
Pagar contribuyendo
A veces, la documentación es excesivamente técnica y alguien genera nuevos contenidos adaptándola a un lenguaje más fácimente comprensible por cualquier persona. Otras veces, un autor relaciona o combina conocimientos de diversos campos y crea explicaciones nuevas, completa explicaciones insuficientes o impugna otros textos.
Como con la oferta de software, es imposible que un individuo o una entidad pudiera pagar todo ese conocimiento. No existe materialmente capital como para poder pagarlo. Ni la capacidad tecnológica para hacerlo. El usuario, o la institución, sólo tiene una forma de «pagar» por todo ese conocimiento previamente generado, que es contribuir de una u otra forma.
Por lo tanto, el acervo sigue creciendo y, al crecer, llega a más gente. Al llegar a más gente, más gente quiere aportar: hay más aportaciones en código, en documentación, en diseños… Aumenta la oferta. Y un cambio en el mercado del conocimiento obliga a aquellos productores de información a adaptarse.
Rentabilizando la competencia
Este crecimiento en el número de aportadores y combinadores de conocimiento condiciona a cada uno de ellos porque si su competencia supera la calidad de tu trabajo o se adapta mejor a las demandas de su público, va a tener más usuarios, más lectores, más visitas. Difícilmente un único individuo pueda hacer frente a grandes corporaciones. Es complicado que un único autor pueda competir con grandes medios de comunicación o con publicaciones tecnológicas, con equipos multidisciplinares que tengan editores, diseñadores, publicistas…
Y así, de forma espontánea van surgiendo entidades que agrupan a programadores, usuarios, diseñadores y otras personas con intereses afines. Surgen en espacios geográficos concretos, como la Oficina de Conocimiento y Cultura Libres de la Universidad Rey Juan Carlos o la Oficina del Software Libre de la Universidad de Zaragoza o en ámbitos territoriales más extensos, como HispaLinux o Programo Ergo Sum. También surgen instituciones vinculadas a una tecnología específica, como el CRAN (Comprehensive R Archive Network, Red integral de archivos R) para los programadores de R o PYPI (Python Package Index, Índice de paquetes de Python) de Python.
Wikipedia
Una combinación de ambos, instituciones vinculadas a un espacio geográfico concreto y a una tecnología específica, como Python España o KDE España. O instituciones vinculadas a una tecnología que se vertebran a través de un idioma, como es el caso de GNOME Hispano, los usuarios de GNOME hispanoparlantes. Como evolución de este tipo de instituciones, surgen empresas o fundaciones que cubren esta necesidad de proveer servicios a los usuarios y que aportan ventajas competitivas a competir individualmente.
Nos encontramos en este apartado a Wikipedia, que ayuda a generadores de artículos enciclopédicos a difundir su trabajo y que cuenta con un presupuesto anual que supera los 250 millones de dólares; StackOverflow, que ayuda a programadores a resolver dudas y que en 2021 lo compró Prosus por 1.800 millones de dólares gracias a sus más de 100 millones de visitantes mensuales o GitHub, la mayor red social de programadores que compró Microsoft en 2018 por 7500 millones de dólares y que genera más de 500 millones de dólares anuales con más de 1000 empleados.
GitHub
Este dinero lo genera GitHub manteniendo un 78% de proyectos que son explícitamente libres (hay muchos pequeños proyectos que no indican claramente la licencia a través de un archivo de licencia), con 94 millones de desarrolladores y un 90% de las empresas usando software libre.
Con lo que vemos el primero de los modelos de negocio vinculados al software libre de esta serie: ofrecer servicios de valor añadido a la comunidad.
Copyleft Fernando Vicente. Puede copiar este texto. Escrito originalmente en Markdown con vi sobre Ubuntu GNU/Linux, usando sólo software libre.
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