El Tribunal Constitucional dicta una sentencia y los medios de comunicación acceden a ella antes de que el recurrente sepa siquiera que se ha fallado sobre su recurso. Así es España, amigos.
Durante años, los Tribunales españoles han dictado sentencias favorables a las familias que educan –educamos– en casa porque no existe ninguna ley que lo prohíba y, por tanto, rige el "Principio de Permisión": lo que no está expresamente prohibido, se considera permitido. El Estado no puede limitar derechos y libertades si no es por medio de una ley específica. Además, nos amparan la Constitución Española y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y ahora va el TC y se saca de la manga una sentencia plagada de imprecisiones jurídicas, en la que eleva la escolarización a la categoría de “derecho del menor”, pero un derecho que es obligatorio y que está por encima de la libertad de los padres de elegir la educación que quieren para sus hijos.
Al Ministerio Fiscal se le fue la pinza y argumentó que “la educación en el hogar debe cumplir unos requisitos”. Que yo sepa, ninguna ley española establece requisitos para educar en casa, porque ninguna ley española reconoce explícitamente esta posibilidad. Pero ahora el Ministerio Fiscal nos ilustra y nos indica qué requisitos debemos cumplir, a saber: “por un lado, que su finalidad obedezca al pleno desarrollo de la personalidad humana y, por otro, que esté asegurada la suficiencia de contenidos, ya que es principio constitucional la habilitación a los poderes públicos para homologar e inspeccionar el sistema educativo”. Y se quedan tan anchos, oye.
Al principio, pensaba que el TC y el Ministerio Fiscal no dominaban el uso del lenguaje. Pero veo que lo que no dominan es el Derecho. Y, por si fuera poco, luego llegan los medios de comunicación y terminan de liarla parda con un amarillismo que no le hace bien a nadie. ¿Dónde han estado los medios cada vez que ha salido una sentencia favorable al homeschooling?
De repente, la comunidad homeschooler española está en estado de alarma porque a alguien se le ha ocurrido interpretar la sentencia del TC como si fuera una ley orgánica que nos obligara a todos a escolarizar. La Asociación para la Libre Educación ha tenido que hacer una llamada a la calma porque algunas familias han creído que esto era algo así como el fin del mundo (del mundo homeschooler español, al menos). En su comunicado oficial inciden en el hecho de que una sola sentencia no crea jurisprudencia y de que una sentencia no es equiparable a ninguna ley.
Veo el tratamiento que los medios de comunicación (salvo contadas excepciones) hacen del tema; leo comentarios anónimos en internet; veo el miedo que tienen las familias y me pregunto en qué clase de país vivimos. No sé si somos conscientes de lo que está en juego. No digo que el homeschooling sea la panacea y que todos debamos hacerlo, no digo eso. Pero sí creo profundamente en la libertad de elegir. Y tengo la convicción de que, si cedemos en la educación de nuestros hijos, lo habremos perdido todo.
*Al terminar de escribir este artículo, leo que el P-Lib se ha posicionado a favor del homeschooling y en contra de la sentencia del TC. Es –y supongo que será- el único partido español que se atreve a mojarse en un tema como éste.
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