Los denostados mafiosos son los únicos individuos que están arriesgando sus medios para que los refugiados puedan escapar de su desesperada situación.
Durante este verano se ha vivido en Europa (o al menos los medios de comunicación nos han hecho vivir) una gran catástrofe en términos humanitarios relacionada con la inmigración ilegal. Un creciente número de individuos y familias, cuyo entorno se ve devastado por la guerra, tratan de huir de las zonas de conflicto bélico en busca de oportunidades para rehacer su vida. Y muchos de ellos lo hacen hacia nuestros países europeos, cuyas condiciones de vida suponen un verdadero paraíso anhelado.
Como consecuencia del foco mediático, nos hemos podido enterar de las penosas condiciones en que estas personas tratan de llegar a Europa, de los exorbitados precios que han de pagar para tener esta oportunidad, así como de las numerosas tragedias que ocurren durante el arriesgado periplo, en ocasiones aderezadas por morbosas fotos. Y, claro, se ha encontrado un culpable fácil para la situación: las llamadas “mafias traficantes de refugiados”.
Estas mafias están formadas por personas sin escrúpulos, dispuestas a sacar hasta el último cuarto de la escasa riqueza de los refugiados, para embarcarles (nunca mejor dicho) en una incierta aventura en las que no se les garantiza siquiera que terminen con vida. Los análisis realizados de los transportes utilizados revelan que sus condiciones son infrahumanas en muchos casos y que a la menor complicación se abandona a su suerte a los refugiados, dejándoles con escasas posibilidades de sobrevivir. Se acusa a estas mafias, posiblemente con razón, de lucrarse con la desesperación ajena.
Y, sin embargo, estas terribles mafias son, a día de hoy, la única vía de escape para muchos de esos refugiados en busca de una vida mejor. Todos los altos funcionarios y representantes de ONG a los que se llena la boca denunciando e insultando a estos mafiosos no han arriesgado nada propio para rescatar a los damnificados, ni mucho menos salvado alguna de las vidas en juego. Lo único que hacen es reclamar de los Estados que den ayudas para tal rescate, esto es, que cojan nuestros impuestos para dárselos a ellos que desde su infinita bondad y superioridad moral resolverán el problema.
Compárese con lo que hace realmente el por ellos calificado como “mafioso”. Para ello, vamos a describir en términos económicos lo más asépticos posibles, lo que está ocurriendo con los emigrantes ilegales. El punto de partida es la aparición o extensión del conflicto bélico (por ejemplo, en Siria). Ello hace que cambien las preferencias de los individuos afectados, que comienzan a demandar servicios de “huida/refugio/acogida”, como los queramos llamar, y por los que están dispuestos a pagar incluso toda su fortuna.
Ello crea una evidente oportunidad de negocio, de la que se podrán beneficiar los empresarios que se anticipen a satisfacer la necesidad. Para ello, una vez identificada, deben acopiar los recursos requeridos (en este caso, medios de transporte y personal cualificado por su conducción), y fijar un precio a sus servicios. Solo si los demandantes aceptan un precio que les permita recuperar la inversión, sabrán los emprendedores que han aceptado con su previsión, y si la rentabilidad obtenida les parece adecuada en relación con el riesgo que han corrido sus activos, seguirán ampliando la capacidad para atender la demanda.
La descripción anterior es independiente de la actividad económica que se realice, es lo que hacen todos los empresarios. Y las “mafias traficantes” no son más que eso, un tipo concreto de empresarios tratando de dar respuesta a las necesidades sobrevenidas de un segmento de la población. En este sentido, se podría decir también que cualquier empresario trata de “lucrarse con la desesperación ajena”, pues ni uno solo va a tratar de cobrar el máximo precio posible por sus servicios, como también hacen esas “mafias”.
En resumen, las “mafias traficantes de refugiados”, tan denostadas, son realmente los únicos empresarios que se están jugando el pellejo y la propiedad, para dar alguna vía de escape a tantas personas en situación desesperada. ¿Queremos que además lo hagan gratis? Seguramente más de uno lo esté haciendo sin recuperar su inversión, pero también es cierto que, personalmente, me fío más de los propósitos lucrativos de las personas que de su bondad, cara a resolver la situación de los refugiados y en general nuestras necesidades más o menos urgentes. Héroes hay muy pocos, pero personas dispuestas a arriesgar a cambio de ganar dinero, hay muchas más.
Con todo, es estremecedor ver algunas de las cosas que estos empresarios hacen con sus clientes. ¿No es contradictorio con el espíritu de servicio que necesariamente ha de tener la empresa viable en el libre mercado?
Hay un pequeño detalle que no se debe de olvidar al describir la actividad de estos emprendedores: la entrada de sus clientes en Europa es ilegal, está prohibida por nuestros Gobiernos[1]. Y es bien sabido que las actividades ilegales (aunque sean indebidamente ilegales) suelen atraer a personas de un determinado perfil, normalmente con menos escrúpulos que el de la persona normal. La mayor parte de nosotros somos reacios a incumplir la ley, aunque sea una ley inmoral e ilegítima.
Adicionalmente, las inversiones que se pueden llevar a cabo para realizar una actividad ilegal son necesariamente inferiores que si es legal (a igualdad de ingresos potenciales), pues el riesgo que se corre de su confiscación es muy superior.
Por tanto, ni las personas ni los recursos utilizados para el tráfico de refugiados van a poder ser del nivel o calidad que cabría esperar de un negocio legal. Pero no porque los empresarios ofreciendo el servicio no quieran mejorarla, sino porque la mayor parte de sus posibles competidores no se van a plantear ni siquiera entrar en el mercado, por lo que la dinámica competitiva (que es la que al final lleva los beneficios a la normal e incrementa la calidad de los servicios) va a quedar muy mermada.
En definitiva, los denostados mafiosos son los únicos individuos que están arriesgando sus medios para que los refugiados puedan escapar de su desesperada situación. Y es precisamente por la prohibición de entrada en los territorios europeos de dichos refugiados, que esos mafiosos tienen un peculiar perfil delincuente y que los medios usados no están a la altura de la dignidad humana.
¿Cuál es la solución? A mí me parece clara: si la entrada fuera legal[2], serían muchos los empresarios que ofrecerían los servicios demandados por esta gente, muchos por los beneficios esperados, pero también algunos por mera humanidad. Y ello haría que las “mafias” dejaran de poder “lucrarse con la desesperación ajena”, sin olvidar la espectacular mejora en las condiciones de transporte. Como siempre, es el mercado el que tiene la solución para resolver los problemas que crean los Gobiernos. Pero seguro que éstos no le dejan funcionar, así que preparémonos para ver más catástrofes y más muertos, mientras vuelan las descalificaciones hacia las únicas personas que están tratando de ayudar a los refugiados.
[1] No entramos de momento en las razones de tal prohibición.
[2] Obviamente, la legalización de esta entrada (¿la libertad de entrar?) en el contexto actual da lugar a otra serie de problemas sobre los que quizá merezca la pena indagar en futuros comentarios.
12 Comentarios
Formidable artículo y
Formidable artículo y felicitarte por tu valentía en mantener unas ideas que comparto.
Los empresarios que resuelven
Los empresarios que resuelven la necesidad de transporte de los refugiados desde la zona de guerra a través de estados que no los quieren hasta estados que tampoco los quieren pero los acogen, son empresarios clandestinos que se arriesgan a delinquir porque el beneficio es alto y la necesidad de dar garantías, ninguna.
Efectivamente, si los estados proporcionaran un transporte legal a los refugiados, estos mafiosos no tendrían negocio. Ni mencionaremos el papel de estos estados en las guerras que han generado estos refugiados.
Salir en defensa de un negocio ilegal que resuelve alguno de los muchos problemas de los refugiados pero que maltrata a sus clientes, al estar estos desesperados y ser de servicio único, es salir en defensa de un negocio que ayuda poco y denigra mucho.
Para un refugiado la mafia es su mejor alternativa, porque es la única.
Para un europeo la mafia es la inevitable respuesta a su indolencia.
Quien protesta de guerras y mafias como si no fuesen el resultado del uso de sus impuestos, sabe lo que no quiere, fotos de niños muertos, pero no sabe lo que quiere.
Defender lo indefendible por falta de opción alternativa me parece errado. Me parece más certero no atacar lo inatacable por indefectiblemente propio.
efectivamente, un punto de
efectivamente, un punto de vista razonable. El hecho de que estos «empresarios» hayan encontrado una oportunidad empreendedora en el mercado no debería significar que esta oportunidad debería ser servida. En caso similar, el camello que facilita e incita al consumo de drogas duras (es decir, con dependencia física) también es el un «empresario» sirviendo a las (nunca mejor dichas) necesidades de sus clientes.
No solo son mafias, son
No solo son mafias, son mafias capitalistas, explotadoras, egoístas y sin entrañas etc. Seguro que se me olvida algún adjetivo más pero seguro que habrá legión que me las recuerde.
Riad y Ankara planearon la
Riad y Ankara planearon la crisis de refugiados para involucrar a la UE en la guerra contra Assad
La inmigración (con contrato
La inmigración (con contrato de trabajo bajo el brazo) puede aliviar pero no resuelve la raíz del problema. ¿Cómo han salido adelante Chile , Botswana , Corea del Sur, China o…. España y se han integrado en la economía global? ¿A través de flujos masivos de inmigración? No, a través de la estabilidad y seguridad institucional, paz social , apertura comercial y trabajo duro. Es decir, aumentado el capital per capita. Occidente debe comportase como un socio no como una ONG paternalista.
Pocos se integrarán y enriquecerán Occidente; muchos lo transformarán y lo destruirán. No sólo estamos absorbiendo la pobreza y perpetuando modelos de escaso valor añadido ( sobran peones, recolectores de nabos y camareros) sino que estamos hablando de culturas con lealtades tribales en guerra perpetua , y cuyos valores están muy alejados del cristianismo, del renacimiento y de la ilustración que han forjado bases de la civilización y del progreso, y de los cuáles no debemos estar avergonzados, sino sentirnos orgullosos.
Y mientras que hacemos gala de esta demagogia , de este buenismo estúpido,.. de nuestra decadencia, los países árabes se están riendo de nuestra cara y sin disimular.
Dejad a un lado las ideologías y que despierte el sentido común.
La existencia de algo no
La existencia de algo no indica que este algo sea la opción preferente u óptima o mismo que debería existir. De la misma forma, que existan mafias que ofrezcan sus servicios de tráfico de personas a refugiados de ninguna manera les justifica. El hecho que estos “arriesgan sus medios” tampoco es sustancial. Las razones son 3:
– Externalidades negativas: las mafias crean externalidades negativas en los mercados donde operan. Hay varias, de muy menores como crear atascos, a muy relevantes, como imponer al estado el coste de arreglar problemas creados por su actuación irresponsable. Ejemplo, los 71 refugiados que han muerto el 29-Agosto en un camión entre Hungria y Austria.
– Abuso de posición dominante y asimetría informativa: los refugiados que huyen de, entre otros, bandas bárbaras como el Estado Islámico no están comprando un servicio commoditizado. Están desesperados, e interactúan con gente que les vende un servicio de transporte pero principalmente esperanza. En muchos casos, cobran por servicios sin valor, explotando la ignorancia de los refugiados. En Hungría en verano taxistas cobraban cientos de euros para llevar refugiados hasta la frontera austriaca, un viaje que no costaría al portador de un DNI (o a un
– Contratos no “enforceables”: las mafias no son prestadores de un servicio que los gobiernos han decidido arbitraria y capichosamente declararles unos malvados. Muchos de estos “empresarios” pasan soberanamente de las condiciones pactadas y llevan sus así llamados clientes a la muerte. Como ya están fuera de la ley, no les cuesta saltarse a alguna más e incumplir lo contratado. Ejemplo, Aylan Kurdi, el niño de 3 años muerto ahogado
La policy recommendation del articulo no es muy clara, además de la libertad de entrada (algo que creo utópico). Parece insinuar que hay que dejar de promocionar la actuación de ONGs como Cruz Roja o la acción de Estados en la gestión de refugiados. No hay ninguna razón para creer que esto ayudaría de alguna manera a gente que huye en situación desesperadas. Sí la intervención del estado evitando que las mafias puedan actuar y, al mismo tiempo, facilitar la entrada de refugiados legítimamente merecedores de asilo, podría mejorar la vida de mucha gente.
Llevar la defensa del libre
Llevar la defensa del libre mercado hasta sus últimas y vomitivas consecuencias, como usted hace en este artículo, puede llevar a justificarlo TODO en términos económicos. ¿Sabe qué puede resultar altamente rentable con sus argumentos? La prostitución infantil. Pues eso.
Magnífico artículo
Magnífico artículo políticamente incorrecto, como debe ser. Veo que algunos no han querido entender su diáfano mensaje: los gobiernos prohíben legítimos acuerdos libres y voluntarios causando sórdidos mercados clandestinos en los que inevitablemente se han de producir fraudes y accidentes; después convierten, con el mayor de los cinismos, a dichos mercados negros en chivos expiatorios de todos los males y desgracias que la mencionada prohibición ilegítima ha provocado. Es como si yo encierro a una persona en lo alto de una torre y luego culpo de su caída a quien la ayudó a escapar por la ventana.
Es lo mismo que causar un desempleo descomunal interviniendo el mercado laboral y después denunciar los abusos de supuestos empresarios desaprensivos que explotan a los trabajadores. Lo cierto es que tales empresarios son en general benefactores, porque la alternativa, a juicio de quienes les requieren, es sencillamente peor; y aunque fueran unos canallas dispuestos sólo a estafar, está claro que no podrían hacerlo sin la colaboración necesaria del intervencionismo laboral. En general habrá que defender los servicios de estos empresarios clandestinos que mejoran la vida de muchos –de lo contrario, nadie pactaría con ellos- y, en particular, denunciar al primer responsable de las fechorías e ineficiencias que puedan surgir: el gobierno.
Comparar con delitos naturales acuerdos legítimos entre adultos, aunque caprichosamente ilegalizados por los gobiernos de turno, es recurso fácil a la par que tramposo. Reprobar la ambición de libertad, porque contrasta y aventaja al conformismo sumiso, es moral de esclavos: la raíz de todos los problemas la encontraremos en la ausencia de mercados libres. Buenismo estúpido y contraproducente es la socialdemocracia, no escandalizarse por un niño al que han ahogado antes los gobiernos que las “mafias”.
Han borrado unos insultos que bien se podían dejar: reflejan bien la calaña de quien ofende porque sí, sin argumentar nada.
Lo mejor para acabar con los
Lo mejor para acabar con los butrones es dejar de construir paredes en las casas. Lo mejor para que no te rompan la cerradura del coche es dejar la puerta abierta. Lo mejor para acabar con los robos es abolir la propiedad privada.
Supone usted que circular
Supone usted que circular libremente por el mundo es violar la propiedad privada. Lo que constituye una clara violación de la propiedad es impedir la afluencia de invitados. ¿Las vías públicas son una violación de la propiedad? La suposición estatista de que yo he cedido mi capacidad de decisión a un órgano colectivo sí que constituye una evidente agresión. Habrá quien desee tener invitados y quien no, al igual que hay quien recibe al vendedor de aspiradoras y quien no. ¿Por qué debemos actuar todos a golpe de pito?
Los invitados indeseados sólo causan problemas en un Estado socialdemócrata, es decir, cuando se les impide trabajar para que no compitan por privilegiadas poltronas absurdamente convertidas en bien escaso y se carga su manutención a la cuenta de todos; cuando se les permite votar y coaccionarnos, porque absolutamente nadie debería poder hacerlo. El problema lo tienen ustedes y su retorcida y esquizofrénica mentalidad redistribucionista a la par que ferozmente egoísta. Eso sí que es una antinomia irresoluble.
Me extraña ver a tantos
Me extraña ver a tantos liberales defendiendo la liberalización de las drogas pero negándose a defender la liberalización de la migración, cuando es exactamente el mismo argumento, como demuestra Fernando Herrera en este artículo, de manera implícita.
Hay que darse cuenta de que las restricciones migratorias no están para proteger culturas, idiomas, salud pública, puestos de trabajo o la propiedad privada (¿cuándo defendió el Estado la propiedad privada?). La realidad es que las restricciones a la libre migración las ponen los Estados para proteger a los Estados; en particular, para proteger el programa conocido por «estado de bienestar». Es evidente que con libertad migratoria se derrumbaría rápidamente todo el estado del bienestar, que no se inventó para favorecer al pueblo, sino para favorecer a los gobernantes.